Más de setenta (A Gerónimo Muñoz)

[Francisco Lobo]

Más de setenta. Tránsito fugaz, sombras.


Ahora sé que la vida fue oscura,
que caminé por años y por calles estrechas
de una ciudad sin cuerpo
y sin luz ni latido.
Extraordinariamente hermoso fue
pisar
los primeros,
con sus jardines quietos tal que un do sostenido
en el aire, sus fuentes y sus sueños
y los plátanos en las aceras,
y sus muchachas jóvenes, inquietas y difíciles
como golondrinas en vuelo.
Extrañamente hermosos y fugaces, para al fin terminar
en algún lugar sucio, de luces apagadas
y callejuelas retorcidas.
Sentí crujir bajo mis pies las hojas
de la cansada sucesión de días y meses
y ante mí vi pasar
siluetas que creí ser eternas verdades
en el centro oscuro del sueño de la vida,
- donde la luz era pesada y floja-
en claustros de pasos olvidados,
perturbado, sin rumbo,
pues las tuve por cierto, aunque ahora sé
que fueron sólo sombras
y pálidos reflejos.
La vida pasa corriendo, de puntillas y descalza
para que no nos demos cuenta.
El peso de los años destruye el corazón, la mente,
la ilusión, la esperanza…
A veces pienso, ahora que voy derrotado
y que miro hacia atrás
-difícilmente ver más allá de la última esquina,
la ciudad se halla cubierta por niebla negra-,
que soy una mota de polvo
olvidada en los muelles,
inútil y apartado de los adoquines de las viejas calles
y del asfalto,
que espera a que se alarguen amarras
de este muñeco en que habito
entreviendo entre la niebla
otros parques sostenidos en el tiempo como un do en el aire,
plátanos en las aceras,
nuevas callejas sucias y retorcidas,
y las mismas marionetas de antes:
muchachas difíciles e inquietas como golondrinas,
vividores, políticos, reyes, poetas, mendigos y … sombras,
sombras, un muro de sombras cada vez más espesas,
ante las que espero, espero..., y espero.

PD. Este poema nació unos días antes del fallecimiento de Gerónimo. Estuvimos hablando de nuestros años y de la vida. Él nunca llegó a leerlo.

[Pilar Morte]

Hoy me toca leer dos poemas tristes donde el paso del tiempo ha dejado una huella nostálgica de los días con brillo, y una mirada del presente pesimista. He disfrutado tus magníficos versos. Felicidades.
Abrazos y salud.

[Mirta Elena Tessio]

Más de setenta. Tránsito fugaz, sombras.


Ahora sé que la vida fue oscura,
que caminé por años y por calles estrechas
de una ciudad sin cuerpo
y sin luz ni latido.
Extraordinariamente hermoso fue
pisar
los primeros,
con sus jardines quietos tal que un do sostenido
en el aire, sus fuentes y sus sueños
y los plátanos en las aceras,
y sus muchachas jóvenes, inquietas y difíciles
como golondrinas en vuelo.
Extrañamente hermosos y fugaces, para al fin terminar
en algún lugar sucio, de luces apagadas
y callejuelas retorcidas.
Sentí crujir bajo mis pies las hojas
de la cansada sucesión de días y meses
y ante mí vi pasar
siluetas que creí ser eternas verdades
en el centro oscuro del sueño de la vida,
- donde la luz era pesada y floja-
en claustros de pasos olvidados,
perturbado, sin rumbo,
pues las tuve por cierto, aunque ahora sé
que fueron sólo sombras
y pálidos reflejos.
La vida pasa corriendo, de puntillas y descalza
para que no nos demos cuenta.
El peso de los años destruye el corazón, la mente,
la ilusión, la esperanza…
A veces pienso, ahora que voy derrotado
y que miro hacia atrás
-difícilmente ver más allá de la última esquina,
la ciudad se halla cubierta por niebla negra-,
que soy una mota de polvo
olvidada en los muelles,
inútil y apartado de los adoquines de las viejas calles
y del asfalto,
que espera a que se alarguen amarras
de este muñeco en que habito
entreviendo entre la niebla
otros parques sostenidos en el tiempo como un do en el aire,
plátanos en las aceras,
nuevas callejas sucias y retorcidas,
y las mismas marionetas de antes:
muchachas difíciles e inquietas como golondrinas,
vividores, políticos, reyes, poetas, mendigos y … sombras,
sombras, un muro de sombras cada vez más espesas,
ante las que espero, espero..., y espero.

Me siento igual, identificada, desde otra esquina, pero sombría.
Me duele tu poema, Francisco Lobo.
Pero nada puedo hacer, tal vez nos toque un día cada tanto.
porque ocurre algo cuanto nos invade recuerdos de días nublados
y lo vemos así. Tu tienes una estilo y sabes llegar con tus versos a calar
en lo profundo.
Ocurre esto, algo te moviliza esos setenta sin resultados, y otros setenta para atrás
hacen fila, se amontonan y quieren salir a la luz.
Pareciera que la vida pasa en vano , que la vida solo pasa y nos quedamos mirando
sin poder plantar margaritas.
Espero que este días gris que te motiva, se te pase. Sé que es dificil, yo también
tengo que salir de la niebla donde se oculta la mirada azul del cielo.
Un abrazo.-

[E. R. Aristy]

Más de setenta. Tránsito fugaz, sombras.


Ahora sé que la vida fue oscura,
que caminé por años y por calles estrechas
de una ciudad sin cuerpo
y sin luz ni latido.
Extraordinariamente hermoso fue
pisar
los primeros,
con sus jardines quietos tal que un do sostenido
en el aire, sus fuentes y sus sueños
y los plátanos en las aceras,
y sus muchachas jóvenes, inquietas y difíciles
como golondrinas en vuelo.
Extrañamente hermosos y fugaces, para al fin terminar
en algún lugar sucio, de luces apagadas
y callejuelas retorcidas.
Sentí crujir bajo mis pies las hojas
de la cansada sucesión de días y meses
y ante mí vi pasar
siluetas que creí ser eternas verdades
en el centro oscuro del sueño de la vida,
- donde la luz era pesada y floja-
en claustros de pasos olvidados,
perturbado, sin rumbo,
pues las tuve por cierto, aunque ahora sé
que fueron sólo sombras
y pálidos reflejos.
La vida pasa corriendo, de puntillas y descalza
para que no nos demos cuenta.
El peso de los años destruye el corazón, la mente,
la ilusión, la esperanza…
A veces pienso, ahora que voy derrotado
y que miro hacia atrás
-difícilmente ver más allá de la última esquina,
la ciudad se halla cubierta por niebla negra-,
que soy una mota de polvo
olvidada en los muelles,
inútil y apartado de los adoquines de las viejas calles
y del asfalto,
que espera a que se alarguen amarras
de este muñeco en que habito
entreviendo entre la niebla
otros parques sostenidos en el tiempo como un do en el aire,
plátanos en las aceras,
nuevas callejas sucias y retorcidas,
y las mismas marionetas de antes:
muchachas difíciles e inquietas como golondrinas,
vividores, políticos, reyes, poetas, mendigos y … sombras,
sombras, un muro de sombras cada vez más espesas,
ante las que espero, espero..., y espero.

Un poema glorioso! Su esplendor consiste en la gran maestria de su esquematica, en el tejido preciso que sostiene las visceras de su intensa pasion. Maestro Lobo, no ha dejado de esperar mas de la vida y ese es el arco de la eterna ciudad. Un poema de un maestro a un maestro con la belleza impresionante de las grandes obras. ERA

[Francisco Lobo]

Más de setenta. Tránsito fugaz, sombras.


Ahora sé que la vida fue oscura,
que caminé por años y por calles estrechas
de una ciudad sin cuerpo
y sin luz ni latido.
Extraordinariamente hermoso fue
pisar
los primeros,
con sus jardines quietos tal que un do sostenido
en el aire, sus fuentes y sus sueños
y los plátanos en las aceras,
y sus muchachas jóvenes, inquietas y difíciles
como golondrinas en vuelo.
Extrañamente hermosos y fugaces, para al fin terminar
en algún lugar sucio, de luces apagadas
y callejuelas retorcidas.
Sentí crujir bajo mis pies las hojas
de la cansada sucesión de días y meses
y ante mí vi pasar
siluetas que creí ser eternas verdades
en el centro oscuro del sueño de la vida,
- donde la luz era pesada y floja-
en claustros de pasos olvidados,
perturbado, sin rumbo,
pues las tuve por cierto, aunque ahora sé
que fueron sólo sombras
y pálidos reflejos.
La vida pasa corriendo, de puntillas y descalza
para que no nos demos cuenta.
El peso de los años destruye el corazón, la mente,
la ilusión, la esperanza…
A veces pienso, ahora que voy derrotado
y que miro hacia atrás
-difícilmente ver más allá de la última esquina,
la ciudad se halla cubierta por niebla negra-,
que soy una mota de polvo
olvidada en los muelles,
inútil y apartado de los adoquines de las viejas calles
y del asfalto,
que espera a que se alarguen amarras
de este muñeco en que habito
entreviendo entre la niebla
otros parques sostenidos en el tiempo como un do en el aire,
plátanos en las aceras,
nuevas callejas sucias y retorcidas,
y las mismas marionetas de antes:
muchachas difíciles e inquietas como golondrinas,
vividores, políticos, reyes, poetas, mendigos y … sombras,
sombras, un muro de sombras cada vez más espesas,
ante las que espero, espero..., y espero.

Un poema glorioso! Su esplendor consiste en la gran maestria de su esquematica, en el tejido preciso que sostiene las visceras de su intensa pasion. Maestro Lobo, no ha dejado de esperar mas de la vida y ese es el arco de la eterna ciudad. Un poema de un maestro a un maestro con la belleza impresionante de las grandes obras. ERA
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Gracias, amiga Aristy. Escribí el poema un mes antes del fallecimiento de Gerónimo. Se lo dediqué, pero él nunca llegó a leerlo. Tus comentarios arrojan luz sobre tu personalidad. Tienes una gran virtud, sabes lo que el poeta quiere decir y eres muy acertada en tus apreciaciones. A través de estas descubro a una mujer muy culta y sensible.
En este poema traslado la ciudad a la vida: las calles y callejas retorcidas y oscuras son la vejez... Tú ya intuiste esto. Un abrazo

[Hallie Hernández Alfaro]

.

Sube para deleite de todos.

Gracias por estar, amigo.

[Rafel Calle]

Muy bello y muy entrañable poema, amigo Paco, que me parece digno de figurar entre tus mejores creaciones.
Ay Jerónimo, es difícil hacerse a la idea de su partida. En fin...
Un fuerte abrazo.

[Julio Gonzalez Alonso]

Yo diría que el poema es tremendamente realista y que mira lo que es, al fin, la vida sin poner paños calientes. En esta despedida solamente nos queda ser conscientes de que cuando la representación teatral termina hay que saber bajarse del escenario con dignidad. Salud.

[Francisco Lobo]

Permitid que, dados mis problemas de visión, os de las gracias por los comentarios a todos juntos.

Escribí el poema un mes antes del fallecimiento de Gerónimo. Se lo dediqué, pero él nunca llegó a leerlo. Un gran abrazo.

[Carmela Viñas]

Leo tu bella obra y me parece un poema brillante, lúcido, realista, Francisco. Duele el paso del tiempo,pero a su vez nos da sabiduría.

Muy bello homenaje a Gerónimo y su persona, su talento. Sigo leyendo sus poemas para conocerlo más. Él desde los cielos ya vio tu generosa dedicatoria.

Abrazos y cuídate.

[Antonio Justel]

"La vida pasa corriendo, de puntillas y descalza".


... eres un buen poeta, estimado amigo; felicitaciones sinceras... Venga.... a. justel/Orión

[Administración Alaire]

Enhorabuena, amigo Francisco, por el reconocimiento como Poema de la Semana a tu obra "Más de setenta (A Gerónimo Muñoz)".
Un cordial abrazo.

[Julio Gonzalez Alonso]

¡Mis felicitaciones, Paco! Un poema bien escrito desde el corazón y la poesía. Salud.

[Ana Muela Sopeña]

Fabuloso poema de un maestro a otro, Francisco:

El paso del tiempo nos vence a todos. Cuando todo termina hay que aceptar que estamos vencidos.

Y como regalo (o castigo final, según como se mire)... La muerte.

Tu poema es tremendamente lúcido.

Enhorabuena por partida doble. Por los versos y por el reconocimiento.

Un abrazo fuerte
Ana

[Pilar Morte]

Enhorabuena, querido amigo, por el , merecidísimo, reconocimiento a este magnífico poema .
Abrazos y salud