Anacrónico
Publicado: Vie, 24 Oct 2008 21:37
Otra vez mira el vecino de enfrente
pero ahora no pienso cerrar la ventana
que el mundo solo son dos días
y puede ser que mañana ya no me encuentre aquí,
es posible que sean otras piernas desnudas
las que asomen bajo la persiana de esta habitación
y el hombre gordo se pregunte
¿qué fue de aquella chica tan rara
que escribía poesía y sonreía sola al salir a la calle?
O tal vez solo recuerde que tenía un buen par de tetas
y la melena rubia.
Sé que me hice mayor
porque he perdido el miedo de los miércoles
aunque siga echándote de menos cada lunes,
todavía no sé cómo llenar un hueco
que siempre permaneció vacío.
Puede que vaya a buscarte un día
sin avisar,
que me plante frente a tu puerta con un cartel de
“animal abandonado” y te maúlle un par de versos.
La gata de las medias de rejilla,
la que escribe poemas tristes y no consigue olvidarse de ti.
Conozco a un hombre gordo que vive frente a mí
y me observa desde la ventana,
es posible que se haya masturbado más de una vez pensando en mi
pero eso lo hace porque no sabe cuánto te quiero,
sino se le encogería el pene
y sería tal la congoja de saber lo que te echo de menos
que sufriría una impotencia crónica,
tan crónica como mi tristeza cada vez que me hablan del sur,
como mi sol que se ofusca en violarme el este
y correrse en el oeste.
pero ahora no pienso cerrar la ventana
que el mundo solo son dos días
y puede ser que mañana ya no me encuentre aquí,
es posible que sean otras piernas desnudas
las que asomen bajo la persiana de esta habitación
y el hombre gordo se pregunte
¿qué fue de aquella chica tan rara
que escribía poesía y sonreía sola al salir a la calle?
O tal vez solo recuerde que tenía un buen par de tetas
y la melena rubia.
Sé que me hice mayor
porque he perdido el miedo de los miércoles
aunque siga echándote de menos cada lunes,
todavía no sé cómo llenar un hueco
que siempre permaneció vacío.
Puede que vaya a buscarte un día
sin avisar,
que me plante frente a tu puerta con un cartel de
“animal abandonado” y te maúlle un par de versos.
La gata de las medias de rejilla,
la que escribe poemas tristes y no consigue olvidarse de ti.
Conozco a un hombre gordo que vive frente a mí
y me observa desde la ventana,
es posible que se haya masturbado más de una vez pensando en mi
pero eso lo hace porque no sabe cuánto te quiero,
sino se le encogería el pene
y sería tal la congoja de saber lo que te echo de menos
que sufriría una impotencia crónica,
tan crónica como mi tristeza cada vez que me hablan del sur,
como mi sol que se ofusca en violarme el este
y correrse en el oeste.