Siempre me encontrarás aquí sentado

[Alonso Vicent]

Siempre me encontrarás aquí sentado
al borde lagrimal de nuestros ojos,
mirando al infinito que, si existe,
es la estación final que desconozco.
Siempre estaré a la sombra ardiente y fresca
de una palabra dulce como poco,
quieto, por si las moscas con su vuelo
quisieran empujarme hasta sus lodos.
Pensaré que el abismo es sólo un salto,
un traspiés de un presente más que incómodo,
el alud de un corcel que desbocado
ya no atiende a razones ni decoros.
Morir se ha de morir todos los días,
es el principio y el final de todo;
un día estás abajo, otro arriba,
sin deudas, sin pecados ni sobornos.
En el acantilado, con los pies
colgados del vacío, me propongo
recorrer los caminos que plantea
la ventana del viento sin cerrojos.
Allí estaré mirando el horizonte,
sumiso al natural de los estoicos,
dibujando paisajes con la mente,
buscándole a la vida los contornos.

[Pilar Morte]

Me alegra leerte. Me ha gustado mucho el poema, cómo nos llevas con tus versos a una acertada reflexión. Hay bondad en el poema, serenidad y hermosura. Felicidades.
Abrazos navideños

[Mirta Elena Tessio]

Siempre me encontrarás aquí sentado
al borde lagrimal de nuestros ojos,
mirando al infinito que, si existe,
es la estación final que desconozco.
Siempre estaré a la sombra ardiente y fresca
de una palabra dulce como poco,
quieto, por si las moscas con su vuelo
quisieran empujarme hasta sus lodos.
Pensaré que el abismo es sólo un salto,
un traspiés de un presente más que incómodo,
el alud de un corcel que desbocado
ya no atiende a razones ni decoros.
Morir se ha de morir todos los días,
es el principio y el final de todo;
un día estás abajo, otro arriba,
sin deudas, sin pecados ni sobornos.
En el acantilado, con los pies
colgados del vacío, me propongo
recorrer los caminos que plantea
la ventana del viento sin cerrojos.
Allí estaré mirando el horizonte,
sumiso al natural de los estoicos,
dibujando paisajes con la mente,
buscándole a la vida los contornos.

Me gusta tu poesía Alonso.
Quien te va a encontrar sentado esperando? la vida misma.
Hablas de ti, pero hablas del hombre , del ser humano y sus miseria.
Un día arriba y otro abajo, un día feliz y otro amargado.
Qué somos? quienes somos,? a qué vinimos?
Alguien dijo que vinimos a ser felices, pero es una mentira más,
El infinito cielo el infinito universo esta dentro nuestro, con un cerro sin llaves.
pero no lo vemos porque estamos ciegos,
Nosotros los poetas vivos, plasmamos con el pensamiento paisajes que nunca vimos.
Dicen que el pensamiento es poderoso, todo lo que piesas se realiza, todo lo que deseas
con devoción lo tendras, entonces no esperes alli sentado con lágrimas porque vas a tener más de lo mismo.
Profundo poema que hace reflexionar y detenernos a mirarnos por dentros lo que somos en realidad,
Gracia por compartir porque así puedo decirte somos seres espirituales que vinimos a tener una experiencia humana, y
nosotros elegimos desde otro plano que queremos aprender.
Yo me peleo con la vida porque si elegi el sufrimiento no me interesa vivir.
Tal vez tenga que beber las aguas del Leteo para olvidar lo mal vivido y empezar de cero.
Gracias amigo, estoy tratando de salir del ojo negro de la tormenta y tu poema me ha servido para secar mis lágrimas y volar
como un ave busca su nido.
Abrazo grande poeta.

[Raul Muñoz]

Siempre me encontrarás aquí sentado
al borde lagrimal de nuestros ojos,
mirando al infinito que, si existe,
es la estación final que desconozco.
Siempre estaré a la sombra ardiente y fresca
de una palabra dulce como poco,
quieto, por si las moscas con su vuelo
quisieran empujarme hasta sus lodos.
Pensaré que el abismo es sólo un salto,
un traspiés de un presente más que incómodo,
el alud de un corcel que desbocado
ya no atiende a razones ni decoros.
Morir se ha de morir todos los días,
es el principio y el final de todo;
un día estás abajo, otro arriba,
sin deudas, sin pecados ni sobornos.
En el acantilado, con los pies
colgados del vacío, me propongo
recorrer los caminos que plantea
la ventana del viento sin cerrojos.
Allí estaré mirando el horizonte,
sumiso al natural de los estoicos,
dibujando paisajes con la mente,
buscándole a la vida los contornos.

¡Qué bello! Un ritmo que atrapa. Invita a morir este poema; se clava en las pupilas. Sí, hay que morir para vivir, a cada momento. Me gustó mucho, Alonso.

Un abrazo.

[Alonso Vicent]

Me alegra leerte. Me ha gustado mucho el poema, cómo nos llevas con tus versos a una acertada reflexión. Hay bondad en el poema, serenidad y hermosura. Felicidades.
Abrazos navideños

Muchas gracias, Pilar, por recalar en estos versos que intentan inventar íntimos refugios ante las adversidades exteriores o interiores.
Siempre nos quedará ese íntimo espacio donde acomodar nuestras perspectivas... Y cuánto sana el simple hecho de diluirse con la naturaleza.
Un gran abrazo y muy feliz año nuevo, que ya llega, y aquí nos encontrará.

[Alonso Vicent]

Siempre me encontrarás aquí sentado
al borde lagrimal de nuestros ojos,
mirando al infinito que, si existe,
es la estación final que desconozco.
Siempre estaré a la sombra ardiente y fresca
de una palabra dulce como poco,
quieto, por si las moscas con su vuelo
quisieran empujarme hasta sus lodos.
Pensaré que el abismo es sólo un salto,
un traspiés de un presente más que incómodo,
el alud de un corcel que desbocado
ya no atiende a razones ni decoros.
Morir se ha de morir todos los días,
es el principio y el final de todo;
un día estás abajo, otro arriba,
sin deudas, sin pecados ni sobornos.
En el acantilado, con los pies
colgados del vacío, me propongo
recorrer los caminos que plantea
la ventana del viento sin cerrojos.
Allí estaré mirando el horizonte,
sumiso al natural de los estoicos,
dibujando paisajes con la mente,
buscándole a la vida los contornos.

Me gusta tu poesía Alonso.
Quien te va a encontrar sentado esperando? la vida misma.
Hablas de ti, pero hablas del hombre , del ser humano y sus miseria.
Un día arriba y otro abajo, un día feliz y otro amargado.
Qué somos? quienes somos,? a qué vinimos?
Alguien dijo que vinimos a ser felices, pero es una mentira más,
El infinito cielo el infinito universo esta dentro nuestro, con un cerro sin llaves.
pero no lo vemos porque estamos ciegos,
Nosotros los poetas vivos, plasmamos con el pensamiento paisajes que nunca vimos.
Dicen que el pensamiento es poderoso, todo lo que piesas se realiza, todo lo que deseas
con devoción lo tendras, entonces no esperes alli sentado con lágrimas porque vas a tener más de lo mismo.
Profundo poema que hace reflexionar y detenernos a mirarnos por dentros lo que somos en realidad,
Gracia por compartir porque así puedo decirte somos seres espirituales que vinimos a tener una experiencia humana, y
nosotros elegimos desde otro plano que queremos aprender.
Yo me peleo con la vida porque si elegi el sufrimiento no me interesa vivir.
Tal vez tenga que beber las aguas del Leteo para olvidar lo mal vivido y empezar de cero.
Gracias amigo, estoy tratando de salir del ojo negro de la tormenta y tu poema me ha servido para secar mis lágrimas y volar
como un ave busca su nido.
Abrazo grande poeta.

Siempre nos acompañan las preguntas y nos abruman las respuestas o la falta de ellas. La felicidad puede ser un segundo, la lucha una constante.
Todo un lujo, para mí, que hayas podido encontrar una reflexión-refugio entre estos versos. Empezar de cero nunca es de cero; de algo nos tiene que valer la experiencia.
Un gran abrazo, Mirta, y muy feliz año nuevo por esos cerros y esa Naturaleza que te rodea... que es todo un lujo.

[Alonso Vicent]

Siempre me encontrarás aquí sentado
al borde lagrimal de nuestros ojos,
mirando al infinito que, si existe,
es la estación final que desconozco.
Siempre estaré a la sombra ardiente y fresca
de una palabra dulce como poco,
quieto, por si las moscas con su vuelo
quisieran empujarme hasta sus lodos.
Pensaré que el abismo es sólo un salto,
un traspiés de un presente más que incómodo,
el alud de un corcel que desbocado
ya no atiende a razones ni decoros.
Morir se ha de morir todos los días,
es el principio y el final de todo;
un día estás abajo, otro arriba,
sin deudas, sin pecados ni sobornos.
En el acantilado, con los pies
colgados del vacío, me propongo
recorrer los caminos que plantea
la ventana del viento sin cerrojos.
Allí estaré mirando el horizonte,
sumiso al natural de los estoicos,
dibujando paisajes con la mente,
buscándole a la vida los contornos.

¡Qué bello! Un ritmo que atrapa. Invita a morir este poema; se clava en las pupilas. Sí, hay que morir para vivir, a cada momento. Me gustó mucho, Alonso.

Un abrazo.

Las pequeñas muertes y las grandes resurrecciones que nos devuelven a nuestro estado humano y a la vida.
Muy agradecido, Raúl, por este momento compartido.
Un abrazo y feliz año nuevo.

[Hallie Hernández Alfaro]

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"Siempre me encontrarás aquí sentado
al borde lagrimal de nuestros ojos,
mirando al infinito que, si existe,
es la estación final que desconozco.
Siempre estaré a la sombra ardiente y fresca
de una palabra dulce como poco,
quieto, por si las moscas con su vuelo
quisieran empujarme hasta sus lodos.
Pensaré que el abismo es sólo un salto,
un traspiés de un presente más que incómodo,
el alud de un corcel que desbocado
ya no atiende a razones ni decoros.
Morir se ha de morir todos los días,
es el principio y el final de todo;
un día estás abajo, otro arriba,
sin deudas, sin pecados ni sobornos.
En el acantilado, con los pies
colgados del vacío, me propongo
recorrer los caminos que plantea
la ventana del viento sin cerrojos.
Allí estaré mirando el horizonte,
sumiso al natural de los estoicos,
dibujando paisajes con la mente,
buscándole a la vida los contornos."


Me ha gustado muchísimo; es un poema que brota de las entrañas del pensamiento, del imaginario puro y alto de tu buen poeta, hermano león.
Aplausos y feliz 2023.

PS: te enviaré un mensaje privado estos días, porque se acerca mi viaje a la Terreta.

[Ricardo López Castro]

Me gustó mucho el increscendo de tu poema, estimado Alonso.
A veces tenemos el arma de imaginar y de ilusionarnos con cosas imposibles, pero para sentirse vivo es lo que hay.
Gracias por compartir.
Abrazos y felicidad.

[xaime oroza carballo]

Siempre me encontrarás aquí sentado
al borde lagrimal de nuestros ojos,
mirando al infinito que, si existe,
es la estación final que desconozco.
Siempre estaré a la sombra ardiente y fresca
de una palabra dulce como poco,
quieto, por si las moscas con su vuelo
quisieran empujarme hasta sus lodos.
Pensaré que el abismo es sólo un salto,
un traspiés de un presente más que incómodo,
el alud de un corcel que desbocado
ya no atiende a razones ni decoros.
Morir se ha de morir todos los días,
es el principio y el final de todo;
un día estás abajo, otro arriba,
sin deudas, sin pecados ni sobornos.
En el acantilado, con los pies
colgados del vacío, me propongo
recorrer los caminos que plantea
la ventana del viento sin cerrojos.
Allí estaré mirando el horizonte,
sumiso al natural de los estoicos,
dibujando paisajes con la mente,
buscándole a la vida los contornos.

Honda belleza que destila la canción de tu ventana.
Gracias, compañero.

Fonda aperta.

[Alonso Vicent]

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"Siempre me encontrarás aquí sentado
al borde lagrimal de nuestros ojos,
mirando al infinito que, si existe,
es la estación final que desconozco.
Siempre estaré a la sombra ardiente y fresca
de una palabra dulce como poco,
quieto, por si las moscas con su vuelo
quisieran empujarme hasta sus lodos.
Pensaré que el abismo es sólo un salto,
un traspiés de un presente más que incómodo,
el alud de un corcel que desbocado
ya no atiende a razones ni decoros.
Morir se ha de morir todos los días,
es el principio y el final de todo;
un día estás abajo, otro arriba,
sin deudas, sin pecados ni sobornos.
En el acantilado, con los pies
colgados del vacío, me propongo
recorrer los caminos que plantea
la ventana del viento sin cerrojos.
Allí estaré mirando el horizonte,
sumiso al natural de los estoicos,
dibujando paisajes con la mente,
buscándole a la vida los contornos."


Me ha gustado muchísimo; es un poema que brota de las entrañas del pensamiento, del imaginario puro y alto de tu buen poeta, hermano león.
Aplausos y feliz 2023.

PS: te enviaré un mensaje privado estos días, porque se acerca mi viaje a la Terreta.

Hola, Hallie, aquí sentados seguimos mientras se recuperan las costillas de una caída con trauma incluido.
Nació este poema inspirado en la imagen de un viejo avatar en el que sentado al borde de un precipicio contemplaba el paisaje.
Aquí estaremos hasta el día dieciocho, posible fecha del alta... y a trabajar.
Espero ese mensaje.
Muchas gracias, Hallie, y muy feliz año... y nosotros que lo veamos.
Un abrazo felino... sin garras.

[Alonso Vicent]

Me gustó mucho el increscendo de tu poema, estimado Alonso.
A veces tenemos el arma de imaginar y de ilusionarnos con cosas imposibles, pero para sentirse vivo es lo que hay.
Gracias por compartir.
Abrazos y felicidad.

Muchas gracias, Ricardo, por llegar a este poema-precipicio que es la vida.
Un abrazote en vísperas de Reyes... si es que llegan hasta estos parajes.

[Alonso Vicent]

Siempre me encontrarás aquí sentado
al borde lagrimal de nuestros ojos,
mirando al infinito que, si existe,
es la estación final que desconozco.
Siempre estaré a la sombra ardiente y fresca
de una palabra dulce como poco,
quieto, por si las moscas con su vuelo
quisieran empujarme hasta sus lodos.
Pensaré que el abismo es sólo un salto,
un traspiés de un presente más que incómodo,
el alud de un corcel que desbocado
ya no atiende a razones ni decoros.
Morir se ha de morir todos los días,
es el principio y el final de todo;
un día estás abajo, otro arriba,
sin deudas, sin pecados ni sobornos.
En el acantilado, con los pies
colgados del vacío, me propongo
recorrer los caminos que plantea
la ventana del viento sin cerrojos.
Allí estaré mirando el horizonte,
sumiso al natural de los estoicos,
dibujando paisajes con la mente,
buscándole a la vida los contornos.

Honda belleza que destila la canción de tu ventana.
Gracias, compañero.

Fonda aperta.

Hola Xaime. Pues la Ventana la tenemos muy cerca, justo en el barranco continuo que lleva su nombre.
Es una tierra de barrancos, precipicios e inmejorables vistas donde poder hacer un alto en el camino y mimetizarse con el entorno.
Un abrazo, compañero de parajes, desde estas tierras levantinas.

[E. R. Aristy]

Siempre me encontrarás aquí sentado
al borde lagrimal de nuestros ojos,
mirando al infinito que, si existe,
es la estación final que desconozco.
Siempre estaré a la sombra ardiente y fresca
de una palabra dulce como poco,
quieto, por si las moscas con su vuelo
quisieran empujarme hasta sus lodos.
Pensaré que el abismo es sólo un salto,
un traspiés de un presente más que incómodo,
el alud de un corcel que desbocado
ya no atiende a razones ni decoros.
Morir se ha de morir todos los días,
es el principio y el final de todo;
un día estás abajo, otro arriba,
sin deudas, sin pecados ni sobornos.
En el acantilado, con los pies
colgados del vacío, me propongo
recorrer los caminos que plantea
la ventana del viento sin cerrojos.
Allí estaré mirando el horizonte,
sumiso al natural de los estoicos,
dibujando paisajes con la mente,
buscándole a la vida los contornos.

Belleza a raudales, Alonso! Es un gran deleite acercarme a tu magnifico ventanal. Abrazos, ERA

[Alonso Vicent]

Siempre me encontrarás aquí sentado
al borde lagrimal de nuestros ojos,
mirando al infinito que, si existe,
es la estación final que desconozco.
Siempre estaré a la sombra ardiente y fresca
de una palabra dulce como poco,
quieto, por si las moscas con su vuelo
quisieran empujarme hasta sus lodos.
Pensaré que el abismo es sólo un salto,
un traspiés de un presente más que incómodo,
el alud de un corcel que desbocado
ya no atiende a razones ni decoros.
Morir se ha de morir todos los días,
es el principio y el final de todo;
un día estás abajo, otro arriba,
sin deudas, sin pecados ni sobornos.
En el acantilado, con los pies
colgados del vacío, me propongo
recorrer los caminos que plantea
la ventana del viento sin cerrojos.
Allí estaré mirando el horizonte,
sumiso al natural de los estoicos,
dibujando paisajes con la mente,
buscándole a la vida los contornos.

Belleza a raudales, Alonso! Es un gran deleite acercarme a tu magnifico ventanal. Abrazos, ERA

Muchas gracias, Era, por asomarte a esta ventana entre barrancos.
Distan mucho estos parajes de los tuyos pero cielos y mares los unen... y miradas.
Un abrazo.