Editorial Alaire

Jerónimo Muñoz escribió: ↑Jue, 29 Dic 2022 11:21 MI ENTORNO

Tengo en la mesa de noche mi fotografía
en una jaula de alambres de oro fino.
Tengo en mi cocina un río que no es,
y en mi despensa, un jarrón de palabras.
A veces, en la inmensidad de la sustancia nocturna,
mis lágrimas vuelan por los campanarios.
A veces, cuando enumero mentiras de piel suave,
es tal el dolor de mis pestañas
que me sumerjo en la grasa caída del cielo
para darle una oportunidad a mis llagas.
También cuento exactitudes y espacios
para acabar con mis sueños de eternidad.
Cuando me acerco a una llama herida de adverbios
le ofrezco unos billetes y unas rosas ácidas
y huyo enseguida hacia las catedrales.
Es posible que algún día necesite una camisa,
pero hoy mis clavículas se asoman al infinito
y no quiero más hábitos que mis cabellos y el pan.
Tengo mi corazón entre la materia y la curiosidad,
y suspiro cuando advierto oquedades en el olvido,
o siemprevivas en el jardín de las extinciones.
Mi entorno es la distancia, y mi ambiente, la sombra.
Mi verdad es la sílice y el azufre en flor.
Mi futuro, la espera.
Mi sueño, el mar.

F. Enrique escribió: ↑Jue, 29 Dic 2022 11:59 Tus entregas, Jerónimo, siempre son profundas e interesantes. Aplaudo es búsqueda insondable que te lleva a mirarte hacia dentro, a expresar con acierto los estados del alma.

Un abrazo.

Hallie Hernández Alfaro escribió: ↑Lun, 02 Ene 2023 12:34 .

Madre mía, la fuerza impensable de tu poeta abarca la subjetiva visión del yo, del hombre amplio, de la humanidad depurada.

Esa despensa con un jarrón d palabras, me ha emocionado. Creo ver también conservas de ideas y talento.

Abrazos y felicidad, querido compañero.

Jerónimo Muñoz escribió: ↑Jue, 29 Dic 2022 11:21 MI ENTORNO

Tengo en la mesa de noche mi fotografía
en una jaula de alambres de oro fino.
Tengo en mi cocina un río que no es,
y en mi despensa, un jarrón de palabras.
A veces, en la inmensidad de la sustancia nocturna,
mis lágrimas vuelan por los campanarios.
A veces, cuando enumero mentiras de piel suave,
es tal el dolor de mis pestañas
que me sumerjo en la grasa caída del cielo
para darle una oportunidad a mis llagas.
También cuento exactitudes y espacios
para acabar con mis sueños de eternidad.
Cuando me acerco a una llama herida de adverbios
le ofrezco unos billetes y unas rosas ácidas
y huyo enseguida hacia las catedrales.
Es posible que algún día necesite una camisa,
pero hoy mis clavículas se asoman al infinito
y no quiero más hábitos que mis cabellos y el pan.
Tengo mi corazón entre la materia y la curiosidad,
y suspiro cuando advierto oquedades en el olvido,
o siemprevivas en el jardín de las extinciones.
Mi entorno es la distancia, y mi ambiente, la sombra.
Mi verdad es la sílice y el azufre en flor.
Mi futuro, la espera.
Mi sueño, el mar.