Editorial Alaire

Un hombre pedalea en una bicicleta.

El espliego aplastado bajo las ruedas
no ha de ser nunca más el perfume
ni la rafia, ni el mimbre,
una solución salina, solo, bajo la goma.

Como pensar en la inmovilidad
de lo que así sucede, en la imaginación
-las pausadas imágenes que atisban nuestros ojos-
mientras un hombre espera
los sucesos de lo real posible,
la suma de imprevistos
y nuestra inclinación a divagar.

Unas ruedas que aplastan la maleza.

Es genial ver cómo algo tan sencillo como las huellas del paso de una rueda de bicicleta puede ser descrito de forma que parezca tan desolador como el cráter que hiciera la explosión de una bomba, esa es la grandeza de la poesía Emilio, esa que tan bien tú entiendes.

El espliego aplastado bajo las ruedas
no ha de ser nunca más el perfume
ni la rafia, ni el mimbre,
una solución salina, solo, bajo la goma.

Un placer leerte, siempre.

Abrazos

Sara

Me gusta su profundidad, su irreversibilidad. Sabemos que el fondo de toda cosa, su raíz ontológico-semiótica, es —en extremo— su pasividad ante la maniobra topológica de reversibilidad. Vale decir: los espejos, los unicornios, los astrolabios, las cosas elusivas, son reacias a soportar trabajos de inversión sobre sí mismas. Son infinitamente felinas, penumbrosamente continuas, imposiblemente hondas. Sucede con las ruedas de esta bicicleta inmóvil, que pasa como un rayo o como un conejo de Alicia, sobre la maleza.

Es un texto taumatúrgico-higiénico. Quiero decir: es una receta ( entonces instancia reflexiva sobre... ) para aspirar, para subir, para salir, para huir, para hallar. Un intento arbóreo, una bruma que busca el cuerpo. Revelación, ergo: explicación meta-metafísca. Ingeniería sobre la ingeniería.

Mis respetos y un gran saludo para ti

Rafael

Es un poema tan sencillo como profundo. Te atrapa en sus ruedas. Precioso
Un abrazo
Pilar

Emilio Aparicio escribió:Un hombre peladalea en una bicicleta.

El espliego aplastado bajo las ruedas
no ha de ser nunca más el perfume
ni la rafia, ni el mimbre,
una solución salina, solo, bajo la goma.

Como pensar en la inmovilidad
de lo que así sucede, en la imaginación
-las pausadas imágenes que atisban nuestros ojos-
mientras un hombre espera
los sucesos de lo real posible,
la suma de imprevistos
y nuestra inclinación a divagar.

Unas ruedas que aplastan la maleza.

Fantástico, Emilio, tus poemas siempre van a lo profundo y nos hacen pensar. Esa es una cualidad que envidio de tu poesia. Este poema me transmite un extraño sosiego y una especie de visión metáfisica de la realidad. Estupendo, de verdad. Un abrazo.

Hola,

Sabes que me gusta mucho cómo escribes y cómo te planteas el poema... Siempre que te leo tengo la sensación de que ese poema es imprescindible... o sea, no te repites, como solemos hacer muchos... Esa inmovilidad de lo que así sucede... me ha encantado... Y, además, me alegra que escribas y leerte...

Un placer, créeme,

Carmen

.


Me ha encantado, Emilio.
Creo ver el detalle como aconteciniemto. Parecido a como lo dice Sara, el meteorito en el grano de arena. Y lo que es más importante, sus insospechadas consecuencias. O mejor dicho, las que nunca queremos prestarle atención, quizá para no perder el juicio.

Pero el poeta puede.
Lo que puede hacer ganar o perder una batalla no es la superioridad en efectivos, si no una colitis de su caudillo. El detalle.


víctor


.

Es un excelente descubrimiento tu poema Emilio, la forma, la mente rueda contigo desde un punto, y comprende el símbolo, la magia que yace en tus versos.

Maravilloso decir

Abrazos

S.Castelar escribió:Es genial ver cómo algo tan sencillo como las huellas del paso de una rueda de bicicleta puede ser descrito de forma que parezca tan desolador como el cráter que hiciera la explosión de una bomba, esa es la grandeza de la poesía Emilio, esa que tan bien tú entiendes.

El espliego aplastado bajo las ruedas
no ha de ser nunca más el perfume
ni la rafia, ni el mimbre,
una solución salina, solo, bajo la goma.

Un placer leerte, siempre.

Abrazos

Sara

Muchas gracias, Sara por rodar tú, tan amablemente por estas líneas. Un saludo agradecido

Cualquier visión del mundo que nos rodea, puede provocar ese giro de tuerca, ese destiempo al que se somete el pensamiento.

El poeta más si cabe, está predispuesto a desmirar, a redescrubrir el mundo interior a través del exterior.

Tu poema nos deja esa sensación de la mirada profunda, del poder de la abstracción sobre la pura realidad.

Un placer leerte, amigo Emilio.

Mi sincero abrazo.

Luis Oroz.

Muy hermosa esta inmersión en el movimiento circular que aplasta cuanto pisa, como aplastan los sueños el tiempo que se ha gastado.
Original, cadenciosa, muy bella alegoría y, sin embargo, impía descripción del paso del rodillo en la acera de la vida.
Ha sido un placer leerte, amigo Emilio. Felicidades.
Te mando un cirdial abrazo.

Rafael Teicher escribió:Me gusta su profundidad, su irreversibilidad. Sabemos que el fondo de toda cosa, su raíz ontológico-semiótica, es —en extremo— su pasividad ante la maniobra topológica de reversibilidad. Vale decir: los espejos, los unicornios, los astrolabios, las cosas elusivas, son reacias a soportar trabajos de inversión sobre sí mismas. Son infinitamente felinas, penumbrosamente continuas, imposiblemente hondas. Sucede con las ruedas de esta bicicleta inmóvil, que pasa como un rayo o como un conejo de Alicia, sobre la maleza.

Es un texto taumatúrgico-higiénico. Quiero decir: es una receta ( entonces instancia reflexiva sobre... ) para aspirar, para subir, para salir, para huir, para hallar. Un intento arbóreo, una bruma que busca el cuerpo. Revelación, ergo: explicación meta-metafísca. Ingeniería sobre la ingeniería.

Mis respetos y un gran saludo para ti

Rafael

Sí, Don rafael, efectivamente metafísica desde una realidad sensible, palpable. Serán nuestros ojos los que en primera instancia capten la imágenes que después han de trascender por sí mismas - si así lo deseamos - hacia " la otra realidad"... ¿imaginada? ¿real?. En cualquier caso
a la que el poeta se encamina confuso.

Mis respetos a usted, a su poesía, a su capacidad crítica. Un saludo

Pilar Morte escribió:Es un poema tan sencillo como profundo. Te atrapa en sus ruedas. Precioso
Un abrazo
Pilar

Muchas gracias Pilar por subirte a esta bicicleta. Un saludo

Ramón Carballal escribió:

Emilio Aparicio escribió:Un hombre peladalea en una bicicleta.

El espliego aplastado bajo las ruedas
no ha de ser nunca más el perfume
ni la rafia, ni el mimbre,
una solución salina, solo, bajo la goma.

Como pensar en la inmovilidad
de lo que así sucede, en la imaginación
-las pausadas imágenes que atisban nuestros ojos-
mientras un hombre espera
los sucesos de lo real posible,
la suma de imprevistos
y nuestra inclinación a divagar.

Unas ruedas que aplastan la maleza.

Fantástico, Emilio, tus poemas siempre van a lo profundo y nos hacen pensar. Esa es una cualidad que envidio de tu poesia. Este poema me transmite un extraño sosiego y una especie de visión metáfisica de la realidad. Estupendo, de verdad. Un abrazo.

Muchas gracias Ramón por estar siempre para compartir. Un abrazo

carmen iglesia escribió:Hola,

Sabes que me gusta mucho cómo escribes y cómo te planteas el poema... Siempre que te leo tengo la sensación de que ese poema es imprescindible... o sea, no te repites, como solemos hacer muchos... Esa inmovilidad de lo que así sucede... me ha encantado... Y, además, me alegra que escribas y leerte...

Un placer, créeme,

Carmen

¿Tú te repites?... Tu poesía eres tú: ¿acaso hay dos Carmen Iglesia?. La sensibilidad y sobre todo la sinceridad que se encuentra a manos llenas en tu poesía, es sin duda mucho más potente que cualquier indagación metapoética sobre la realidad. Tú te muestras y yo me agazapo; y siendo lícitas ambas formas de afrontar un poema, sinceramente te digo que admiro la valentía de aquellos que se muestran sin coraza. Un abrazo y no cambies, por favor.