Editorial Alaire

Alejandro Costa escribió: ↑Sab, 17 Sep 2022 18:38 Atemoriza la noche,
la voz ya no se escucha,
se esconden los umbrales
de unas puertas sodomizadas,
astilladas y con óxido en sus bisagras.

Son las doce,
apenas se han movido las agujas
de un reloj cualquiera calcinado.

La brisa reduce su ritmo
y es incapaz el ambiente de irradiar algo de luz.

La nada se hace inmensa,
se inserta entre interrogantes sin sentido,
palabras ciegas sin signos de puntuación,
y lentamente,
se convierte en reina del ejército
y enarbola la bandera del destierro.

Vuelan aves nocturnas sin dirección, sin destino.

Pacen ruegos entorchados
mientras jaulas sin cerrojo
invitan a su abandono.

La paz se convierte en tenebrosa sombra,
de maleza podrida y senderos sin dibujo.

Es un hoy sin finalizar,
un mañana enfermo
que duda sobre su nacimiento.

Y transcurre un negror pálido,
un silencio inoportuno
que no encuentra lugar donde clamar,
donde ser desgarrado con un grito.

Y las horas transcurren,
los ojos no consiguen domar las pupilas,
se destruye el alma sin cuerpo
para destrozar infinitamente el instante,
y éste, fallece en la penumbra.

Y todo pasa,
como cuando mueren los sentimientos
y el reino oscuro invade la vida.

Entre desnudos y desnudos,
se desnuda la noche,
y a golpes de silencio
sucumbe la locura.

Agónicamente camina despacio.

No brilla la aurora,
no irrumpe la mañana.

Todo es ceniza.

F. Enrique escribió: ↑Sab, 17 Sep 2022 20:33 Poema desolador donde te siento inspirado para acompañar con palabras precisas el impulso brutal del desaliento, De los mejores poemas que te he leído. Dejemos que otros canten, como si no estuviera pasando nada, el lado brillante de la vida.

Un abrazo.

Mirta Elena Tessio escribió: ↑Sab, 17 Sep 2022 22:43

Alejandro Costa escribió: ↑Sab, 17 Sep 2022 18:38 Atemoriza la noche,
la voz ya no se escucha,
se esconden los umbrales
de unas puertas sodomizadas,
astilladas y con óxido en sus bisagras.

Son las doce,
apenas se han movido las agujas
de un reloj cualquiera calcinado.

La brisa reduce su ritmo
y es incapaz el ambiente de irradiar algo de luz.

La nada se hace inmensa,
se inserta entre interrogantes sin sentido,
palabras ciegas sin signos de puntuación,
y lentamente,
se convierte en reina del ejército
y enarbola la bandera del destierro.

Vuelan aves nocturnas sin dirección, sin destino.

Pacen ruegos entorchados
mientras jaulas sin cerrojo
invitan a su abandono.

La paz se convierte en tenebrosa sombra,
de maleza podrida y senderos sin dibujo.

Es un hoy sin finalizar,
un mañana enfermo
que duda sobre su nacimiento.

Y transcurre un negror pálido,
un silencio inoportuno
que no encuentra lugar donde clamar,
donde ser desgarrado con un grito.

Y las horas transcurren,
los ojos no consiguen domar las pupilas,
se destruye el alma sin cuerpo
para destrozar infinitamente el instante,
y éste, fallece en la penumbra.

Y todo pasa,
como cuando mueren los sentimientos
y el reino oscuro invade la vida.

Entre desnudos y desnudos,
se desnuda la noche,
y a golpes de silencio
sucumbe la locura.

Agónicamente camina despacio.

No brilla la aurora,
no irrumpe la mañana.

Todo es ceniza.

Solo es un momento Alejandro, lo ves todo negro, a todos nos pasa, yo siempre pienso que detrás
de lo duro que pueda se la vida, siempre hay un rayo de luz para el desespero.
Te mando un abrazo grande y un beso en la mejilla compañero de letras.-

Ramón Carballal escribió: ↑Dom, 18 Sep 2022 10:41 Es un poema desolador, escrito con sentimiento y con el buen hacer que te caracteriza. Felicidades por este poema, y por tu obra en general, que a mí me gusta mucho. Un abrazo.

J. J. Martínez Ferreiro escribió: ↑Dom, 18 Sep 2022 11:20 Un magnífico poema de desasosiego y oscuridad. De lo mejor que te he leído, querido amigo.

Todo un placer de lectura.

Abrazos y salud.

Ana Muela Sopeña escribió: ↑Dom, 18 Sep 2022 11:36 Un poemazo, Alejandro:

Has descrito con maestría la desolación, la oscuridad, la destrucción.

Aplausos... muchos
Un beso
Ana

Alejandro Costa escribió: ↑Sab, 17 Sep 2022 18:38 Atemoriza la noche,
la voz ya no se escucha,
se esconden los umbrales
de unas puertas sodomizadas,
astilladas y con óxido en sus bisagras.

Son las doce,
apenas se han movido las agujas
de un reloj cualquiera calcinado.

La brisa reduce su ritmo
y es incapaz el ambiente de irradiar algo de luz.

La nada se hace inmensa,
se inserta entre interrogantes sin sentido,
palabras ciegas sin signos de puntuación,
y lentamente,
se convierte en reina del ejército
y enarbola la bandera del destierro.

Vuelan aves nocturnas sin dirección, sin destino.

Pacen ruegos entorchados
mientras jaulas sin cerrojo
invitan a su abandono.

La paz se convierte en tenebrosa sombra,
de maleza podrida y senderos sin dibujo.

Es un hoy sin finalizar,
un mañana enfermo
que duda sobre su nacimiento.

Y transcurre un negror pálido,
un silencio inoportuno
que no encuentra lugar donde clamar,
donde ser desgarrado con un grito.

Y las horas transcurren,
los ojos no consiguen domar las pupilas,
se destruye el alma sin cuerpo
para destrozar infinitamente el instante,
y éste, fallece en la penumbra.

Y todo pasa,
como cuando mueren los sentimientos
y el reino oscuro invade la vida.

Entre desnudos y desnudos,
se desnuda la noche,
y a golpes de silencio
sucumbe la locura.

Agónicamente camina despacio.

No brilla la aurora,
no irrumpe la mañana.

Todo es ceniza.

Alejandro Costa escribió: ↑Sab, 17 Sep 2022 18:38 Atemoriza la noche,
la voz ya no se escucha,
se esconden los umbrales
de unas puertas sodomizadas,
astilladas y con óxido en sus bisagras.

Son las doce,
apenas se han movido las agujas
de un reloj cualquiera calcinado.

La brisa reduce su ritmo
y es incapaz el ambiente de irradiar algo de luz.

La nada se hace inmensa,
se inserta entre interrogantes sin sentido,
palabras ciegas sin signos de puntuación,
y lentamente,
se convierte en reina del ejército
y enarbola la bandera del destierro.

Vuelan aves nocturnas sin dirección, sin destino.

Pacen ruegos entorchados
mientras jaulas sin cerrojo
invitan a su abandono.

La paz se convierte en tenebrosa sombra,
de maleza podrida y senderos sin dibujo.

Es un hoy sin finalizar,
un mañana enfermo
que duda sobre su nacimiento.

Y transcurre un negror pálido,
un silencio inoportuno
que no encuentra lugar donde clamar,
donde ser desgarrado con un grito.

Y las horas transcurren,
los ojos no consiguen domar las pupilas,
se destruye el alma sin cuerpo
para destrozar infinitamente el instante,
y éste, fallece en la penumbra.

Y todo pasa,
como cuando mueren los sentimientos
y el reino oscuro invade la vida.

Entre desnudos y desnudos,
se desnuda la noche,
y a golpes de silencio
sucumbe la locura.

Agónicamente camina despacio.

No brilla la aurora,
no irrumpe la mañana.

Todo es ceniza.