Los trabajos de Hércules (serie completa)

Poemas en verso y/o en prosa de cualquier estructura y/o combinación.

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Ramón Carballal
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Los trabajos de Hércules (serie completa)

Mensaje sin leer por Ramón Carballal »

He decidido publicar de una vez toda la serie de poemas dedicados a "LOS TRABAJOS DE HÉRCULES". Gracias de antemano a quien tenga la paciencia de leerlos, perdiendo parte de su valioso tiempo.

1. EL LEÓN DE NEMEA

El felino no es un dios, te repites.

Cómo acometer su sed de colmillo viril,
su honda mordedura que desgarra los sueños.

Una flecha, un golpe en la testuz,
tu espada no puede con la piel del monstruo,
invulnerable al frío metal.

Allí donde la fronda viste de azul un ojo negro te mira,
ya sientes el aire, las ventanas de la luz,
en el resplandor de la cueva
su sombra es más león que su alma.

Aferrado a la carne, a la asfixia infinita,
se extingue el poderío de la bestia con quejido de muerte.

Atraviesas su piel ámbar con las uñas del dolor,
en tus hombros desnudos un manto de hierro,
la corola rubia sobre tu frente perlada.


2. LA HIDRA DE LERNA

La hidra es una madre que revive en la doblez,
porque al instinto no le asusta la muerte,
asoma como guardián de un lecho abisal,
dintel en llamas de la perdición.

Llegó el héroe con su párpado izado,
el animal mítico puede ser símbolo
o ardid, fiera en el cosmos,
escama de acantos, sulfuro de la luz.

La espada es semilla de finitud,
un corte limpio descabeza el tallo hostil,
brotan la flor y sus desnudos,
un coro bífido de pútrido aliento.

Pero hay astros que confinan los músculos,
hay dioses que labran columnas
en la sed ambidextra de las caracolas.

El dibujo de una cicatriz con el hachón del fuego,
su imagen en la luna del metal,
la sangre escarlata cubre de tósigo el haz de su flecha,
el monstruo híbrido ya no atemoriza a la noche.

3. EL JABALÍ DE ERIMANTO

En la pausa fraternal la envidia es roja,
rojez de uva bajo el pámpano, centauros
ebrios de blasfemia innoble, reto que alza la ira
del cazador, puntas de flecha en los vientres
equinos, agrio festín que implora paz. Solo
la templanza que el bestial jabalí no conoce,
el ímpetu infantil de la fiera, se suicidan. Su
sombra ya no embiste a la nieve, el abrazo
de Hércules no es de amor sino de sueño.

4. LA CIERVA DE CERINEA

Cérvido de la luz, sierva rebelde de Artemis,
pléyade que huye por la fronda con cascos
de viento. Pezuñas de metal que en el aire
son relámpago, el oro en el filo de la cornucopia
como un sol que el oráculo engendra. La cabalgadura
del rayo grácil con galope de sombras hasta el fluir
acuoso. En los iris del cazador la extremidad de la cierva
es un destino, sin sangre ni muerte, el ojal de su cepo.

5. LAS AVES DEL ESTÍNFALO

Qué firmamento batiente de alas,
espesura cromada por el bronce,
crepitar de rasguños en la bóveda azul.

Ya la sombra elige el agua,
en el cielo una llovizna de pájaros,
hiriente su garfio,
picos de enhiesta latitud
que clavan su sed en los lejanos viveros de la paz.

La diosa Atenea, bajo el altar de la música,
regala al héroe un crótalo de plata,
sonido que reverbera en el eco,
estridente como un látigo que rozase sus hilos
con la voz coral de Medusa.

Huyen los pájaros hacia la isla del dolor,
las flechas arrojan sobre la cúspide de los juncos,
en la maraña del tupido manglar,
su hostil aliento de muerte.

Hay arpegios que engalanan de broncíneas plumas el silencio,
lejanía de aves en el jardín del légamo y los nenúfares verdes,
colmena que brilla, faro de olvido en la boca de un mar negro.

6. EL TORO DE CRETA

Con su tridente de nácar
el dios dibuja en el lecho oceánico el perfil de un toro,
lo iza con su bestial apariencia hasta el acantilado en sombra,
su bufido calcina el sol del páramo.

Un presente que nace del agua reluce como el coral,
no es cetáceo sino furia que embiste
con su blancor ebúrneo el fruto de la mies,
el tronco de los hombres
abiertos al pitón
igual que ovejas niñas.

No hay sacrificio, solo fertilidad incesante
¿será lujuria el resplandor de la semilla
que el carnívoro febril arroja a la nieve del sexo infinito?

Lo oculta Minos
que conoce la gloria de los rebaños puros,
su perfección de manada azul;
desafía con lánguido desliz la dádiva del poder marino,
agravio de la luz, eco en la diáspora del ardor
que en su pecho crece como un dardo enfebrecido.

La pasión es una doncella omnívora,
un falo colosal en el ovario regio,
la catapulta del embrión
-mitad bestia, la otra mitad, pensamiento, cruz del destino-.

¿Y dónde Hércules tu altivez,
príncipe de la penitencia,
esclavo del propósito,
estatura que se mece en el viento
sin latitud
cuando la sumisión impide que brote el lirio de la libertad?

Tú el origen de la flor bravía,
el mensajero que cumple las proezas con el desdén del infame,
tú que no has conocido al Minotauro, ni a Teseo, ni a la cómplice Ariadna,
hoy vences al toro voraz, mientras en su testuz imaginas el nombre de Zeus grabado.

7. LIMPIAR LOS ESTABLOS DEL REY AUGÍAS

Abajo, en la tierra, entre colinas, un enjambre informe
de bóvidos, una masa que hiede con ubres que el estiércol
matiza. Ningún pasto vivo, nada salvo la raíz y el color ocre
como un mar algas en un valle sin manantial. El légamo,
la podredumbre, el fulgor de la canícula, el pecho fuerte
del embrión, los rebaños de plata, los doce toros como
centinelas con la testuz del designio y el veneno de la luna.
¿Cómo limpiar el ojo fértil, las láminas del humus, el detritus
de la especie, el manto de la auténtica vida, su olor a infamia?
La sed de los ríos es una lengua húmeda que lame el silencio
del lodazal, la orgánica virtud que una res deposita como ofrenda,
óbolo sin la cicatriz de un nombre. Otra vez, en la sima del día,
la cintura de la hondonada reluce. Ya es verde la piel de la tierra,
se ha cumplido, de nuevo, la voluntad del semidiós desnudo.

8. LAS YEGUAS DE DIÓMEDES

Como perras de hambre infinita, blancura cuatralba,
ijares de fuego contra el sol, el sudor limpio en la testuz,
los belfos que humean bajo el frío de los planetas, cuál
es la impar sombra de la nieve, cuál el trote en desiertos
de aire, cuál el relincho perenne de la hambruna. Probad
la carne del amo, sentid su devoto alud, la calma en el costillar,
una caricia de semental, su semen alado, la espuma en la sangre
del gran equino, cascos que resuenan en los confines como látigos
de imperio, el Magno monta a la luna, Bucéfalo grita su nombre.

9. EL CINTURÓN DE HIPÓLITA

Dicen que de su pecho brota una manzana
de afilados cúlmenes.

A las orillas del mar oscuro
mil guerreras danzan sobre orquídeas de fuego.

Un aro de oro circunda el vientre hostil,
quisiera el tacto del amor y no el símbolo del dominio,
quisiera su labio rojo, su ambrosía de cazadora,
la piel que brilla en la nocturna ebriedad del silencio.

Pero hay un gusano terrible que inocula
el semen de la discordia entre las bárbaras risas,
traición y sangre recorren el bies de mi espalda
como un veneno infantil.

Qué orgullo de hembras,
qué pasión de armas en sus dedos híbridos,
qué lágrimas dejan en el cielo sus entrañas sin vida.

Cuando muere Hipólita se desangra la luna.

10. ROBAR EL GANADO DE GERIÓN

Son una mácula roja que pace sueños.

En el carro celeste el sol me abraza,
de la isla, como un redil amante,
brotan espigas de oro, yerba que se alza
sobre la ungular quietud de los mamíferos,
un agua de torrente riega el valle con rocío de luz.

Dos seres, el perro bravo, bicéfalo
como una doblez pérfida,
el hombre enjuto, de bíceps amorfos,
custodian la paz de los bóvidos
bajo la niebla sombría.

Basta el preciso tajo en sus cuellos vírgenes,
bastan mis hábitos de pastor
para que me siga el alud de esta carne enrojecida.

Y vendrá aquel que es triple como un desliz del capricho,
altura que roza con sus quijadas mis hombros;
lo esperaré donde el norte se refugia en un oleaje mortal,
con el veneno de una flecha
se matan las almas del poseído.

Y crecerá un faro que llamará a la Atlántida,
Gerión azul, Cruña legendaria
junto a un haz de fuego que la corona.


*Según la leyenda Hércules mató a Gerión en el lugar que hoy es la ciudad de A Coruña. Sobre su tumba mandó construir el faro que lleva su nombre, Cruña fue la primera mujer que pobló la futura ciudad.


11. ROBAR LAS MANZANAS DEL JARDÍN DE LAS HESPÉRIDES

Son doncellas de agua en un jardín dorado.

Tu viaje es eterno,
otras ninfas dirán un nombre
-el de un príncipe de océanos-
abrazarás su estatura hasta que la voz cumpla
con el designio de la flecha
y mencione el círculo
donde la aridez es manantial,
una arboleda de oro,
el exilio feliz entre el ramaje.

El titán te llama,
en los montes del Cáucaso un águila voraz nunca ceja,
su pico roe, eternamente, las entrañas del proscrito.

Quien desafía a un dios
o muere
o dibuja lunas de plata de solidez infinita.

Atlas no eres tú,
aunque sostengas sobre tus hombros su carga innombrable,
él traerá la inmortalidad en tres manzanas vírgenes
y tú le devolverás el orbe,
a veces una excusa es la llave que afila la quietud de una condena.

¿Para quién ese fruto que brilla entre tus manos como redondo ámbar?

12. CAPTURAR A CERBERO

Otra vez el ardid, qué buscas en las ruinas de Eleusis: un misterio
útil, una puerta abierta, un lugar que desconoces. Te traiciona
el ansia del fin, y es el Padre tu escudo. Para los vivos no hay mapa
en el averno, sobrevuela el humo del cabo, el agujero febril donde
la negrura es la sombra de las almas perdidas. Paga al viejo Caronte
tu óbolo de paz, cruza con sigilo el río de la muerte, ancla tu designio
en la orilla donde la oscuridad se tiñe con relámpagos de fuego. Allí,
entre colinas de fósforo, allí bajo la luna de hierro de la condena,
allí donde el can despiadado ladra tres veces, muerde la carne,
prohíbe que el destino sea luz, su dolor se arrastra como un gusano
fiero y triste. Rechaza el eco de la Medusa- sus mil serpientes
solo son espejismo-, Teseo y su trono de piedra, el gran amo
del inframundo te desafía con un desliz, “será tuyo Cerbero si usas
la caricia y no la espada, si entiendes su desgracia, que es como
la tuya, una falsa cadena, un yugo de aire, un artificio que la vengativa
diosa construye. Cuando beses al perro besarás a una nueva luz
".
Última edición por Ramón Carballal el Vie, 03 Feb 2023 13:48, editado 2 veces en total.
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"El poema eres tú recomponiendo el espejo que cada día rompes".

"Comprender es unificar lo invisible".

"Elijo la lluvia, porque al derramarse, muere".
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Mirta Elena Tessio
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Re: Los trabajos de Hércules (la hidra de Lerna)

Mensaje sin leer por Mirta Elena Tessio »

Ramón Carballal escribió: Sab, 28 Ene 2023 10:06 La hidra es una madre que revive en la doblez,
porque al instinto no le asusta la muerte,
asoma como guardián de un lecho abisal,
dintel en llamas de la perdición.

Llegó el héroe con su párpado izado,
el animal mítico puede ser símbolo
o ardid, fiera en el cosmos,
escama de acantos, sulfuro de la luz.

La espada es semilla de finitud,
un corte limpio descabeza el tallo hostil,
brotan la flor y sus desnudos,
un coro bífido de pútrido aliento.

Pero hay astros que confinan los músculos,
hay dioses que labran columnas
en la sed ambidextra de las caracolas.

El dibujo de una cicatriz con el hachón del fuego,
su imagen en la luna del metal,
la sangre escarlata cubre de tósigo el haz de su flecha,
el monstruo híbrido ya no atemoriza a la noche.
Gracias por el poema Ramón. Conozco los doce trabajos encomendados a Hércules, Matar a la pestilente hidra de LERNA era uno de ellos. Y hay versiones que dicen que tenia una gran cabeza, que si le cortaban una le crecian tres. Pero solo es un mito. Otra versión que tenia una piedra preciosa escondida. Hércules se arrodillo ( significaría la humildad) y colorin colorado, la hidra dejó de molestar a los que por allí pasaban.
Un interesante poema sobre los mitos. Abrazos.

Porque después de todo he comprendido
por lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.
Francisco Luis Bernárdez
Pilar Morte
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Re: Los trabajos de Hércules (la hidra de Lerna)

Mensaje sin leer por Pilar Morte »

Hay que conocer los personajes que aquí muestras y la simbología para saborear este magnifico poema. Me ha encantado. Felicidades.
Abrazos y salud.
Hallie Hernández Alfaro
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Re: Los trabajos de Hércules (la hidra de Lerna)

Mensaje sin leer por Hallie Hernández Alfaro »

.

Riquísimo en fuerza evocadora, amigo.

Un deleite seguir esta saga que aplaudo con emoción.
Abrazos.

Os dejo el poema anterior sobre Los trabajos de Hércules, pieza de colección.

viewtopic.php?t=38332
"Algo, en este tan vasto como innecesario universo,
ha de tener sentido: ninguna ecuación diferencial
siente. Pero, se sabe, en el principio
fue dicho: hágase la luz; y abrimos los ojos."


Sub-jectum, Julio Bonal
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Ramón Carballal
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Re: Los trabajos de Hércules (la hidra de Lerna)

Mensaje sin leer por Ramón Carballal »

Mirta Elena Tessio escribió: Sab, 28 Ene 2023 14:49
Ramón Carballal escribió: Sab, 28 Ene 2023 10:06 La hidra es una madre que revive en la doblez,
porque al instinto no le asusta la muerte,
asoma como guardián de un lecho abisal,
dintel en llamas de la perdición.

Llegó el héroe con su párpado izado,
el animal mítico puede ser símbolo
o ardid, fiera en el cosmos,
escama de acantos, sulfuro de la luz.

La espada es semilla de finitud,
un corte limpio descabeza el tallo hostil,
brotan la flor y sus desnudos,
un coro bífido de pútrido aliento.

Pero hay astros que confinan los músculos,
hay dioses que labran columnas
en la sed ambidextra de las caracolas.

El dibujo de una cicatriz con el hachón del fuego,
su imagen en la luna del metal,
la sangre escarlata cubre de tósigo el haz de su flecha,
el monstruo híbrido ya no atemoriza a la noche.
Gracias por el poema Ramón. Conozco los doce trabajos encomendados a Hércules, Matar a la pestilente hidra de LERNA era uno de ellos. Y hay versiones que dicen que tenia una gran cabeza, que si le cortaban una le crecian tres. Pero solo es un mito. Otra versión que tenia una piedra preciosa escondida. Hércules se arrodillo ( significaría la humildad) y colorin colorado, la hidra dejó de molestar a los que por allí pasaban.
Un interesante poema sobre los mitos. Abrazos.

Gracias por acercar algo más el mito a quien lo lea. Este es uno de los poemas que dediqué a los trabajos de Hércules de una serie que ya está completa. Si originan algún interés entre los foristas los iré publicando. De momento están en Alaire éste y el dedicado al León de Nemea. Un abrazo, Mirta.
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Re: Los trabajos de Hércules (la hidra de Lerna)

Mensaje sin leer por Ramón Carballal »

Pilar Morte escribió: Sab, 28 Ene 2023 23:17 Hay que conocer los personajes que aquí muestras y la simbología para saborear este magnifico poema. Me ha encantado. Felicidades.
Abrazos y salud.
Gracias, Pilar, por tus amables palabras. Un abrazo y salud para ti.
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Re: Los trabajos de Hércules (la hidra de Lerna)

Mensaje sin leer por Ramón Carballal »

Hallie Hernández Alfaro escribió: Dom, 29 Ene 2023 0:09 .

Riquísimo en fuerza evocadora, amigo.

Un deleite seguir esta saga que aplaudo con emoción.
Abrazos.

Os dejo el poema anterior sobre Los trabajos de Hércules, pieza de colección.

viewtopic.php?t=38332
Gracias, Hallie, por leer y comentar. También por el enlace al primer poema de esta serie. Un abrazo.
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Re: Los trabajos de Hércules (la hidra de Lerna)

Mensaje sin leer por xaime oroza carballo »

Ramón Carballal escribió: Sab, 28 Ene 2023 10:06 La hidra es una madre que revive en la doblez,
porque al instinto no le asusta la muerte,
asoma como guardián de un lecho abisal,
dintel en llamas de la perdición.

Llegó el héroe con su párpado izado,
el animal mítico puede ser símbolo
o ardid, fiera en el cosmos,
escama de acantos, sulfuro de la luz.

La espada es semilla de finitud,
un corte limpio descabeza el tallo hostil,
brotan la flor y sus desnudos,
un coro bífido de pútrido aliento.

Pero hay astros que confinan los músculos,
hay dioses que labran columnas
en la sed ambidextra de las caracolas.

El dibujo de una cicatriz con el hachón del fuego,
su imagen en la luna del metal,
la sangre escarlata cubre de tósigo el haz de su flecha,
el monstruo híbrido ya no atemoriza a la noche.
Foi un gran achádego o teu poema, para remata-la noite co saibo salgado a mar, coma segredo da singladura do soño co compás ferido e a rosa dos ventos tola. Grazas, irmán.

Fonda aperta.
xaime oroza
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Re: Los trabajos de Hércules (la hidra de Lerna)

Mensaje sin leer por Ramón Carballal »

xaime oroza carballo escribió: Vie, 03 Feb 2023 1:00
Ramón Carballal escribió: Sab, 28 Ene 2023 10:06 La hidra es una madre que revive en la doblez,
porque al instinto no le asusta la muerte,
asoma como guardián de un lecho abisal,
dintel en llamas de la perdición.

Llegó el héroe con su párpado izado,
el animal mítico puede ser símbolo
o ardid, fiera en el cosmos,
escama de acantos, sulfuro de la luz.

La espada es semilla de finitud,
un corte limpio descabeza el tallo hostil,
brotan la flor y sus desnudos,
un coro bífido de pútrido aliento.

Pero hay astros que confinan los músculos,
hay dioses que labran columnas
en la sed ambidextra de las caracolas.

El dibujo de una cicatriz con el hachón del fuego,
su imagen en la luna del metal,
la sangre escarlata cubre de tósigo el haz de su flecha,
el monstruo híbrido ya no atemoriza a la noche.
Foi un gran achádego o teu poema, para remata-la noite co saibo salgado a mar, coma segredo da singladura do soño co compás ferido e a rosa dos ventos tola. Grazas, irmán.

Fonda aperta.
Grazas, Xaime, por tan fermoso comentario. Como podes ver modifiquei a entrada. Unha aperta grande.
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Re: Los trabajos de Hércules (serie completa)

Mensaje sin leer por xaime oroza carballo »

Ramón Carballal escribió: Sab, 28 Ene 2023 10:06 He decidido publicar de una vez toda la serie de poemas dedicados a "LOS TRABAJOS DE HÉRCULES". Gracias de antemano a quien tenga la paciencia de leerlos, perdiendo parte de su valioso tiempo.

1. EL LEÓN DE NEMEA

El felino no es un dios, te repites.

Cómo acometer su sed de colmillo viril,
su honda mordedura que desgarra los sueños.

Una flecha, un golpe en la testuz,
tu espada no puede con la piel del monstruo,
invulnerable al frío metal.

Allí donde la fronda viste de azul un ojo negro te mira,
ya sientes el aire, las ventanas de la luz,
en el resplandor de la cueva
su sombra es más león que su alma.

Aferrado a la carne, a la asfixia infinita,
se extingue el poderío de la bestia con quejido de muerte.

Atraviesas su piel ámbar con las uñas del dolor,
en tus hombros desnudos un manto de hierro,
la corola rubia sobre tu frente perlada.


2. LA HIDRA DE LERNA

La hidra es una madre que revive en la doblez,
porque al instinto no le asusta la muerte,
asoma como guardián de un lecho abisal,
dintel en llamas de la perdición.

Llegó el héroe con su párpado izado,
el animal mítico puede ser símbolo
o ardid, fiera en el cosmos,
escama de acantos, sulfuro de la luz.

La espada es semilla de finitud,
un corte limpio descabeza el tallo hostil,
brotan la flor y sus desnudos,
un coro bífido de pútrido aliento.

Pero hay astros que confinan los músculos,
hay dioses que labran columnas
en la sed ambidextra de las caracolas.

El dibujo de una cicatriz con el hachón del fuego,
su imagen en la luna del metal,
la sangre escarlata cubre de tósigo el haz de su flecha,
el monstruo híbrido ya no atemoriza a la noche.

3. EL JABALÍ DE ERIMANTO

En la pausa fraternal la envidia es roja,
rojez de uva bajo el pámpano, centauros
ebrios de blasfemia innoble, reto que alza la ira
del cazador, puntas de flecha en los vientres
equinos, agrio festín que implora paz. Solo
la templanza que el bestial jabalí no conoce,
el ímpetu infantil de la fiera, se suicidan. Su
sombra ya no embiste a la nieve, el abrazo
de Hércules no es de amor sino de sueño.

4. LA CIERVA DE CERINEA

Cérvido de la luz, sierva rebelde de Artemis,
pléyade que huye por la fronda con cascos
de viento. Pezuñas de metal que en el aire
son relámpago, el oro en el filo de la cornucopia
como un sol que el oráculo engendra. La cabalgadura
del rayo grácil con galope de sombras hasta el fluir
acuoso. En los iris del cazador la extremidad de la cierva
es un destino, sin sangre ni muerte, el ojal de su cepo.

5. LAS AVES DEL ESTÍNFALO

Qué firmamento batiente de alas,
espesura cromada por el bronce,
crepitar de rasguños en la bóveda azul.

Ya la sombra elige el agua,
en el cielo una llovizna de pájaros,
hiriente su garfio,
picos de enhiesta latitud
que clavan su sed en los lejanos viveros de la paz.

La diosa Atenea, bajo el altar de la música,
regala al héroe un crótalo de plata,
sonido que reverbera en el eco,
estridente como un látigo que rozase sus hilos
con la voz coral de Medusa.

Huyen los pájaros hacia la isla del dolor,
las flechas arrojan sobre la cúspide de los juncos,
en la maraña del tupido manglar,
su hostil aliento de muerte.

Hay arpegios que engalanan de broncíneas plumas el silencio,
lejanía de aves en el jardín del légamo y los nenúfares verdes,
colmena que brilla, faro de olvido en la boca de un mar negro.

6. EL TORO DE CRETA

Con su tridente de nácar
el dios dibuja en el lecho oceánico el perfil de un toro,
lo iza con su bestial apariencia hasta el acantilado en sombra,
su bufido calcina el sol del páramo.

Un presente que nace del agua reluce como el coral,
no es cetáceo sino furia que embiste
con su blancor ebúrneo el fruto de la mies,
el tronco de los hombres
abiertos al pitón
igual que ovejas niñas.

No hay sacrificio, solo fertilidad incesante
¿será lujuria el resplandor de la semilla
que el carnívoro febril arroja a la nieve del sexo infinito?

Lo oculta Minos
que conoce la gloria de los rebaños puros,
su perfección de manada azul;
desafía con lánguido desliz la dádiva del poder marino,
agravio de la luz, eco en la diáspora del ardor
que en su pecho crece como un dardo enfebrecido.

La pasión es una doncella omnívora,
un falo colosal en el ovario regio,
la catapulta del embrión
-mitad bestia, la otra mitad, pensamiento, cruz del destino-.

¿Y dónde Hércules tu altivez,
príncipe de la penitencia,
esclavo del propósito,
estatura que se mece en el viento
sin latitud
cuando la sumisión impide que brote el lirio de la libertad?

Tú el origen de la flor bravía,
el mensajero que cumple las proezas con el desdén del infame,
tú que no has conocido al Minotauro, ni a Teseo, ni a la cómplice Ariadna,
hoy vences al toro voraz, mientras en su testuz imaginas el nombre de Zeus grabado.

7. LIMPIAR LOS ESTABLOS DEL REY AUGÍAS

Abajo, en la tierra, entre colinas, un enjambre informe
de bóvidos, una masa que hiede con ubres que el estiércol
matiza. Ningún pasto vivo, nada salvo la raíz y el color ocre
como un mar algas en un valle sin manantial. El légamo,
la podredumbre, el fulgor de la canícula, el pecho fuerte
del embrión, los rebaños de plata, los doce toros como
centinelas con la testuz del designio y el veneno de la luna.
¿Cómo limpiar el ojo fértil, las láminas del humus, el detritus
de la especie, el manto de la auténtica vida, su olor a infamia?
La sed de los ríos es una lengua húmeda que lame el silencio
del lodazal, la orgánica virtud que una res deposita como ofrenda,
óbolo sin la cicatriz de un nombre. Otra vez, en la sima del día,
la cintura de la hondonada reluce. Ya es verde la piel de la tierra,
se ha cumplido, de nuevo, la voluntad del semidiós desnudo.

8. LAS YEGUAS DE DIÓMEDES

Como perras de hambre infinita, blancura cuatralba,
ijares de fuego contra el sol, el sudor limpio en la testuz,
los belfos que humean bajo el frío de los planetas, cuál
es la impar sombra de la nieve, cuál el trote en desiertos
de aire, cuál el relincho perenne de la hambruna. Probad
la carne del amo, sentid su devoto alud, la calma en el costillar,
una caricia de semental, su semen alado, la espuma en la sangre
del gran equino, cascos que resuenan en los confines como látigos
de imperio, el Magno monta a la luna, Bucéfalo grita su nombre.

9. EL CINTURÓN DE HIPÓLITA

Dicen que de su pecho brota una manzana
de afilados cúlmenes.

A las orillas del mar oscuro
mil guerreras danzan sobre orquídeas de fuego.

Un aro de oro circunda el vientre hostil,
quisiera el tacto del amor y no el símbolo del dominio,
quisiera su labio rojo, su ambrosía de cazadora,
la piel que brilla en la nocturna ebriedad del silencio.

Pero hay un gusano terrible que inocula
el semen de la discordia entre las bárbaras risas,
traición y sangre recorren el bies de mi espalda
como un veneno infantil.

Qué orgullo de hembras,
qué pasión de armas en sus dedos híbridos,
qué lágrimas dejan en el cielo sus entrañas sin vida.

Cuando muere Hipólita se desangra la luna.

10. ROBAR EL GANADO DE GERIÓN

Son una mácula roja que pace sueños.

En el carro celeste el sol me abraza,
de la isla, como un redil amante,
brotan espigas de oro, yerba que se alza
sobre la ungular quietud de los mamíferos,
un agua de torrente riega el valle con rocío de luz.

Dos seres, el perro bravo, bicéfalo
como una doblez pérfida,
el hombre enjuto, de bíceps amorfos,
custodian la paz de los bóvidos
bajo la niebla sombría.

Basta el preciso tajo en sus cuellos vírgenes,
bastan mis hábitos de pastor
para que me siga el alud de esta carne enrojecida.

Y vendrá aquel que es triple como un desliz del capricho,
altura que roza con sus quijadas mis hombros;
lo esperaré donde el norte se refugia en un oleaje mortal,
con el veneno de una flecha
se matan las almas del poseído.

Y crecerá un faro que llamará a la Atlántida,
Gerión azul, Cruña legendaria
junto a un haz de fuego que la corona.


*Según la leyenda Hércules mató a Gerión en el lugar que hoy es la ciudad de A Coruña. Sobre su tumba mandó construir el faro que lleva su nombre, Cruña fue la primera mujer que pobló la futura ciudad.


11. ROBAR LAS MANZANAS DEL JARDÍN DE LAS HESPÉRIDES

Son doncellas de agua en un jardín dorado.

Tu viaje es eterno,
otras ninfas dirán un nombre
-el de un príncipe de océanos-
abrazarás su estatura hasta que la voz cumpla
con el designio de la flecha
y mencione el círculo
donde la aridez es manantial,
una arboleda de oro,
el exilio feliz entre el ramaje.

El titán te llama,
en los montes del Cáucaso un águila voraz nunca ceja,
su pico roe, eternamente, las entrañas del proscrito.

Quien desafía a un dios
o muere
o dibuja lunas de plata de solidez infinita.

Atlas no eres tú,
aunque sostengas sobre tus hombros su carga innombrable,
él traerá la inmortalidad en tres manzanas vírgenes
y tú le devolverás el orbe,
a veces una excusa es la llave que afila la quietud de una condena.

¿Para quién ese fruto que brilla entre tus manos como redondo ámbar?

12. CAPTURAR A CERBERO

Otra vez el ardid, qué buscas en las ruinas de Eleusis: un misterio
útil, una puerta abierta, un lugar que desconoces. Te traiciona
el ansia del fin, y es el Padre tu escudo. Para los vivos no hay mapa
en el averno, sobrevuela el humo del cabo, el agujero febril donde
la negrura es la sombra de las almas perdidas. Paga al viejo Caronte
tu óbolo de paz, cruza con sigilo el río de la muerte, ancla tu designio
en la orilla donde la oscuridad se tiñe con relámpagos de fuego. Allí,
entre colinas de fósforo, allí bajo la luna de hierro de la condena,
allí donde el can despiadado ladra tres veces, muerde la carne,
prohíbe que el destino sea luz, su dolor se arrastra como un gusano
fiero y triste. Rechaza el eco de la Medusa- sus mil serpientes
solo son espejismo-, Teseo y su trono de piedra, el gran amo
del inframundo te desafía con un desliz, “será tuyo Cerbero si usas
la caricia y no la espada, si entiendes su desgracia, que es como
la tuya, una falsa cadena, un yugo de aire, un artificio que la vengativa
diosa construye. Cuando beses al perro besarás a una nueva luz
".
Maxistral, meu!
Fermoso galano co que nos agasallas, para recolleitar (cousa que acabo de facer).
Agradézocho moi fondamente.

Unha aperta.
xaime oroza
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Ramón Carballal
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Re: Los trabajos de Hércules (serie completa)

Mensaje sin leer por Ramón Carballal »

Moitas grazas, Xaime, pola túa xenerosidade. Unha aperta.
http://laverdadazul59.blogspot.com/

"El poema eres tú recomponiendo el espejo que cada día rompes".

"Comprender es unificar lo invisible".

"Elijo la lluvia, porque al derramarse, muere".
Hallie Hernández Alfaro
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Re: Los trabajos de Hércules (serie completa)

Mensaje sin leer por Hallie Hernández Alfaro »

,

3. EL JABALÍ DE ERIMANTO

En la pausa fraternal la envidia es roja,
rojez de uva bajo el pámpano, centauros
ebrios de blasfemia innoble, reto que alza la ira
del cazador, puntas de flecha en los vientres
equinos, agrio festín que implora paz. Solo
la templanza que el bestial jabalí no conoce,
el ímpetu infantil de la fiera, se suicidan. Su
sombra ya no embiste a la nieve, el abrazo
de Hércules no es de amor sino de sueño.

Pieza noble, poema imbricado en la roja vida de los motivos.

Solo
la templanza que el bestial jabalí no conoce,
el ímpetu infantil de la fiera, se suicidan.


El tercer trabajo de Hércules: victorioso, hermoso a manos llenas.

Aplausos a rabiar, amigo.
Volveré a cada uno de los trabajos que brillan en este post para comentarlos por separado.

Felicitaciones sinceras y un abrazo.
"Algo, en este tan vasto como innecesario universo,
ha de tener sentido: ninguna ecuación diferencial
siente. Pero, se sabe, en el principio
fue dicho: hágase la luz; y abrimos los ojos."


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Ramón Carballal
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Re: Los trabajos de Hércules (serie completa)

Mensaje sin leer por Ramón Carballal »

Hallie Hernández Alfaro escribió: Mar, 07 Feb 2023 15:27 ,

3. EL JABALÍ DE ERIMANTO

En la pausa fraternal la envidia es roja,
rojez de uva bajo el pámpano, centauros
ebrios de blasfemia innoble, reto que alza la ira
del cazador, puntas de flecha en los vientres
equinos, agrio festín que implora paz. Solo
la templanza que el bestial jabalí no conoce,
el ímpetu infantil de la fiera, se suicidan. Su
sombra ya no embiste a la nieve, el abrazo
de Hércules no es de amor sino de sueño.

Pieza noble, poema imbricado en la roja vida de los motivos.

Solo
la templanza que el bestial jabalí no conoce,
el ímpetu infantil de la fiera, se suicidan.


El tercer trabajo de Hércules: victorioso, hermoso a manos llenas.

Aplausos a rabiar, amigo.
Volveré a cada uno de los trabajos que brillan en este post para comentarlos por separado.

Felicitaciones sinceras y un abrazo.
Gracias, Hallie. Es un lujo que me leas y comentes. Un fuerte abrazo.
http://laverdadazul59.blogspot.com/

"El poema eres tú recomponiendo el espejo que cada día rompes".

"Comprender es unificar lo invisible".

"Elijo la lluvia, porque al derramarse, muere".
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Raul Muñoz
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Re: Los trabajos de Hércules (serie completa)

Mensaje sin leer por Raul Muñoz »

Ramón Carballal escribió: Sab, 28 Ene 2023 10:06 He decidido publicar de una vez toda la serie de poemas dedicados a "LOS TRABAJOS DE HÉRCULES". Gracias de antemano a quien tenga la paciencia de leerlos, perdiendo parte de su valioso tiempo.

1. EL LEÓN DE NEMEA

El felino no es un dios, te repites.

Cómo acometer su sed de colmillo viril,
su honda mordedura que desgarra los sueños.

Una flecha, un golpe en la testuz,
tu espada no puede con la piel del monstruo,
invulnerable al frío metal.

Allí donde la fronda viste de azul un ojo negro te mira,
ya sientes el aire, las ventanas de la luz,
en el resplandor de la cueva
su sombra es más león que su alma.

Aferrado a la carne, a la asfixia infinita,
se extingue el poderío de la bestia con quejido de muerte.

Atraviesas su piel ámbar con las uñas del dolor,
en tus hombros desnudos un manto de hierro,
la corola rubia sobre tu frente perlada.


2. LA HIDRA DE LERNA

La hidra es una madre que revive en la doblez,
porque al instinto no le asusta la muerte,
asoma como guardián de un lecho abisal,
dintel en llamas de la perdición.

Llegó el héroe con su párpado izado,
el animal mítico puede ser símbolo
o ardid, fiera en el cosmos,
escama de acantos, sulfuro de la luz.

La espada es semilla de finitud,
un corte limpio descabeza el tallo hostil,
brotan la flor y sus desnudos,
un coro bífido de pútrido aliento.

Pero hay astros que confinan los músculos,
hay dioses que labran columnas
en la sed ambidextra de las caracolas.

El dibujo de una cicatriz con el hachón del fuego,
su imagen en la luna del metal,
la sangre escarlata cubre de tósigo el haz de su flecha,
el monstruo híbrido ya no atemoriza a la noche.

3. EL JABALÍ DE ERIMANTO

En la pausa fraternal la envidia es roja,
rojez de uva bajo el pámpano, centauros
ebrios de blasfemia innoble, reto que alza la ira
del cazador, puntas de flecha en los vientres
equinos, agrio festín que implora paz. Solo
la templanza que el bestial jabalí no conoce,
el ímpetu infantil de la fiera, se suicidan. Su
sombra ya no embiste a la nieve, el abrazo
de Hércules no es de amor sino de sueño.

4. LA CIERVA DE CERINEA

Cérvido de la luz, sierva rebelde de Artemis,
pléyade que huye por la fronda con cascos
de viento. Pezuñas de metal que en el aire
son relámpago, el oro en el filo de la cornucopia
como un sol que el oráculo engendra. La cabalgadura
del rayo grácil con galope de sombras hasta el fluir
acuoso. En los iris del cazador la extremidad de la cierva
es un destino, sin sangre ni muerte, el ojal de su cepo.

5. LAS AVES DEL ESTÍNFALO

Qué firmamento batiente de alas,
espesura cromada por el bronce,
crepitar de rasguños en la bóveda azul.

Ya la sombra elige el agua,
en el cielo una llovizna de pájaros,
hiriente su garfio,
picos de enhiesta latitud
que clavan su sed en los lejanos viveros de la paz.

La diosa Atenea, bajo el altar de la música,
regala al héroe un crótalo de plata,
sonido que reverbera en el eco,
estridente como un látigo que rozase sus hilos
con la voz coral de Medusa.

Huyen los pájaros hacia la isla del dolor,
las flechas arrojan sobre la cúspide de los juncos,
en la maraña del tupido manglar,
su hostil aliento de muerte.

Hay arpegios que engalanan de broncíneas plumas el silencio,
lejanía de aves en el jardín del légamo y los nenúfares verdes,
colmena que brilla, faro de olvido en la boca de un mar negro.

6. EL TORO DE CRETA

Con su tridente de nácar
el dios dibuja en el lecho oceánico el perfil de un toro,
lo iza con su bestial apariencia hasta el acantilado en sombra,
su bufido calcina el sol del páramo.

Un presente que nace del agua reluce como el coral,
no es cetáceo sino furia que embiste
con su blancor ebúrneo el fruto de la mies,
el tronco de los hombres
abiertos al pitón
igual que ovejas niñas.

No hay sacrificio, solo fertilidad incesante
¿será lujuria el resplandor de la semilla
que el carnívoro febril arroja a la nieve del sexo infinito?

Lo oculta Minos
que conoce la gloria de los rebaños puros,
su perfección de manada azul;
desafía con lánguido desliz la dádiva del poder marino,
agravio de la luz, eco en la diáspora del ardor
que en su pecho crece como un dardo enfebrecido.

La pasión es una doncella omnívora,
un falo colosal en el ovario regio,
la catapulta del embrión
-mitad bestia, la otra mitad, pensamiento, cruz del destino-.

¿Y dónde Hércules tu altivez,
príncipe de la penitencia,
esclavo del propósito,
estatura que se mece en el viento
sin latitud
cuando la sumisión impide que brote el lirio de la libertad?

Tú el origen de la flor bravía,
el mensajero que cumple las proezas con el desdén del infame,
tú que no has conocido al Minotauro, ni a Teseo, ni a la cómplice Ariadna,
hoy vences al toro voraz, mientras en su testuz imaginas el nombre de Zeus grabado.

7. LIMPIAR LOS ESTABLOS DEL REY AUGÍAS

Abajo, en la tierra, entre colinas, un enjambre informe
de bóvidos, una masa que hiede con ubres que el estiércol
matiza. Ningún pasto vivo, nada salvo la raíz y el color ocre
como un mar algas en un valle sin manantial. El légamo,
la podredumbre, el fulgor de la canícula, el pecho fuerte
del embrión, los rebaños de plata, los doce toros como
centinelas con la testuz del designio y el veneno de la luna.
¿Cómo limpiar el ojo fértil, las láminas del humus, el detritus
de la especie, el manto de la auténtica vida, su olor a infamia?
La sed de los ríos es una lengua húmeda que lame el silencio
del lodazal, la orgánica virtud que una res deposita como ofrenda,
óbolo sin la cicatriz de un nombre. Otra vez, en la sima del día,
la cintura de la hondonada reluce. Ya es verde la piel de la tierra,
se ha cumplido, de nuevo, la voluntad del semidiós desnudo.

8. LAS YEGUAS DE DIÓMEDES

Como perras de hambre infinita, blancura cuatralba,
ijares de fuego contra el sol, el sudor limpio en la testuz,
los belfos que humean bajo el frío de los planetas, cuál
es la impar sombra de la nieve, cuál el trote en desiertos
de aire, cuál el relincho perenne de la hambruna. Probad
la carne del amo, sentid su devoto alud, la calma en el costillar,
una caricia de semental, su semen alado, la espuma en la sangre
del gran equino, cascos que resuenan en los confines como látigos
de imperio, el Magno monta a la luna, Bucéfalo grita su nombre.

9. EL CINTURÓN DE HIPÓLITA

Dicen que de su pecho brota una manzana
de afilados cúlmenes.

A las orillas del mar oscuro
mil guerreras danzan sobre orquídeas de fuego.

Un aro de oro circunda el vientre hostil,
quisiera el tacto del amor y no el símbolo del dominio,
quisiera su labio rojo, su ambrosía de cazadora,
la piel que brilla en la nocturna ebriedad del silencio.

Pero hay un gusano terrible que inocula
el semen de la discordia entre las bárbaras risas,
traición y sangre recorren el bies de mi espalda
como un veneno infantil.

Qué orgullo de hembras,
qué pasión de armas en sus dedos híbridos,
qué lágrimas dejan en el cielo sus entrañas sin vida.

Cuando muere Hipólita se desangra la luna.

10. ROBAR EL GANADO DE GERIÓN

Son una mácula roja que pace sueños.

En el carro celeste el sol me abraza,
de la isla, como un redil amante,
brotan espigas de oro, yerba que se alza
sobre la ungular quietud de los mamíferos,
un agua de torrente riega el valle con rocío de luz.

Dos seres, el perro bravo, bicéfalo
como una doblez pérfida,
el hombre enjuto, de bíceps amorfos,
custodian la paz de los bóvidos
bajo la niebla sombría.

Basta el preciso tajo en sus cuellos vírgenes,
bastan mis hábitos de pastor
para que me siga el alud de esta carne enrojecida.

Y vendrá aquel que es triple como un desliz del capricho,
altura que roza con sus quijadas mis hombros;
lo esperaré donde el norte se refugia en un oleaje mortal,
con el veneno de una flecha
se matan las almas del poseído.

Y crecerá un faro que llamará a la Atlántida,
Gerión azul, Cruña legendaria
junto a un haz de fuego que la corona.


*Según la leyenda Hércules mató a Gerión en el lugar que hoy es la ciudad de A Coruña. Sobre su tumba mandó construir el faro que lleva su nombre, Cruña fue la primera mujer que pobló la futura ciudad.


11. ROBAR LAS MANZANAS DEL JARDÍN DE LAS HESPÉRIDES

Son doncellas de agua en un jardín dorado.

Tu viaje es eterno,
otras ninfas dirán un nombre
-el de un príncipe de océanos-
abrazarás su estatura hasta que la voz cumpla
con el designio de la flecha
y mencione el círculo
donde la aridez es manantial,
una arboleda de oro,
el exilio feliz entre el ramaje.

El titán te llama,
en los montes del Cáucaso un águila voraz nunca ceja,
su pico roe, eternamente, las entrañas del proscrito.

Quien desafía a un dios
o muere
o dibuja lunas de plata de solidez infinita.

Atlas no eres tú,
aunque sostengas sobre tus hombros su carga innombrable,
él traerá la inmortalidad en tres manzanas vírgenes
y tú le devolverás el orbe,
a veces una excusa es la llave que afila la quietud de una condena.

¿Para quién ese fruto que brilla entre tus manos como redondo ámbar?

12. CAPTURAR A CERBERO

Otra vez el ardid, qué buscas en las ruinas de Eleusis: un misterio
útil, una puerta abierta, un lugar que desconoces. Te traiciona
el ansia del fin, y es el Padre tu escudo. Para los vivos no hay mapa
en el averno, sobrevuela el humo del cabo, el agujero febril donde
la negrura es la sombra de las almas perdidas. Paga al viejo Caronte
tu óbolo de paz, cruza con sigilo el río de la muerte, ancla tu designio
en la orilla donde la oscuridad se tiñe con relámpagos de fuego. Allí,
entre colinas de fósforo, allí bajo la luna de hierro de la condena,
allí donde el can despiadado ladra tres veces, muerde la carne,
prohíbe que el destino sea luz, su dolor se arrastra como un gusano
fiero y triste. Rechaza el eco de la Medusa- sus mil serpientes
solo son espejismo-, Teseo y su trono de piedra, el gran amo
del inframundo te desafía con un desliz, “será tuyo Cerbero si usas
la caricia y no la espada, si entiendes su desgracia, que es como
la tuya, una falsa cadena, un yugo de aire, un artificio que la vengativa
diosa construye. Cuando beses al perro besarás a una nueva luz
".

Te felicito, Ramón, a mi entender y gusto, has creado una obra excelsa, con pulcritud, muy bien hilvanada, con muy buenas imágenes poéticas: estéticamente muy bella. Además, su contenido de fondo lleva a la profundidad de la catarsis en la elaboración personal del mito. Aunque no conozco la mitología de Hércules, me han llegado flases de su contenido arquetípico. Mi mente y mi corazón han tenido alimento al leer el poema. Seguramente se me escapen muchas cosas, es un poema para ir regresando de tiempo en tiempo. En mi caso me quedo con imágenes que me han ido llegando, y dejo que en mi interior vayan madurando.

Gracias por compartir. Mi enhorabuena.

Un abrazo, amigo.
Tu profecía, poeta.
-Mañana hablarán los mudos:
el corazón y la piedra.

-¿Mas el arte?..
-Es puro juego,
que es igual a pura vida,
que es igual a puro fuego.
Veréis el ascua encendida.

Antonio Machado ( Proverbios y cantares ).

https://transitando-la-palabra.webnode.es/
Hallie Hernández Alfaro
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Re: Los trabajos de Hércules (serie completa)

Mensaje sin leer por Hallie Hernández Alfaro »

.

Buenos días, amigos.

Os pido, por favor, que no uséis continuamente el citado (quote) en las respuestas; requiere mucho espacio en la página.
Gracias por vuestra comprensión.

Un abrazo.
Última edición por Hallie Hernández Alfaro el Jue, 09 Feb 2023 9:07, editado 1 vez en total.
"Algo, en este tan vasto como innecesario universo,
ha de tener sentido: ninguna ecuación diferencial
siente. Pero, se sabe, en el principio
fue dicho: hágase la luz; y abrimos los ojos."


Sub-jectum, Julio Bonal
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