quote="Julio Gonzalez Alonso" post_id=581173 time=1669974641 user_id=22]
El poema esconde en su intimismo el pulso de la vida que late en el clima de las canciones de Leonard Cohen (¡qué gran poeta!) y con el que nos contagias con tus versos. Enhorabuena, F. Enrique. Salud.
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Supongo que va contra mi interés el confesarlo, Julio, pero no me suelen gustar los poetas con una voz propia muy marcada, intransferible (el lector, al fin y al cabo, el dueño del poema, se siente prisionero, con poco que añadir, matizar, e incluso masacrar, en sus arrebatos iconoclastas) Respeto, e incluso admiro, sin embargo a estos poetas, ya sea el Luis Cernuda que mira a su alrededor y solo encuentra destrucción, olvido, nada, el Góngora que emprende la amargura de sus Soledades, el José Hierro que se muere de nostalgia y se aferra a la música y a Lope en Cuadernos de Nueva York o, en menor medida, Claudio Rodríguez, Antonio Gamoneda y Caballero Bonald, al que el embrujo de su tierra, su adorada bulería, y la melancolía de su clasicismo, el llanto por un pasado que nunca fue, le permite escapar de sí mismo, lo hace diverso, sin abandonar su voz.
"Un torso de mujer desnudo en el espejo
como fragmento de un desconocido amor.
Y ahora quién podría
descifrar este signo,
reconstruir lo nunca ya después vivido,
reanimar, exánime, el adiós."
José Ángel Valente
como fragmento de un desconocido amor.
Y ahora quién podría
descifrar este signo,
reconstruir lo nunca ya después vivido,
reanimar, exánime, el adiós."
José Ángel Valente
Soy un poeta fragmentario, así debe ser por mi carácter y mi actitud ante la vida, a lo que se añade la pobreza de mi formación académica; frecuentaba la cantina del centro en cuya barra arreglábamos el mundo, pero no las aulas. A pesar de todo, he sentido la llamada de varias voces a lo largo de mi vida, el azar, el simple paso de los días, me bastaban para librarme de ellas, creo que esto hacía que me leyera como si fuera otro, como si no me perteneciera mi mirada. Nada me ha estancado más que la aparición de Hydra, entre pocos poemas buenos y muchos malos. Su susurro aún me llega y evito escucharlo.
Muchas gracias, Julio.