Conversando en silencio

Poemas en verso y/o en prosa de cualquier estructura y/o combinación.

Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle

Avatar de Usuario
Alejandro Costa
Mensajes: 4383
Registrado: Dom, 13 Mar 2016 18:27

Conversando en silencio

Mensaje sin leer por Alejandro Costa »

Es curioso entrever que parece que estés solo.

No es un grito en el silencio,
ni tampoco una voz entre las grietas del techo,
no es el sonido de un pájaro cobarde,
pero me aturde como si así fuera.

Me miro al espejo, pero soy invisible.

Creo estar perdido en un lugar vacío,
pero las manchas de humedad,
el olor a viejo y la sequedad del miedo,
me transportan a este rincón anodino.

Hablo en voz alta, nadie escucha.

Más comienzo a escuchar voces,
a sentir los álgidos ecos que rebotan en las paredes,
y siento que ha llegado el tiempo,
que da igual que a la lámpara le falten bombillas,
que un día claro,
no sea capaz de iluminar el habitáculo,
que hoy no sepa que día es,
y que el mañana no tenga ninguna importancia.

Hablo con voz suave, y me responden.

-¿Quién eres, que tanto has tardado?

-No he tardado, siempre he estado aquí.

-¿Dónde te escondes? No soy capaz de verte.

-Pero me sientes.
Aún arrinconado en tu desdicha,
me hablas, me necesitas y me añoras,
pero no eres capaz de asimilarlo.
¿Dónde te crees que he estado todo este tiempo?
Junto a ti, contigo, pero sin ti,
¿acaso me escuchaste alguna vez?


-Siempre he estado solo,
o al menos es posible que así lo creyera,
tal vez, estuvieras ausente,
deshilachado o perdido entre el silencio.
Hace mucho tiempo que no me muevo de aquí,
y sé que este sillón dará sombra a mi lápida,
a mis devaneos, a mi desesperanza,
y a la herencia mortal acuñada día a día.
¿Has estado junto a mí? ¡No! ¡Nunca!

El que no me escuchases,
no significa que no te hablase.
He ocupado parte de la habitación,
he anidado entre el polvo de tu nido,
la oscura luz de tus días,
tu desesperanza,
y hasta he humedecido mis mejillas cuando tú lo hacías.
Pero nunca supe qué decirte,
o quizás creí que era mejor no decir nada.


-¿Y ahora te escucho?
¿Acaso pretendes aliviar con tu voz mi silencio?
Ya no soy nada, creo que nunca lo fui.
He buscado la definición de vida
en tantos, tantos libros…
Y nunca la he conocido,
he sido como esa semilla que nunca brota,
ese minuto necesario pero destartalado,
la página manchada de un libro sin leer.
¿Qué pretendes ahora?

-Escuchar tus palabras y hacer que escuches las mías.
Te crees nada, pero te crees.
No sabes que es la vida, pero has estado en ella.
Todos parten de semillas,
cualquiera ha tenido, tendrá,
un minuto destartalado,
todos, seguro que todos,
se cruzaron con una página manchada.
¿Cuál es tu diferencia?


-Crees saberlo todo,
pero ignoras mucho más que sabes.
¿Te crees acaso que me conoces tanto?

¿Tanto?
¡No!
Totalmente lo necesario.
Mira a tu alrededor, escucha y siente.
Respira y deja de hacerlo,
mueve los brazos, las manos,
observa esas grietas del techo
que han envejecido contigo.
Y ahora calla…
No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.…


Me sobra el corazón (Miguel Hernández)
Simon Abadia
Mensajes: 1869
Registrado: Mié, 03 Sep 2014 18:10

Re: Conversando en silencio

Mensaje sin leer por Simon Abadia »

Me gusta tu poema, porque yo hace tiempo que tengo conversaciones en silencio
y creo que me hacen bien. Debe ser la edad.
Gracias y abrazos
Avatar de Usuario
Mirta Elena Tessio
Mensajes: 4155
Registrado: Jue, 06 Nov 2014 16:58
Ubicación: argentina

Re: Conversando en silencio

Mensaje sin leer por Mirta Elena Tessio »

Alejandro Costa escribió: Jue, 11 Ago 2022 21:03 Es curioso entrever que parece que estés solo.

No es un grito en el silencio,
ni tampoco una voz entre las grietas del techo,
no es el sonido de un pájaro cobarde,
pero me aturde como si así fuera.

Me miro al espejo, pero soy invisible.

Creo estar perdido en un lugar vacío,
pero las manchas de humedad,
el olor a viejo y la sequedad del miedo,
me transportan a este rincón anodino.

Hablo en voz alta, nadie escucha.

Más comienzo a escuchar voces,
a sentir los álgidos ecos que rebotan en las paredes,
y siento que ha llegado el tiempo,
que da igual que a la lámpara le falten bombillas,
que un día claro,
no sea capaz de iluminar el habitáculo,
que hoy no sepa que día es,
y que el mañana no tenga ninguna importancia.

Hablo con voz suave, y me responden.

-¿Quién eres, que tanto has tardado?

-No he tardado, siempre he estado aquí.

-¿Dónde te escondes? No soy capaz de verte.

-Pero me sientes.
Aún arrinconado en tu desdicha,
me hablas, me necesitas y me añoras,
pero no eres capaz de asimilarlo.
¿Dónde te crees que he estado todo este tiempo?
Junto a ti, contigo, pero sin ti,
¿acaso me escuchaste alguna vez?


-Siempre he estado solo,
o al menos es posible que así lo creyera,
tal vez, estuvieras ausente,
deshilachado o perdido entre el silencio.
Hace mucho tiempo que no me muevo de aquí,
y sé que este sillón dará sombra a mi lápida,
a mis devaneos, a mi desesperanza,
y a la herencia mortal acuñada día a día.
¿Has estado junto a mí? ¡No! ¡Nunca!

El que no me escuchases,
no significa que no te hablase.
He ocupado parte de la habitación,
he anidado entre el polvo de tu nido,
la oscura luz de tus días,
tu desesperanza,
y hasta he humedecido mis mejillas cuando tú lo hacías.
Pero nunca supe qué decirte,
o quizás creí que era mejor no decir nada.


-¿Y ahora te escucho?
¿Acaso pretendes aliviar con tu voz mi silencio?
Ya no soy nada, creo que nunca lo fui.
He buscado la definición de vida
en tantos, tantos libros…
Y nunca la he conocido,
he sido como esa semilla que nunca brota,
ese minuto necesario pero destartalado,
la página manchada de un libro sin leer.
¿Qué pretendes ahora?

-Escuchar tus palabras y hacer que escuches las mías.
Te crees nada, pero te crees.
No sabes que es la vida, pero has estado en ella.
Todos parten de semillas,
cualquiera ha tenido, tendrá,
un minuto destartalado,
todos, seguro que todos,
se cruzaron con una página manchada.
¿Cuál es tu diferencia?


-Crees saberlo todo,
pero ignoras mucho más que sabes.
¿Te crees acaso que me conoces tanto?

¿Tanto?
¡No!
Totalmente lo necesario.
Mira a tu alrededor, escucha y siente.
Respira y deja de hacerlo,
mueve los brazos, las manos,
observa esas grietas del techo
que han envejecido contigo.
Y ahora calla…
Hola Alejandro, me alegra tanto leerte!!!
Y te estas pareciendo en este escrito a Becquer.
Esa voz que te responde en esta hermosa conversación, es la voz de tu inconsciente,
A veces conversamos con nosotros mismos, pero no todo es asi, hay una presencia del ser
que amamos alguna vez.

Lee esto
es de Becquer


¿No has sentido en la noche,
cuando reina la sombra
una voz apagada que canta
y una inmensa tristeza que llora?

¿No sentiste en tu oído de virgen
las silentes y trágicas notas
que mis dedos de muerto arrancaban
a la lira rota?

¿No sentiste una lágrima mía
deslizarse en tu boca,
ni sentiste mi mano de nieve
estrechar a la tuya de rosa?

¿No viste entre sueños
por el aire vagar una sombra,
ni sintieron tus labios un beso
que estalló misterioso en la alcoba?


Pues yo juro por ti, vida mía,
que te vi entre mis brazos, miedosa;
que sentí tu aliento de jazmín y nardo
y tu boca pegada a mi boca.

No es el silencio, es tu alma de poeta. Un abrazo grande
Porque después de todo he comprendido
por lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.
Francisco Luis Bernárdez
Responder

Volver a “Foro de Poemas”