Editorial Alaire

Francisco Lobo escribió: ↑Vie, 13 Ene 2023 19:15 Más de setenta. Tránsito fugaz, sombras.


Ahora sé que la vida fue oscura,
que caminé por años y por calles estrechas
de una ciudad sin cuerpo
y sin luz ni latido.
Extraordinariamente hermoso fue
pisar
los primeros,
con sus jardines quietos tal que un do sostenido
en el aire, sus fuentes y sus sueños
y los plátanos en las aceras,
y sus muchachas jóvenes, inquietas y difíciles
como golondrinas en vuelo.
Extrañamente hermosos y fugaces, para al fin terminar
en algún lugar sucio, de luces apagadas
y callejuelas retorcidas.
Sentí crujir bajo mis pies las hojas
de la cansada sucesión de días y meses
y ante mí vi pasar
siluetas que creí ser eternas verdades
en el centro oscuro del sueño de la vida,
- donde la luz era pesada y floja-
en claustros de pasos olvidados,
perturbado, sin rumbo,
pues las tuve por cierto, aunque ahora sé
que fueron sólo sombras
y pálidos reflejos.
La vida pasa corriendo, de puntillas y descalza
para que no nos demos cuenta.
El peso de los años destruye el corazón, la mente,
la ilusión, la esperanza…
A veces pienso, ahora que voy derrotado
y que miro hacia atrás
-difícilmente ver más allá de la última esquina,
la ciudad se halla cubierta por niebla negra-,
que soy una mota de polvo
olvidada en los muelles,
inútil y apartado de los adoquines de las viejas calles
y del asfalto,
que espera a que se alarguen amarras
de este muñeco en que habito
entreviendo entre la niebla
otros parques sostenidos en el tiempo como un do en el aire,
plátanos en las aceras,
nuevas callejas sucias y retorcidas,
y las mismas marionetas de antes:
muchachas difíciles e inquietas como golondrinas,
vividores, políticos, reyes, poetas, mendigos y … sombras,
sombras, un muro de sombras cada vez más espesas,
ante las que espero, espero..., y espero.

Francisco Lobo escribió: ↑Vie, 13 Ene 2023 19:15 Más de setenta. Tránsito fugaz, sombras.


Ahora sé que la vida fue oscura,
que caminé por años y por calles estrechas
de una ciudad sin cuerpo
y sin luz ni latido.
Extraordinariamente hermoso fue
pisar
los primeros,
con sus jardines quietos tal que un do sostenido
en el aire, sus fuentes y sus sueños
y los plátanos en las aceras,
y sus muchachas jóvenes, inquietas y difíciles
como golondrinas en vuelo.
Extrañamente hermosos y fugaces, para al fin terminar
en algún lugar sucio, de luces apagadas
y callejuelas retorcidas.
Sentí crujir bajo mis pies las hojas
de la cansada sucesión de días y meses
y ante mí vi pasar
siluetas que creí ser eternas verdades
en el centro oscuro del sueño de la vida,
- donde la luz era pesada y floja-
en claustros de pasos olvidados,
perturbado, sin rumbo,
pues las tuve por cierto, aunque ahora sé
que fueron sólo sombras
y pálidos reflejos.
La vida pasa corriendo, de puntillas y descalza
para que no nos demos cuenta.
El peso de los años destruye el corazón, la mente,
la ilusión, la esperanza…
A veces pienso, ahora que voy derrotado
y que miro hacia atrás
-difícilmente ver más allá de la última esquina,
la ciudad se halla cubierta por niebla negra-,
que soy una mota de polvo
olvidada en los muelles,
inútil y apartado de los adoquines de las viejas calles
y del asfalto,
que espera a que se alarguen amarras
de este muñeco en que habito
entreviendo entre la niebla
otros parques sostenidos en el tiempo como un do en el aire,
plátanos en las aceras,
nuevas callejas sucias y retorcidas,
y las mismas marionetas de antes:
muchachas difíciles e inquietas como golondrinas,
vividores, políticos, reyes, poetas, mendigos y … sombras,
sombras, un muro de sombras cada vez más espesas,
ante las que espero, espero..., y espero.

E. R. Aristy escribió: ↑Dom, 14 May 2023 0:48

Francisco Lobo escribió: ↑Vie, 13 Ene 2023 19:15 Más de setenta. Tránsito fugaz, sombras.


Ahora sé que la vida fue oscura,
que caminé por años y por calles estrechas
de una ciudad sin cuerpo
y sin luz ni latido.
Extraordinariamente hermoso fue
pisar
los primeros,
con sus jardines quietos tal que un do sostenido
en el aire, sus fuentes y sus sueños
y los plátanos en las aceras,
y sus muchachas jóvenes, inquietas y difíciles
como golondrinas en vuelo.
Extrañamente hermosos y fugaces, para al fin terminar
en algún lugar sucio, de luces apagadas
y callejuelas retorcidas.
Sentí crujir bajo mis pies las hojas
de la cansada sucesión de días y meses
y ante mí vi pasar
siluetas que creí ser eternas verdades
en el centro oscuro del sueño de la vida,
- donde la luz era pesada y floja-
en claustros de pasos olvidados,
perturbado, sin rumbo,
pues las tuve por cierto, aunque ahora sé
que fueron sólo sombras
y pálidos reflejos.
La vida pasa corriendo, de puntillas y descalza
para que no nos demos cuenta.
El peso de los años destruye el corazón, la mente,
la ilusión, la esperanza…
A veces pienso, ahora que voy derrotado
y que miro hacia atrás
-difícilmente ver más allá de la última esquina,
la ciudad se halla cubierta por niebla negra-,
que soy una mota de polvo
olvidada en los muelles,
inútil y apartado de los adoquines de las viejas calles
y del asfalto,
que espera a que se alarguen amarras
de este muñeco en que habito
entreviendo entre la niebla
otros parques sostenidos en el tiempo como un do en el aire,
plátanos en las aceras,
nuevas callejas sucias y retorcidas,
y las mismas marionetas de antes:
muchachas difíciles e inquietas como golondrinas,
vividores, políticos, reyes, poetas, mendigos y … sombras,
sombras, un muro de sombras cada vez más espesas,
ante las que espero, espero..., y espero.

Un poema glorioso! Su esplendor consiste en la gran maestria de su esquematica, en el tejido preciso que sostiene las visceras de su intensa pasion. Maestro Lobo, no ha dejado de esperar mas de la vida y ese es el arco de la eterna ciudad. Un poema de un maestro a un maestro con la belleza impresionante de las grandes obras. ERA
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Gracias, amiga Aristy. Escribí el poema un mes antes del fallecimiento de Gerónimo. Se lo dediqué, pero él nunca llegó a leerlo. Tus comentarios arrojan luz sobre tu personalidad. Tienes una gran virtud, sabes lo que el poeta quiere decir y eres muy acertada en tus apreciaciones. A través de estas descubro a una mujer muy culta y sensible.
En este poema traslado la ciudad a la vida: las calles y callejas retorcidas y oscuras son la vejez... Tú ya intuiste esto. Un abrazo