Y, sin embargo, tú te imaginas solitario;
en la noche callada
la roca oye tu lamento, y muchas veces
con enojo
de los mortales, hacia el cielo huyen
tus ondas aladas.
Pues ya no viven contigo tus muy nobles
astros predilectos,
que te honraban y, en otro tiempo, orlaban
tus orillas
con templos y ciudades, y siempre buscan
y requieren,
siempre necesitan para su gloria
los elementos sagrados
como los héroes la corona y el corazón
de los hombres sensibles.
(El archipiélago - Variación: Luis Díez del Corral)
Me he vuelto infiel al agosto y al enero
(Hõlderlin)
Ya soy infiel y adoro las ruinas
Que allá, en lo alto parecen contemplarme,
Nada pasó, aunque el tiempo se fuera
Vuelvo a ser aquel niño
Que se enfrenta a la tarde,
Vendrá la noche y quedará en mi rostro,
Como quedó en mi alma
El placer de conocerte
Y el hondo suspirar al presagiar que nunca
He de volver a verte
En esta primavera terrenal de la que te alejas
en la noche callada
la roca oye tu lamento, y muchas veces
con enojo
de los mortales, hacia el cielo huyen
tus ondas aladas.
Pues ya no viven contigo tus muy nobles
astros predilectos,
que te honraban y, en otro tiempo, orlaban
tus orillas
con templos y ciudades, y siempre buscan
y requieren,
siempre necesitan para su gloria
los elementos sagrados
como los héroes la corona y el corazón
de los hombres sensibles.
(El archipiélago - Variación: Luis Díez del Corral)
Vives en el recuerdo, dorada luz de amor,
en otro tiempo vivías y escuchamos a los ángeles
gritar tu melodía,
y brillaba tu juventud, perdida entre los muertos.
Hoy la vida es triste pues me falta la mirada
del ruiseñor que resiste entre las sombras
de nuestro resplandor altivo
y como un niño que aún no sabe
hablar digo tu nombre, Diotima querida.
(Friedrich Hölderlin - F.E. León)
A Hölderlinen otro tiempo vivías y escuchamos a los ángeles
gritar tu melodía,
y brillaba tu juventud, perdida entre los muertos.
Hoy la vida es triste pues me falta la mirada
del ruiseñor que resiste entre las sombras
de nuestro resplandor altivo
y como un niño que aún no sabe
hablar digo tu nombre, Diotima querida.
(Friedrich Hölderlin - F.E. León)
Me he vuelto infiel al agosto y al enero
(Hõlderlin)
Ya soy infiel y adoro las ruinas
Que allá, en lo alto parecen contemplarme,
Nada pasó, aunque el tiempo se fuera
Vuelvo a ser aquel niño
Que se enfrenta a la tarde,
Vendrá la noche y quedará en mi rostro,
Como quedó en mi alma
El placer de conocerte
Y el hondo suspirar al presagiar que nunca
He de volver a verte
En esta primavera terrenal de la que te alejas