Editorial Alaire

¿Me dejas entrar?
Que quiero ser la annelida
que busca su simetría invertebrada
en el mielómero de tu médula espinal.

Apriétame, entre la luz angular
de tu línea transversal, siendo frontera
del metamerismo esquivo
con la que tus ojos me observan.

Rómpeme, en ese filo de la mirada
tornada, que es el abismo del
hambre parado, como espada clavada
en los confines de nuestros cuerpos.

Aproxímame, en el flujo unidireccional
del impulso peristáltico, soy vapor que
se comprime y expande, entre las
respiraciones cilíndricas.

Sígueme, en el ritmo ayub de mi corazón
donde los movimientos repetitivos,
se intensifican por cada segundo
en el vértigo de pensarte, catarsis.

¿Me dejas entrar?
Pero, si paso el umbral de tu puerta,
no habrá pasado al que avanzar
ni futuro al que retroceder.
Cerraré la salida con besos
y allí, me quedaré para siempre.

Déjame entrar.

.

Madre mía, Isabel.
Respiro y escribo (que me cuesta) por la fuerza extraordinaria que se desprende y golpea las pupilas cautivadas.
Me ha encantado la manera de esculpir en los tejidos la esencia poemática. Los mielómeros y las raíces espinales consagradas en equilibrio, segregando compromiso, siendo dueños del sí que sella y echa a andar sus impulsos más altos.
Recuerdo a mi profesor de psicofisiología; solía afirmar que la poesía es un ser tan vivo como el cuerpo físico, como el transporte de oxígeno en la sangre enamorada. Habría aplaudido Déjame entrar hasta que dolieran sus manos de gran médico.

Atenta a tu poesía, llena de vigor, pasión e inteligencia.
Gracias por estar.


PS: ah y el vídeo (ritmo Ayub) es un acompañamiento excelente.

Potencia, ritmo y un versar muy personal.

Tiene ese algo que te intriga y que al final rompe con unos versos que son el broche que necesita.

Un beso.

Un logrado poema que culmina felizmente en la última estrofa. Un placer leerte.
Abrazos

Intenso este poema con unos versos de cierre estupendos. Felicitaciones.
Salud.

.

Sube para deleite de todos.

Te echamos de menos, Isabel.