¿Para cuándo la vida?
Publicado: Dom, 24 Jul 2022 21:50
¿Para cuándo la vida?
“Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero”.
Dice la santa abulense desde el alma enamorada
y tú, buen amigo, escribes en uno de tus WhatsApp
esta queja existencial que ¿para cuándo la vida?
Primero tienes que soltar esas amarras
que te atenazan por dentro;
que la libertad, amigo, empieza cuando, en silencio,
te das cuenta de lo poco que hace falta
para hacer un buen camino.
Que el tener es lo que ata y el ser lo que nos libera;
que si de verdad queremos disfrutar en esta vida
de lo que en suerte o desgracia nos ha podido tocar,
debemos poder cantar al mundo que nos rodea
la herencia de estar alerta y la hermosura de estar vivos.
Que no hay mayor testimonio de amor
que el darse y darles las gracias a quienes nos dieran todo
en esta vida: nuestros padres, nuestros hijos, la familia, los amigos
y hasta quien nos hizo daño, pues, sin quererlo, quizás,
también nos hizo mejores.
Y en la hora de quietud interna, cuando el ruido de los sables
deja sus tambores quedos, dar gracias también a Dios,
aunque la fe que nos queda sea solo un rescoldito
y apenas se deje ver entre dudas y recuerdos no siempre del todo buenos.
¿Que para cuándo la vida?
Para cuando se te antoje dejarla, amigo, manar.
Víctor F. Mallada
“Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero”.
Dice la santa abulense desde el alma enamorada
y tú, buen amigo, escribes en uno de tus WhatsApp
esta queja existencial que ¿para cuándo la vida?
Primero tienes que soltar esas amarras
que te atenazan por dentro;
que la libertad, amigo, empieza cuando, en silencio,
te das cuenta de lo poco que hace falta
para hacer un buen camino.
Que el tener es lo que ata y el ser lo que nos libera;
que si de verdad queremos disfrutar en esta vida
de lo que en suerte o desgracia nos ha podido tocar,
debemos poder cantar al mundo que nos rodea
la herencia de estar alerta y la hermosura de estar vivos.
Que no hay mayor testimonio de amor
que el darse y darles las gracias a quienes nos dieran todo
en esta vida: nuestros padres, nuestros hijos, la familia, los amigos
y hasta quien nos hizo daño, pues, sin quererlo, quizás,
también nos hizo mejores.
Y en la hora de quietud interna, cuando el ruido de los sables
deja sus tambores quedos, dar gracias también a Dios,
aunque la fe que nos queda sea solo un rescoldito
y apenas se deje ver entre dudas y recuerdos no siempre del todo buenos.
¿Que para cuándo la vida?
Para cuando se te antoje dejarla, amigo, manar.
Víctor F. Mallada