Editorial Alaire

Francisco Lobo escribió: ↑Mar, 27 Dic 2022 14:13 Un asesinato

Al igual que se marchan los segundos
sin que nos demos cuenta,
te marchaste tú, pero sigues viniendo a mí en cada momento
como un débil susurro entrecortado,
gemido que se incendia despacio al borde de la noche
y se apaga al instante.
Te fuiste de cualquier parte de mi vida,
pero eres un extrañamente hermoso sueño en mi sueño,
conocida llama viva
que late álgidamente en mi sien
como golpe de tristeza en el hueco silencio de intimidad,
cuando pendes flotando en el espacio.
A veces
vuelas en la realidad que pude palpar con mis dedos,
donde eres una furiosa herida sin cerrar, aquello que amé y no tuve,
la senda solitaria que me llevó a ningún sitio.
En la oscuridad te siento conmigo
a pesar de la distancia, hoguera, éxtasis
y vuelo de mariposa unido místicamente a mí.
Pero la herida supura vestigios, utopías, vivencias, recuerdos;
pero la herida se hace nueva grande y limpia,
y así, al quedar solo sangre y carne ofrecida,
el ígneo susurro me llama a un delirio
en el filo del abismo,
tira de mi -gozoso por mi angustia- iza imposibles esperanzas
y eres tú mi cruz y mi hiel y mi sudario, mi lanzazo en el pecho,
el velo rasgado del templo,
mi sepultura, mi podredumbre y mi resurrección.
Cuando viene a mí tu nombre, me ata a la vida y me ata a la muerte.
Tú me asesinaste y tú me mantienes vivo.
.

Pilar Morte escribió: ↑Mar, 27 Dic 2022 20:18 Qué buen poema, Francisco. Un amor infinito destila en cada verso pleno de nostalgia. Hay belleza, mucha belleza y hondura. Felicidades. Me encantó.
Abrazos navideños

Raul Muñoz escribió: ↑Mié, 28 Dic 2022 9:33

Francisco Lobo escribió: ↑Mar, 27 Dic 2022 14:13 Un asesinato

Al igual que se marchan los segundos
sin que nos demos cuenta,
te marchaste tú, pero sigues viniendo a mí en cada momento
como un débil susurro entrecortado,
gemido que se incendia despacio al borde de la noche
y se apaga al instante.
Te fuiste de cualquier parte de mi vida,
pero eres un extrañamente hermoso sueño en mi sueño,
conocida llama viva
que late álgidamente en mi sien
como golpe de tristeza en el hueco silencio de intimidad,
cuando pendes flotando en el espacio.
A veces
vuelas en la realidad que pude palpar con mis dedos,
donde eres una furiosa herida sin cerrar, aquello que amé y no tuve,
la senda solitaria que me llevó a ningún sitio.
En la oscuridad te siento conmigo
a pesar de la distancia, hoguera, éxtasis
y vuelo de mariposa unido místicamente a mí.
Pero la herida supura vestigios, utopías, vivencias, recuerdos;
pero la herida se hace nueva grande y limpia,
y así, al quedar solo sangre y carne ofrecida,
el ígneo susurro me llama a un delirio
en el filo del abismo,
tira de mi -gozoso por mi angustia- iza imposibles esperanzas
y eres tú mi cruz y mi hiel y mi sudario, mi lanzazo en el pecho,
el velo rasgado del templo,
mi sepultura, mi podredumbre y mi resurrección.
Cuando viene a mí tu nombre, me ata a la vida y me ata a la muerte.
Tú me asesinaste y tú me mantienes vivo.
.

Me gustó mucho, Francisco. Poema que atraviesa el tiempo. Alto vuelo lírico y existencial. Dejo constancia de mi paso, con un poema clásico, porque a mí eso me sugería tu poema, mientras lo leía.

Un abrazo, y feliz año nuevo.

¡Oh hermosura que excedéis
a todas las hermosuras!
Sin herir dolor hacéis,
y sin dolor deshacéis,
el amor de las criaturas.

Oh ñudo que así juntáis
dos cosas tan desiguales,
no sé por qué os desatáis,
pues atado fuerza dais
a tener por bien los males.

Juntáis quien no tiene ser
con el Ser que no se acaba;
sin acabar acabáis,
sin tener que amar amáis,
engrandecéis nuestra nada.

Santa Teresa de Jesús.

Francisco Lobo escribió: ↑Mar, 27 Dic 2022 14:13 Un asesinato

Al igual que se marchan los segundos
sin que nos demos cuenta,
te marchaste tú, pero sigues viniendo a mí en cada momento
como un débil susurro entrecortado,
gemido que se incendia despacio al borde de la noche
y se apaga al instante.
Te fuiste de cualquier parte de mi vida,
pero eres un extrañamente hermoso sueño en mi sueño,
conocida llama viva
que late álgidamente en mi sien
como golpe de tristeza en el hueco silencio de intimidad,
cuando pendes flotando en el espacio.
A veces
vuelas en la realidad que pude palpar con mis dedos,
donde eres una furiosa herida sin cerrar, aquello que amé y no tuve,
la senda solitaria que me llevó a ningún sitio.
En la oscuridad te siento conmigo
a pesar de la distancia, hoguera, éxtasis
y vuelo de mariposa unido místicamente a mí.
Pero la herida supura vestigios, utopías, vivencias, recuerdos;
pero la herida se hace nueva grande y limpia,
y así, al quedar solo sangre y carne ofrecida,
el ígneo susurro me llama a un delirio
en el filo del abismo,
tira de mi -gozoso por mi angustia- iza imposibles esperanzas
y eres tú mi cruz y mi hiel y mi sudario, mi lanzazo en el pecho,
el velo rasgado del templo,
mi sepultura, mi podredumbre y mi resurrección.
Cuando viene a mí tu nombre, me ata a la vida y me ata a la muerte.
Tú me asesinaste y tú me mantienes vivo.
.