-Cáncer-
Publicado: Mar, 30 Ago 2022 12:50
José:
Supermán se consume
en una aparatosa cama
de hospital.
Sus brazos apenas sustentan
hueso y pellejo,
qué manera de descender,
de transformar la vida,
de incendiar la realidad.
No lo he podido intuir en sueños,
los grises entes terrenales
no dejan de nombrar el tiempo,
y yo no distingo ahora el tiempo
del fluir del agua en un grifo abierto
percibo el continuo en estado líquido,
- pasado, presente y futuro-
tal cómo lo reflejan sus ojos ausentes.
Pepe:
La piel y el hueso se han hecho hermanos,
la muerte conversa en silencio sin la máscara
de cristal, y sella un pacto,
marchemos al portal
donde los desheredados rechazan el dolor,
-le aconseja-
paliemos el sufrimiento de la sombra
qué un día tuvo sustancia
-le implora-.
El pacto se sella con un esputo negro,
verdoso, denso y fétido...
...y duerme,
escucha a los cercanos murmurar
mientras cae, como una hoja
en un día sin viento.
Pepito:
Con su pijama del Capitán América,
- no los hay de adultos de su talla-
parece un bebé enorme,
perdió el brillo en su mirada,
perdió la furia, la rabia,
se aferra al dolor
al viscoso vómito,
se aferra a la dignidad
imaginada en el techo
mientras la hechicera
comprueba la virginidad
de su pañal.
No parecen contar los años,
de nada sirven las experiencias,
siente que se vierten las últimas gotas
sobre el alfombrado de arena,
y tiene miedo, mucho miedo.
Papá:
Ya en su última morada
el rey se confunde con su trono,
todos los personajes del reino
desfilan con el alma en un pañuelo,
el Cimmerio apenas come,
apenas duerme, balbucea ideas...
...y me aferro a un amago de lágrima
qué se forma y se sostiene,
cuando reproduzco música de Triana
cerquita de su rostro.
Descansa en paz
José,
Pepe,
Pepito,
papá.
Supermán se consume
en una aparatosa cama
de hospital.
Sus brazos apenas sustentan
hueso y pellejo,
qué manera de descender,
de transformar la vida,
de incendiar la realidad.
No lo he podido intuir en sueños,
los grises entes terrenales
no dejan de nombrar el tiempo,
y yo no distingo ahora el tiempo
del fluir del agua en un grifo abierto
percibo el continuo en estado líquido,
- pasado, presente y futuro-
tal cómo lo reflejan sus ojos ausentes.
Pepe:
La piel y el hueso se han hecho hermanos,
la muerte conversa en silencio sin la máscara
de cristal, y sella un pacto,
marchemos al portal
donde los desheredados rechazan el dolor,
-le aconseja-
paliemos el sufrimiento de la sombra
qué un día tuvo sustancia
-le implora-.
El pacto se sella con un esputo negro,
verdoso, denso y fétido...
...y duerme,
escucha a los cercanos murmurar
mientras cae, como una hoja
en un día sin viento.
Pepito:
Con su pijama del Capitán América,
- no los hay de adultos de su talla-
parece un bebé enorme,
perdió el brillo en su mirada,
perdió la furia, la rabia,
se aferra al dolor
al viscoso vómito,
se aferra a la dignidad
imaginada en el techo
mientras la hechicera
comprueba la virginidad
de su pañal.
No parecen contar los años,
de nada sirven las experiencias,
siente que se vierten las últimas gotas
sobre el alfombrado de arena,
y tiene miedo, mucho miedo.
Papá:
Ya en su última morada
el rey se confunde con su trono,
todos los personajes del reino
desfilan con el alma en un pañuelo,
el Cimmerio apenas come,
apenas duerme, balbucea ideas...
...y me aferro a un amago de lágrima
qué se forma y se sostiene,
cuando reproduzco música de Triana
cerquita de su rostro.
Descansa en paz
José,
Pepe,
Pepito,
papá.