
El balanceo de la hierba entre la brisa,
sin tiempo, libre de fracturas,
todo mi mundo roto por escasez de instantes,
como si viviese en un fotograma.
Una autobiografía lo puede ilustrar
más intensamente,
pero jamás más fiel a la verdad.
Intento reconstruir la memoria,
a cada paso me topo con un nuevo yo,
como un significante sin palabras.
No me hallo en ningún lugar
donde no se pueda acudir
para ordenar las ideas.
Y de éstas sale solo una,
la que me hace igual a los demás,
mi mente ya no lucha,
no quiero más introspecciones,
ésa es mi única salida.
Llega el crepúsculo con un sondeo de destellos,
quien haya pensado en ir más allá
de su propiedad intelectual
pasará a ser pasto de psicosis.
Hay una chica tumbada en el césped,
hay un hombre en la sala de espera.
Una anciana recién jubilada.
Algunos contemplan las estrellas.
Muchos tropiezan con sus emociones.
Los más prudentes se salvan de la quema.
Los más profundos las entierran.
Los que vienen de vuelta se lo toman con sufrimiento, no les hacen ni cosquillas.