Editorial Alaire

Ayer me encontré al jovial portero,
cuando entre al edificio, de la editorial,
al moreno Oximoron.

Quien con su alegre voz me alertó
¡Quihubo jefe! Como lo miré abatido,
pregunté el porqué y me respondió
con una tristeza infinita: ¡Pues verá jefe!

Le daré los pormenores,
de un resumen detallado:
mi amada me tiene un cariño, sin apego.
Es una música callada,
de rumores fidedignos.

Su incomparable belleza es su fealdad,
ella, es un andar solitario entre muchos.
Es de una sencillez soberbia,
de una banalidad profunda.
¡De una deshonestidad, decente!
Coloquialmente: es una crisálida con alas.

De una erudición inculta,
que dialoga conmigo en monólogos.
Su ser es de una monomanía sensata
e insatisfecha, de la complacencia
que mis caricias le brindan.

¿Sabe? Por amarla la odio
y en mi ignorancia soy sabio,
porque al perderme me encontré,
en las penas que me atan
y me desatan de ella.
Pero... mejor me callo
y le digo mi inferencia;
mi infortunio es mi fortuna.

¡Bueno!, usted es ajedrecista
se lo diré en su léxico:
soy un peón pasado
en retroceso, soy un gambito sin cambio,
soy un: ¡Acomodo!, sin tocar.
Una columna abierta, ocupada por mis cuitas.

Hoy mi alegría son mis penas,
por haber sido una combinación sin unión.
Un peón en la octava casilla, sin corona,
por una dama blanca, que no es una Señora.

Lo dejé ahí y a lo lejos, aún sordo, le oí diciendo:

Para mí ella, fue un mate sin jaque,
en la mini calidad, fui un caballo.
Trastocado me quedé, al irme de ella,
porque soy un clásico moderno,
Paranoia justificada... un pinché fiancheto sin flanco.

.

Ayer me encontré al jovial portero,
cuando entré al edificio, de la editorial,
al moreno Oximoron.

Con su alegre voz me alertó
¡Quihubo jefe! Como lo miré abatido,
pregunté el porqué y me respondió
con una tristeza infinita: ¡Pues verá jefe!

Le daré los pormenores
de un resumen detallado:
mi amada me tiene un cariño, sin apego.
Es una música callada,
de rumores fidedignos.

Su incomparable belleza es su fealdad,
ella, es un andar solitario entre muchos.
Es de una sencillez soberbia,
de una banalidad profunda.
¡De una deshonestidad decente!
Coloquialmente: es una crisálida con alas.

De una erudición inculta,
que dialoga conmigo en monólogos.
Su ser es de una monomanía sensata
e insatisfecha de la complacencia
que mis caricias le brindan.

¿Sabe? Por amarla la odio
y en mi ignorancia soy sabio,
porque al perderme me encontré,
en las penas que me atan
y me desatan de ella.
Pero... mejor me callo
y le digo mi inferencia;
mi infortunio es mi fortuna.

¡Bueno!, usted es ajedrecista
se lo diré en su léxico:
soy un peón pasado
en retroceso, soy un gambito sin cambio,
soy un: ¡Acomodo!, sin tocar.
Una columna abierta, ocupada por mis cuitas.

Hoy mi alegría son mis penas,
por haber sido una combinación sin unión.
Un peón en la octava casilla, sin corona,
por una dama blanca, que no es una Señora.

Lo dejé ahí y a lo lejos, aún sordo, le oí diciendo:

Para mí ella, fue un mate sin jaque,
en la mini calidad, fui un caballo.
Trastocado me quedé, al irme de ella,
porque soy un clásico moderno,
Paranoia justificada... un pinche fiancheto sin flanco.

Buenos días, Gabriel.
Me ha gustado la riqueza semántica de tu trabajo.
Me he permitido agregar una tilde, suprimir quien en la segunda estrofa y corregir algún signo de puntuación. Cosas mínimas pero importantes. Gracias por tu comprensión.

Un abrazo y mucha felicidad.

Me gustado mucho tu poema, amigo Gabriel, por su originalidad, desparpajo y buen hacer poético.

Un placer de lectura.

Abrazos.

Un poema que me gustó por la ironía con la que trata el tema del amor incomprendido. Hay versos reseñables.
Abrazos

Hola Hallie

Gracias por tu comentario y tus observaciones. Tu presencia siempre me es agradable.

J. J. Martínez Ferreiro más de los más grato tenerte aquí. Un abrazo.

gabriel capo vidal escribió: ↑Mié, 30 Nov 2022 3:24

Ayer me encontré al jovial portero,
cuando entre al edificio, de la editorial,
al moreno Oximoron.

Quien con su alegre voz me alertó
¡Quihubo jefe! Como lo miré abatido,
pregunté el porqué y me respondió
con una tristeza infinita: ¡Pues verá jefe!

Le daré los pormenores,
de un resumen detallado:
mi amada me tiene un cariño, sin apego.
Es una música callada,
de rumores fidedignos.

Su incomparable belleza es su fealdad,
ella, es un andar solitario entre muchos.
Es de una sencillez soberbia,
de una banalidad profunda.
¡De una deshonestidad, decente!
Coloquialmente: es una crisálida con alas.

De una erudición inculta,
que dialoga conmigo en monólogos.
Su ser es de una monomanía sensata
e insatisfecha, de la complacencia
que mis caricias le brindan.

¿Sabe? Por amarla la odio
y en mi ignorancia soy sabio,
porque al perderme me encontré,
en las penas que me atan
y me desatan de ella.
Pero... mejor me callo
y le digo mi inferencia;
mi infortunio es mi fortuna.

¡Bueno!, usted es ajedrecista
se lo diré en su léxico:
soy un peón pasado
en retroceso, soy un gambito sin cambio,
soy un: ¡Acomodo!, sin tocar.
Una columna abierta, ocupada por mis cuitas.

Hoy mi alegría son mis penas,
por haber sido una combinación sin unión.
Un peón en la octava casilla, sin corona,
por una dama blanca, que no es una Señora.

Lo dejé ahí y a lo lejos, aún sordo, le oí diciendo:

Para mí ella, fue un mate sin jaque,
en la mini calidad, fui un caballo.
Trastocado me quedé, al irme de ella,
porque soy un clásico moderno,
Paranoia justificada... un pinché fiancheto sin flanco.

jajaajajja, muy bueno, Gabriel. Que desparpajo poetico! Abrazos.

E. R. Aristy me es grato sabr que e hizó reir. Un abrazo.

Hola
Hay que ver los juegos linguísticos de un Oximorón. Personalmente me gustan y asi relatados uno detrás de otro me parece muy logrado. Me ha encantado en su originalidad y creatividad.

Gracias y un abrazo

Ironía al servicio de la poesía.

Tiene tanta frescura que se hace corto, no deseas que llegue el final.

Muy original.

Abrazos.

Es muy de agradecer, yo así lo hago, una bocanada fresca de aire.

Fonda aperta, compañeiro.

Un poema original, Gabriel:

Me ha hecho sonreír.

El recurso del oximoron muy bien trabajado. Hasta el extremo.

Felicitaciones
Un abrazo
Ana

Carmen Moro te agradezco tu bello comentario. un beso