Editorial Alaire

Pablo Sales escribió: ↑Vie, 19 Ago 2022 0:58 Majestuosa como una deidad
coronada de nostalgia,
en sus ojos hay un cielo de palomas.
Sonríe al mundo de niños y arboledas,
y despide a los barcos y los trenes.
Nadie sabe lo que sueña, pues el amor
y el sufrimiento la olvidaron. Nada espera
cuando todo fue consumado; ya hace mucho
que el tiempo huracanado arrasó con el amor
y la fe, mezclando el trueno y el violín,
el acero con la carne, las flores y la desgracia.
Conversa con su memoria, porque sabe
que mientras recuerde no morirá y por eso,
se viste cada día con el sonido oscuro
de los días aciagos, o aquél otro de la lluvia cayendo
siempre con poeta al fondo; también se arropa
con la romería de la patrona, algún beso
de vino de 18° y un corazón que respira
con la cadencia de su mecedora.
Tras la ventana que no cesa aparecen
los últimos deseos: el bosque de música y versos,
las sombrillas que despiden al mar,
y hasta la nieve extensa y muda.
Solo la vi una vez. Su mirada era tarde de otoño
y parecía redimirme. No busqué más: supe
que es la misma vida la que nos da esa fuerza
necesaria para vivirla. Y por si un día olvidara
la verdad de aquellos ojos, he comprado
una mecedora.

Pablo Sales escribió: ↑Vie, 19 Ago 2022 11:39

Pablo Sales escribió: ↑Vie, 19 Ago 2022 0:58 Majestuosa como una deidad
coronada de nostalgia,
en sus ojos hay un cielo de palomas.
Sonríe al mundo de niños y arboledas,
y despide a los barcos y los trenes.
Nadie sabe lo que sueña, pues el amor
y el sufrimiento la olvidaron. Nada espera
cuando todo fue consumado; ya hace mucho
que el tiempo huracanado arrasó con el amor
y la fe, mezclando el trueno y el violín,
el acero con la carne, las flores y la desgracia.
Conversa con su memoria, porque sabe
que mientras recuerde no morirá y por eso,
se viste cada día con el sonido oscuro
de los días aciagos, o aquél otro de la lluvia
que tiene siempre un poeta al fondo; ta
algún beso de vino de 18° y un corazón
que respira con la cadencia
de su mecedora.
Tras la ventana que no cesa aparecen
los últimos deseos: el bosque de música y versos,
las sombrillas que despiden al mar,
y hasta la nieve extensa y muda.
Solo la vi una vez. Su mirada era tarde de otoño
y parecía redimirme. No busqué más: supe
que es la misma vida la que nos da esa fuerza
necesaria para vivirla. Y por si un día olvidara
la verdad de aquellos ojos, he comprado
una mecedora.

Pablo Sales escribió: ↑Vie, 19 Ago 2022 11:42

Pablo Sales escribió: ↑Vie, 19 Ago 2022 11:39

Pablo Sales escribió: ↑Vie, 19 Ago 2022 0:58 Majestuosa como una deidad
coronada de nostalgia,
en sus ojos hay un cielo de palomas.
Sonríe al mundo de niños y arboledas,
y despide a los barcos y los trenes.
Nadie sabe lo que sueña, pues el amor
y el sufrimiento la olvidaron. Nada espera
cuando todo fue consumado; ya hace mucho
que el tiempo huracanado arrasó con el amor
y la fe, mezclando el trueno y el violín,
el acero con la carne, las flores y la desgracia.
Conversa con su memoria, porque sabe
que mientras recuerde no morirá y por eso,
se viste cada día con el sonido oscuro
de los días aciagos, o aquél otro de la lluvia
que tiene siempre un poeta al fondo;
también algún beso de vino de 18° y un corazón
que respira con la cadencia
de su mecedora.
Tras la ventana que no cesa aparecen
los últimos deseos: el bosque de música y versos,
las sombrillas que despiden al mar,
y hasta la nieve extensa y muda.
Solo la vi una vez. Su mirada era tarde de otoño
y parecía redimirme. No busqué más: supe
que es la misma vida la que nos da esa fuerza
necesaria para vivirla. Y por si un día olvidara
la verdad de aquellos ojos, he comprado
una mecedora.

Pablo Sales escribió: ↑Vie, 19 Ago 2022 0:58 Majestuosa como una deidad
coronada de nostalgia,
en sus ojos hay un cielo de palomas.
Sonríe al mundo de niños y arboledas,
y despide a los barcos y los trenes.
Nadie sabe lo que sueña, pues el amor
y el sufrimiento la olvidaron. Nada espera
cuando todo fue consumado; ya hace mucho
que el tiempo huracanado arrasó con el amor
y la fe, mezclando el trueno y el violín,
el acero con la carne, las flores y la desgracia.
Conversa con su memoria, porque sabe
que mientras recuerde no morirá y por eso,
se viste cada día con el sonido oscuro
de los días aciagos, o aquél otro de la lluvia
siempre con poeta al fondo; también se arropa
con la romería de la patrona, algún beso
de vino de 18° y un corazón que respira
con la cadencia de su mecedora.
Tras la ventana que no cesa aparecen
los últimos deseos: el bosque de música y versos,
las sombrillas que despiden al mar,
y hasta la nieve extensa y muda.
Solo la vi una vez. Su mirada era tarde de otoño
y parecía redimirme. No busqué más: supe
que es la misma vida la que nos da esa fuerza
necesaria para vivirla. Y por si un día olvidara
la verdad de aquellos ojos, he comprado
una mecedora.

Pablo Sales escribió: ↑Vie, 19 Ago 2022 0:58 Majestuosa como una deidad
coronada de nostalgia,
en sus ojos hay un cielo de palomas.
Sonríe al mundo de niños y arboledas,
y despide a los barcos y los trenes.
Nadie sabe lo que sueña, pues el amor
y el sufrimiento la olvidaron. Nada espera
cuando todo fue consumado; ya hace mucho
que el tiempo huracanado arrasó con el amor
y la fe, mezclando el trueno y el violín,
el acero con la carne, las flores y la desgracia.
Conversa con su memoria, porque sabe
que mientras recuerde no morirá y por eso,
se viste cada día con el sonido oscuro
de los días aciagos, o aquél otro de la lluvia
siempre con poeta al fondo; también se arropa
con la romería de la patrona, algún beso
de vino de 18° y un corazón que respira
con la cadencia de su mecedora.
Tras la ventana que no cesa aparecen
los últimos deseos: el bosque de música y versos,
las sombrillas que despiden al mar,
y hasta la nieve extensa y muda.
Solo la vi una vez. Su mirada era tarde de otoño
y parecía redimirme. No busqué más: supe
que es la misma vida la que nos da esa fuerza
necesaria para vivirla. Y por si un día olvidara
la verdad de aquellos ojos, he comprado
una mecedora.