Jardines encantados, fuentes de sombra, paseos solitarios, estrellas, análisis de amor incomprendido, todo se fue, todo dobló el camino de un tiempo viejo en el final de un tango. Todo parece ahora una foto amarilla, gastada ya en los bordes.
¿Cómo hablar de su aliento, sintiendo la niebla en sus cabellos y unas ganas inmensas de que se acabe la avenida sin árboles?
Simulará no verte desde el otro lado de la tierra
desde el otro lado de la vida.
Observará cómo te desnudas cada noche
—por qué lo haces—
y cuanta ropa te queda.
Que por mucho que te quites
todos los días te acuestas vestida.
Olerá tus cambios de vainilla
—tus distancias—
hasta tus risas.
Se agarrará a la tierra
cada vez más improductiva
después de la maldición.
Abrazado siempre a una botella
—sin saber que tú sabes nadar—
intentará hundirte en sus ojos.
Llegará un día en que comenzará a tentar a la suerte
y vencido
posará una mano sobre tu hombro para no caerse.
Y tú seguirás quitándote ropa.
Se arrepentirá con los ojos rendidos,
el cuerpo entumecido,
te echará la otra mano al hombro.
Tú seguirás caminando
quitándote ropa.
Llegará un día en que lo aten desnudo
a una celosía
y se colgará de tu espalda
para que lo arrastres por los mares.
Y entonces te empezará a pesar la ropa,
no habrá movimiento
y ya no podrás nadar, ni gritar.
entonces despertarás,
secarás la fuente de vida
que manaba de sus ojos.
Pero existen los parques y una recibe el mensaje que esperaba y besa los labios que desea y tiene un corazón y ganas de vivir, como todas las Anas de este mundo. Existe la injusticia y contra ella luchamos, pero es preciso vivir y escribir que vivimos, que pasamos una noche con él…
…Y decir que queremos como unos locos, como viejos poetas, como ellos, que se fueron una noche cantando.
Y todo fue el recuerdo de aquel verano de poema, falso, feroz, romántico.