Sin papeles

[Raul Muñoz]

Los últimos vencejos quisieran anidar en las cornisas de las ventanas. No regresar nunca, quedarse para siempre. Vuelan porque son libres, no se detienen porque no tienen pasaporte. La eternidad descansa en las miradas, sin papeles, engrandece la ciudad; planeando, el vuelo, limpia la atmósfera. Los agrupamos por nacionalidades, porque no conocemos a los vencejos; nadie nos enseñó a volar. Solemos pensar que no hay espacio suficiente.

Aquella señora llevaba la cesta repleta de luz, los niños corrían delante de ella. El marido salió a trabajar, seguramente doce horas por nada. Ella sobrevolaba el cielo raso. Soñaba anidar en alguna cornisa repleta de flores.

[Ventura Morón]

Que hermosa esta prosa que hace soñar con significados que se entrecruzan y que provocan asombro y un sentimiento de sonrisa cómplice.
Muy sugestivo y pleno de lecturas posibles. Me ha gustado mucho amigo
Fuerte abrazo

[Raul Muñoz]

Que hermosa esta prosa que hace soñar con significados que se entrecruzan y que provocan asombro y un sentimiento de sonrisa cómplice.
Muy sugestivo y pleno de lecturas posibles. Me ha gustado mucho amigo
Fuerte abrazo

Gracias por la visita, Ventura, me alegro que te sugiera cosas.

Un abrazo, amigo

[Mirta Elena Tessio]

Los últimos vencejos quisieran anidar en las cornisas de las ventanas. No regresar nunca, quedarse para siempre. Vuelan porque son libres, no se detienen porque no tienen pasaporte. La eternidad descansa en las miradas, sin papeles, engrandece la ciudad; planeando, el vuelo, limpia la atmósfera. Los agrupamos por nacionalidades, porque no conocemos a los vencejos; nadie nos enseñó a volar. Solemos pensar que no hay espacio suficiente.

Aquella señora llevaba la cesta repleta de luz, los niños corrían delante de ella. El marido salió a trabajar, seguramente doce horas por nada. Ella sobrevolaba el cielo raso. Soñaba anidar en alguna cornisa repleta de flores.

Hermoso querido amigo, hermosísimo es poco decir. Te mando un abrazo emocionado.-

[Raul Muñoz]

Los últimos vencejos quisieran anidar en las cornisas de las ventanas. No regresar nunca, quedarse para siempre. Vuelan porque son libres, no se detienen porque no tienen pasaporte. La eternidad descansa en las miradas, sin papeles, engrandece la ciudad; planeando, el vuelo, limpia la atmósfera. Los agrupamos por nacionalidades, porque no conocemos a los vencejos; nadie nos enseñó a volar. Solemos pensar que no hay espacio suficiente.

Aquella señora llevaba la cesta repleta de luz, los niños corrían delante de ella. El marido salió a trabajar, seguramente doce horas por nada. Ella sobrevolaba el cielo raso. Soñaba anidar en alguna cornisa repleta de flores.

Hermoso querido amigo, hermosísimo es poco decir. Te mando un abrazo emocionado.-

Muchas gracias, Mirta, me alegro de que te haya gustado.

Un abrazo, amiga.

[gabriel capo vidal]

Me ha gustado el texto. Todos, todos lo soñamos volar... volar. Un abrazo amigo.

[Raul Muñoz]

Me ha gustado el texto. Todos, todos lo soñamos volar... volar. Un abrazo amigo.

Gracias, Gabriel, amigo.

Un abrazo.