Mi biografía

[Jerónimo Muñoz]

MI BIOGRAFÍA

Cuando nací fui llama en un trigal de rostros vivos.
Ah, sí: vivos. O casi.
Crecí junto a la albahaca y al mutismo impuesto,
junto a los lápices de colores y la grasa económica,
y, substancialmente, junto al mar.
Adolecí entre lenguas y espumas frescas,
y no pensé que yo era un chaval capaz de espejos.
Lucía hojas secas en el ojal de mi solapa,
me sonrojaba ante la posibilidad de amoríos,
me columpiaba en las nubes, pero no mucho.
De joven fui por calles mohosas y por catedrales,
anduve por soledades de misterio y sueño,
subí a montes de asfalto y a confesionarios lúgubres,
pero los espejos seguían escondidos en los almanaques.
Sufría por ello sin saberlo.
Mi risa era espontánea pero mi corazón era triste.
Ya cumplida la edad de las esfinges más esbeltas,
me dispuse a rebelarme contra las llagas opresoras.
Desarrollé un clamor de alas sin vértigos,
conseguí apoderarme de la materia de la exactitud
y aprendí a llorar por los necios con albedrío escueto.
Ahora, abrazado a una verdad inexistente,
dejo volar mis alas por el cielo de las ruinas,
me adormezco sobre las plumas que me exceden
y permito que la edad cumpla sus objetivos.

[Raul Muñoz]

MI BIOGRAFÍA

Cuando nací fui llama en un trigal de rostros vivos.
Ah, sí: vivos. O casi.
Crecí junto a la albahaca y al mutismo impuesto,
junto a los lápices de colores y la grasa económica,
y, substancialmente, junto al mar.
Adolecí entre lenguas y espumas frescas,
y no pensé que yo era un chaval capaz de espejos.
Lucía hojas secas en el ojal de mi solapa,
me sonrojaba ante la posibilidad de amoríos,
me columpiaba en las nubes, pero no mucho.
De joven fui por calles mohosas y por catedrales,
anduve por soledades de misterio y sueño,
subí a montes de asfalto y a confesionarios lúgubres,
pero los espejos seguían escondidos en los almanaques.
Sufría por ello sin saberlo.
Mi risa era espontánea pero mi corazón era triste.
Ya cumplida la edad de las esfinges más esbeltas,
me dispuse a rebelarme contra las llagas opresoras.
Desarrollé un clamor de alas sin vértigos,
conseguí apoderarme de la materia de la exactitud
y aprendí a llorar por los necios con albedrío escueto.
Ahora, abrazado a una verdad inexistente,
dejo volar mis alas por el cielo de las ruinas,
me adormezco sobre las plumas que me exceden
y permito que la edad cumpla sus objetivos.

Pocas palabras ante una obra tan excelsa. Me sobrecoge este gran poema. Muchas gracias por compartir. Mi admiración, Jerónimo.

Un abrazo.

[Julio Gonzalez Alonso]

Pues se puede decir que te conoces bien, que has tenido y tienes una vida colmada de experiencias y que tu autobiografía no para de crecer a tenor de tus últimos éxitos con la poesía. ¡Felicidades, Jerónimo! Salud.

[Pilar Morte]

Desde el primer verso me atrapó el poema. Describes el camino de tu vida con realismo y belleza. Me encantaron tus versos, y admiro tu facilidad poética. Un lujo leerte.
Abrazos y salud

[Concha Vidal]

Jeronimo, qué declaración de vida vivida y vívida, qué derroche de intimismo, de ternura y crudeza.
Creo que este desnudo integral de emociones retrata a la persona que eres, que adivino mediante las lecturas a tus poemas.
Un inmenso abrazo mediterràneo.

[Marisa Peral]

MI BIOGRAFÍA

Interesantísima biografía, Jerónimo, plena de vivencias y de vida.
Siempre es un placer leerte.
Un fuerte abrazo, amigo.

[F. Enrique]

Un gran poema, Jerónimo. No te conozco unsolo poema. Volveré a leerlo y te aseguro de antemano que me gustará aún más.

Un abrazo.

[E. R. Aristy]

MI BIOGRAFÍA

Cuando nací fui llama en un trigal de rostros vivos.
Ah, sí: vivos. O casi.
Crecí junto a la albahaca y al mutismo impuesto,
junto a los lápices de colores y la grasa económica,
y, substancialmente, junto al mar.
Adolecí entre lenguas y espumas frescas,
y no pensé que yo era un chaval capaz de espejos.
Lucía hojas secas en el ojal de mi solapa,
me sonrojaba ante la posibilidad de amoríos,
me columpiaba en las nubes, pero no mucho.
De joven fui por calles mohosas y por catedrales,
anduve por soledades de misterio y sueño,
subí a montes de asfalto y a confesionarios lúgubres,
pero los espejos seguían escondidos en los almanaques.
Sufría por ello sin saberlo.
Mi risa era espontánea pero mi corazón era triste.
Ya cumplida la edad de las esfinges más esbeltas,
me dispuse a rebelarme contra las llagas opresoras.
Desarrollé un clamor de alas sin vértigos,
conseguí apoderarme de la materia de la exactitud
y aprendí a llorar por los necios con albedrío escueto.
Ahora, abrazado a una verdad inexistente,
dejo volar mis alas por el cielo de las ruinas,
me adormezco sobre las plumas que me exceden
y permito que la edad cumpla sus objetivos.

Un poema desnudo, con ojos brillantes,sin ganas ni necesidad de agarrarse de nada; por eso flota entre una imagineria emanate de aguas frescas, aguas de vida profunda. Mi admiracion y respeto,Jeronimo. ERA

[Hallie Hernández Alfaro]

.

Hermoso a más no poder,
Es reconfortante saber que tu poética vive cerca de nosotros.

Abrazo enorme, querido Jerónimo.

[Ara López]

¡Bravo, Jerónimo, bravísimo!
Encuentro tu poesía fascinante. Me atrapa en dos versos y no me deja.

[Carmela Viñas]

Transparencia de alma en sus hermosos versos. Sabiduría alcanzada e imperial vuelo.
Hacia la Luz, D. Jerónimo Muñoz.

[Ana Muela Sopeña]

Un poema brillante, profundo, original, como toda tu poesía. Cada uno de tus versos, Jerónimo, es una obra de arte. Desnudez, sencillez, maestría y emoción poética.

Qué vacío más grande nos has dejado, amigo, maestro, compañero de versos...

Con mi admiración y amistad de siempre, Jerónimo...

Allá donde estés, navegando por galaxias azules, en alas de la inmensidad... recibe mi abrazo...
Ana

[Marisa Peral]

Subo hoy este poema de Jerónimo Muñoz Palma que, salvo error, fue el último que publicó en Alaire dos meses antes de su fallecimiento.
Con admiración y cariño.
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MI BIOGRAFÍA

Cuando nací fui llama en un trigal de rostros vivos.
Ah, sí: vivos. O casi.
Crecí junto a la albahaca y al mutismo impuesto,
junto a los lápices de colores y la grasa económica,
y, substancialmente, junto al mar.
Adolecí entre lenguas y espumas frescas,
y no pensé que yo era un chaval capaz de espejos.
Lucía hojas secas en el ojal de mi solapa,
me sonrojaba ante la posibilidad de amoríos,
me columpiaba en las nubes, pero no mucho.
De joven fui por calles mohosas y por catedrales,
anduve por soledades de misterio y sueño,
subí a montes de asfalto y a confesionarios lúgubres,
pero los espejos seguían escondidos en los almanaques.
Sufría por ello sin saberlo.
Mi risa era espontánea pero mi corazón era triste.
Ya cumplida la edad de las esfinges más esbeltas,
me dispuse a rebelarme contra las llagas opresoras.
Desarrollé un clamor de alas sin vértigos,
conseguí apoderarme de la materia de la exactitud
y aprendí a llorar por los necios con albedrío escueto.
Ahora, abrazado a una verdad inexistente,
dejo volar mis alas por el cielo de las ruinas,
me adormezco sobre las plumas que me exceden
y permito que la edad cumpla sus objetivos.

[Ana García]

Qué buen rescate, Marisa. Impresiona esta biografía.
Qué buenos son todos sus poemas.

[Julio Gonzalez Alonso]

Un reconocimiento y recordatorio entrañable. ¡Qué grande el compañero Jerónimo Muñoz! ¡Y cómo se le echa de menos!