Editorial Alaire

Francesch Vicent escribió: ↑Mié, 24 Ago 2022 20:54 Mientras duró la eternidad
dejé de ser el hombre que era
y dichoso me deshice como lo minúsculo
para transformarme en un alfabeto alado.
Conseguí acumular todo el poder de los nombres,
deslumbrar con su luz y ser así
la niña con flor en los labios
vestida para el baile en la nieve;
mas lo mejor estaba por llegar cuando convoqué
a la tempestuosa lluvia para que el asfalto
fuera un espejo o un mar nocturno
en el que se reflejaran la luna
y las mujeres preservando los paisajes.

Pero qué terrible es la impostura
cuando el lúcido sueño sucumbe al olvido eterno,
porque el mundo no es como creemos.

La realidad es que me alimento de pan a secas
cuando no me lo roban los amaneceres furtivos
o los niños de la nieve
o los gusanos que huyen del queso.
Tengo ojos de juguete tras la única ventana
de una casa de cartón y soy el hombre
que habla como las ranas,
cuyo grito siempre ha pasado desapercibido.
Atrapado en un espejo, me acosan
un tren de medianoche y una espada maldita,
y vivo en guerra amarga
con las gentes vacilantes y miedosas
que por venganza se dedican a rasgar páginas
de los libros que aún no he escrito.

Qué terrible es la impostura
cuando en el mundo que no es como creemos
hoy tampoco se ha estrellado ningún avión.

Mirta Elena Tessio escribió: ↑Vie, 26 Ago 2022 12:17

Francesch Vicent escribió: ↑Mié, 24 Ago 2022 20:54 Mientras duró la eternidad
dejé de ser el hombre que era
y dichoso me deshice como lo minúsculo
para transformarme en un alfabeto alado.
Conseguí acumular todo el poder de los nombres,
deslumbrar con su luz y ser así
la niña con flor en los labios
vestida para el baile en la nieve;
mas lo mejor estaba por llegar cuando convoqué
a la tempestuosa lluvia para que el asfalto
fuera un espejo o un mar nocturno
en el que se reflejaran la luna
y las mujeres preservando los paisajes.

Pero qué terrible es la impostura
cuando el lúcido sueño sucumbe al olvido eterno,
porque el mundo no es como creemos.

La realidad es que me alimento de pan a secas
cuando no me lo roban los amaneceres furtivos
o los niños de la nieve
o los gusanos que huyen del queso.
Tengo ojos de juguete tras la única ventana
de una casa de cartón y soy el hombre
que habla como las ranas,
cuyo grito siempre ha pasado desapercibido.
Atrapado en un espejo, me acosan
un tren de medianoche y una espada maldita,
y vivo en guerra amarga
con las gentes vacilantes y miedosas
que por venganza se dedican a rasgar páginas
de los libros que aún no he escrito.

Qué terrible es la impostura
cuando en el mundo que no es como creemos
hoy tampoco se ha estrellado ningún avión.

Me gusta este poema y espero que el comentario que hago no se borre, ya se borro una vez.
Siento que es un tanto encriptado.
Tenemos en nuestro ser una parte masculina y otra femenina.
Nuestro mundo no es lo que creemos porque somos diferentes, cada uno lo verá según la lente con que la mires, según tus propias experiencias. Nosotros creamos nuestro mundo en el que vivivos, somos creadores.
Tú en un comentarios dijiste que eras un poco retraído, es lo que veo en tu poema timidez para mostras tus emociones,sentimientos. Por eso digo que es encriptado. Nosotros somos lo que pensamos y lo que hacemos.
Tú haces tu propia realidad.
Me ha gustado leerte, lo hice más de dos veces. No es para todos.
Por eso me gusta hay que adentrarse en él para ver su contenido.
Te dejo mi abrazo y con mucho placer le quito el cero.-

Francesch Vicent escribió: ↑Mié, 24 Ago 2022 20:54 Mientras duró la eternidad
dejé de ser el hombre que era
y dichoso me deshice como lo minúsculo
para transformarme en un alfabeto alado.
Conseguí acumular todo el poder de los nombres,
deslumbrar con su luz y ser así
la niña con flor en los labios
vestida para el baile en la nieve;
mas lo mejor estaba por llegar cuando convoqué
a la tempestuosa lluvia para que el asfalto
fuera un espejo o un mar nocturno
en el que se reflejaran la luna
y las mujeres preservando los paisajes.

Pero qué terrible es la impostura
cuando el lúcido sueño sucumbe al olvido eterno,
porque el mundo no es como creemos.

La realidad es que me alimento de pan a secas
cuando no me lo roban los amaneceres furtivos
o los niños de la nieve
o los gusanos que huyen del queso.
Tengo ojos de juguete tras la única ventana
de una casa de cartón y soy el hombre
que habla como las ranas,
cuyo grito siempre ha pasado desapercibido.
Atrapado en un espejo, me acosan
un tren de medianoche y una espada maldita,
y vivo en guerra amarga
con las gentes vacilantes y miedosas
que por venganza se dedican a rasgar páginas
de los libros que aún no he escrito.

Qué terrible es la impostura
de un mundo que no es como creemos
cuando hoy tampoco ha naufragado.

Ramón Carballal escribió: ↑Vie, 26 Ago 2022 12:36 Muy buen poema, Me ha encantado leerlo. Abrazos.

Hallie Hernández Alfaro escribió: ↑Vie, 26 Ago 2022 12:38 .

"Atrapado en un espejo, me acosan
un tren de medianoche y una espada maldita,
y vivo en guerra amarga
con las gentes vacilantes y miedosas
que por venganza se dedican a rasgar páginas
de los libros que aún no he escrito."

Estos versos me han cautivado, Francesch.
No es como creemos, no; vamos haciendo caminos al andar, como tan justamente dijo nuestro Machado.

Felicitaciones por tu trabajo.
Un abrazo.

Francesch Vicent escribió: ↑Mié, 24 Ago 2022 20:54 Mientras duró la eternidad
dejé de ser el hombre que era
y dichoso me deshice como lo minúsculo
para transformarme en un alfabeto alado.
Conseguí acumular todo el poder de los nombres,
deslumbrar con su luz y ser así
la niña con flor en los labios
vestida para el baile en la nieve;
mas lo mejor estaba por llegar cuando convoqué
a la tempestuosa lluvia para que el asfalto
fuera un espejo o un mar nocturno
en el que se reflejaran la luna
y las mujeres preservando los paisajes.

Pero qué terrible es la impostura
cuando el lúcido sueño sucumbe al olvido eterno,
porque el mundo no es como creemos.

La realidad es que me alimento de pan a secas
cuando no me lo roban los amaneceres furtivos
o los niños de la nieve
o los gusanos que huyen del queso.
Tengo ojos de juguete tras la única ventana
de una casa de cartón y soy el hombre
que habla como las ranas,
cuyo grito siempre ha pasado desapercibido.
Atrapado en un espejo, me acosan
un tren de medianoche y una espada maldita,
y vivo en guerra amarga
con las gentes vacilantes y miedosas
que por venganza se dedican a rasgar páginas
de los libros que aún no he escrito.

Qué terrible es la impostura
de un mundo que no es como creemos
cuando hoy tampoco ha naufragado.