Editorial Alaire

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Me ha encantado la idea que sostiene el poema, Óscar.
Lo bueno es, quizás, la juventud relativa de los guerreros terrestres y los de otras galaxias. Mil años luz estarían, más que justificados, por una breve historia, sobre la hierba que aún respira...
Los altísimos niveles de abstracción, que necesitamos para imaginar destinos fuera de la tierra, hacen que cualquier guerra solo sea, un guijarro de malestar bajo los pies.

Muy bien hilado y resuelto; felicitaciones y un abrazo.

Óscar Distéfano escribió: ↑Sab, 06 Ago 2022 16:04 Profecía

Siempre tendremos los lugares cósmicos
para saciar la sed de sangre.

Planetas solitarios, asteroides remotos,
duros, inatmosféricos
—como el mezquino corazón humano—,
vertiginosos astros, fulgurantes
teatros en galaxias invisibles,
heroicos campos de batallas.
Motivos para las conflagraciones,
jamás en la existencia faltarán.

¡Ah, qué azul amplitud del universo
para naves de guerra tan escasas!
¡Qué surcos fértiles, qué historias fascinantes,
para los versos refulgentes
de épicos poetas!

En el planeta equis equis uno
de la galaxia zeta dos
se disputa una guerra encarnizada
por el dominio de fecundos territorios,
mientras resisten en la madre tierra
viejos llantos, penosas agonías
y tristes corazones,
sobre las muertas hierbas.

El guerrero de aquí
ya no será el hermano
del guerrero de allá,
porque miríadas de ideales estrellas
con luces esplendentes,
las huellas de viajeros sin retorno
que cruzaron la línea para siempre,
por siempre borrarán.

Y los hombres de aquí
y los hombres de allá,
cada cual con sus armas tecnológicas,
en orgías de sangre
sus bélicos instintos saciarán.

¡Ah, qué vasto es el mar
para tan pocas y frágiles piraguas!

¡Qué insignes guerras esperan todavía
al indestructible destino humano!

Me gusta y mucho cómo escribes Öscar.
Siento que hablas de las luchas internas del ser humano.
Aunque el poema se sostiene el guerra de otros lares.
Hay frases completas que me las guardaría para mi.
Es la manera de decirte que gusta el poema.
Un abrazo. Feliz comienzo de semana.

Has ampliado el horizonte para intentar comprender qué es el hombre y la vida. Buen poema que me ha encantado leer.
Abrazos

Poema para pensar.

Qué insignes guerras esperan todavía
al indestructible destino humano!

Pienso que nuestro destino es desaparecer de la faz de la Tierra, al menos tal como la bestia que somos. Un abrazo. Paco

Oscar, siempre es un placer leerte, me gusta tu forma de entender la palabra, la profundidad que das a toda ella y cómo discurres el poema, siempre fértil.
Gracias por compartir.
Abrazos mediterráneos.

Óscar Distéfano escribió: ↑Sab, 06 Ago 2022 16:04 Profecía

Siempre tendremos los lugares cósmicos
para saciar la sed de sangre.

Planetas solitarios, asteroides remotos,
duros, inatmosféricos
—como el mezquino corazón humano—,
vertiginosos astros, fulgurantes
teatros en galaxias invisibles,
heroicos campos de batallas.
Motivos para las conflagraciones,
jamás en la existencia faltarán.

¡Ah, qué azul amplitud del universo
para naves de guerra tan escasas!
¡Qué surcos fértiles, qué historias fascinantes,
para los versos refulgentes
de épicos poetas!

En el planeta equis equis uno
de la galaxia zeta dos
se disputa una guerra encarnizada
por el dominio de fecundos territorios,
mientras resisten en la madre tierra
viejos llantos, penosas agonías
y tristes corazones,
sobre las muertas hierbas.

El guerrero de aquí
ya no será el hermano
del guerrero de allá,
porque miríadas de ideales estrellas
con luces esplendentes,
las huellas de viajeros sin retorno
que cruzaron la línea para siempre,
por siempre borrarán.

Y los hombres de aquí
y los hombres de allá,
cada cual con sus armas tecnológicas,
en orgías de sangre
sus bélicos instintos saciarán.

¡Ah, qué vasto es el mar
para tan pocas y frágiles piraguas!

¡Qué insignes guerras esperan todavía
al indestructible destino humano!

Un poema inteligente y que además sabes jugar o colocar las palabras exactas en los versos.
Me ha gustado y mucho. Si que te digo que que me has retrotraído la Gran Profecía (Apocalipsis) que no hace mucho acabé un libro poético sobre ello.
Lo he disfrutado Oscar, me gusta leerte.
Abrazos

Óscar Distéfano escribió: ↑Sab, 06 Ago 2022 16:04 Profecía

Siempre tendremos los lugares cósmicos
para saciar la sed de sangre.

Planetas solitarios, asteroides remotos,
duros, inatmosféricos
—como el mezquino corazón humano—,
vertiginosos astros, fulgurantes
teatros en galaxias invisibles,
heroicos campos de batallas.
Motivos para las conflagraciones,
jamás en la existencia faltarán.

¡Ah, qué azul amplitud del universo
para naves de guerra tan escasas!
¡Qué surcos fértiles, qué historias fascinantes,
para los versos refulgentes
de épicos poetas!

En el planeta equis equis uno
de la galaxia zeta dos
se disputa una guerra encarnizada
por el dominio de fecundos territorios,
mientras resisten en la madre tierra
viejos llantos, penosas agonías
y tristes corazones,
sobre las muertas hierbas.

El guerrero de aquí
ya no será el hermano
del guerrero de allá,
porque miríadas de ideales estrellas
con luces esplendentes,
las huellas de viajeros sin retorno
que cruzaron la línea para siempre,
por siempre borrarán.

Y los hombres de aquí
y los hombres de allá,
cada cual con sus armas tecnológicas,
en orgías de sangre
sus bélicos instintos saciarán.

¡Ah, qué vasto es el mar
para tan pocas y frágiles piraguas!

¡Qué insignes guerras esperan todavía
al indestructible destino humano!

He volado, leído y releído tu poética profecía intergaláctica, aterrizando en la angustia de este trozo:

"En el planeta equis equis uno
de la galaxia zeta dos
se disputa una guerra encarnizada
por el dominio de fecundos territorios,
mientras resisten en la madre tierra
viejos llantos, penosas agonías
y tristes corazones,
sobre las muertas hierbas."

Sobrecoge lo real de la imagen de la hierba agostada.

Fonda aperta.

Hallie Hernández Alfaro escribió: ↑Sab, 06 Ago 2022 17:18 .

Me ha encantado la idea que sostiene el poema, Óscar.
Lo bueno es, quizás, la juventud relativa de los guerreros terrestres y los de otras galaxias. Mil años luz estarían, más que justificados, por una breve historia, sobre la hierba que aún respira...
Los altísimos niveles de abstracción, que necesitamos para imaginar destinos fuera de la tierra, hacen que cualquier guerra solo sea, un guijarro de malestar bajo los pies.

Muy bien hilado y resuelto; felicitaciones y un abrazo.

Valoro mucho tu interpretación, compañera. Le brinda luz al poema. Yo siempre pensé que no sé si existen los extraterrestres, pero estoy seguro que los habrá. En este caso hablamos de que esa innata belicosidad del hombre no lo abandonará nunca, ni en su inminente conquista espacial. Planteo también que el hombre difícilmente sea destruido por el destino, a pesar de que algún cataclismo siempre esté pendiente como una espada de Damocles sobre nosotros, los seres humanos. Pienso que el espíritu guerrero, así como la curiosidad por desvelar el misterio, se encuentran en el ADN del hombre.
Muchas gracias, querida Hallie.
Óscar

Óscar Distéfano escribió: ↑Sab, 06 Ago 2022 16:04 Profecía

Siempre tendremos los lugares cósmicos
para saciar la sed de sangre.

Planetas solitarios, asteroides remotos,
duros, inatmosféricos
—como el mezquino corazón humano—,
vertiginosos astros, fulgurantes
teatros en galaxias invisibles,
heroicos campos de batallas.
Motivos para las conflagraciones,
jamás en la existencia faltarán.

¡Ah, qué azul amplitud del universo
para naves de guerra tan escasas!
¡Qué surcos fértiles, qué historias fascinantes,
para los versos refulgentes
de épicos poetas!

En el planeta equis equis uno
de la galaxia zeta dos
se disputa una guerra encarnizada
por el dominio de fecundos territorios,
mientras resisten en la madre tierra
viejos llantos, penosas agonías
y tristes corazones,
sobre las muertas hierbas.

El guerrero de aquí
ya no será el hermano
del guerrero de allá,
porque miríadas de ideales estrellas
con luces esplendentes,
las huellas de viajeros sin retorno
que cruzaron la línea para siempre,
por siempre borrarán.

Y los hombres de aquí
y los hombres de allá,
cada cual con sus armas tecnológicas,
en orgías de sangre
sus bélicos instintos saciarán.

¡Ah, qué vasto es el mar
para tan pocas y frágiles piraguas!

¡Qué insignes guerras esperan todavía
al indestructible destino humano!

Desde su tono irónico, sagaz, compones la desilusión sin matar, aunque puedes, la esperanza. En forma magistral y sin recodo, apuntas al corazón que se traiciona a sí, el corazón que justifica la violencia de la guerra. Ese embrollo de intereses creados por la gente, por los gobiernos...Estás despierto y alerta, poeta, aunque hemos avanzado tremendamente en tecnología, el corazón humano permanece en la inmadurez, la angurria, la competencia, la jauría del poder. Es una profecía auténtica ver que a medida que conquistemos otros planetas, de continuar la inconciencia, las guerras serán intergalácticas. Será la misma mierda en platos de autodestrucción.
Mi admiración y respeto, querido Óscar. ERA

Tiene un punto de ironía este poema, a mi modo de ver. No sé si las guerras son solamente un asunto humano o existen también en el espacio sideral, lo que sí sé es que he leído un buen poema y una acertada crítica al belicismo. Un abrazo.