La Editorial Alaire, auspiciada por la Academia de Poesía Alaire, pone gratuitamente a disposición de sus foristas registrados, varios foros de poesía, prosa literaria, debates…, para que puedan publicar sus obras e interactuar entre ellos, así como, la tienda de libros donde se muestran las publicaciones, tanto en papel como en formato digital, estos mediante descarga gratuita. La razón de ser de nuestros foros se centra en promocionar la poesía, mediante las obras de los autores que participan en la plataforma de la Academia de Poesía Alaire. La promoción de la poesía, a nivel del mundo de habla hispana, conlleva una enorme responsabilidad, por ello, pedimos la máxima implicación de todos los miembros de Alaire. Vale recordar al gran maestro Dumas: uno para todos y todos para uno. Muchas gracias por todo, queridos compañeros.
Los abismales sueños de las aves,
se caían tan dentro de sí mismos,
que las plumas, ¡ay, todas! permanecían huérfanas,
en lugares recónditos, como las fantasías,
espejos de pizarra, y deseos de tiza,
fáciles de borrar,
como huellas si llueve sobre mojado,
como labios si secan la garganta.
En papel, o en las hojas del otoño,
no hubo besos ni nudos,
ni folios irrompibles
-¡Ay, el alma, memoria de goma o plastilina!-.
Abren sus abanicos al crepúsculo,
y en horizontes mustios revelan su presencia.
Y en réplicas de acero, se lustra el algodón
cuando mi corazón no dice basta,
dice basta el silencio.
Imagino algún río, donde corran las aguas,
con vértigo de hormigas,
imagino grandeza o pequeñez,
el campo acogedor, el cielo recogido,
el alma en el perchero.
… Quiere…
… Ya lo hago…
… Hazlo…
… Hazlo como si nunca lo pensases…
Imagino algún río, donde corran las aguas,
con vértigo de hormigas,
imagino grandeza o pequeñez,
el campo acogedor, el cielo recogido,
el alma en el perchero.
Me agradaron, sobre todos, estos últimos versos, amigo. Un abrazo. Paco
Los abismales sueños de las aves,
se caían tan dentro de sí mismos,
que las plumas, ¡ay, todas! permanecían huérfanas,
en lugares recónditos, como las fantasías,
espejos de pizarra, y deseos de tiza,
fáciles de borrar,
como huellas si llueve sobre mojado,
como labios si secan la garganta.
En papel, o en las hojas del otoño,
no hubo besos ni nudos,
ni folios irrompibles
-¡Ay, el alma, memoria de goma o plastilina!-.
Abren sus abanicos al crepúsculo,
y en horizontes mustios revelan su presencia.
Y en réplicas de acero, se lustra el algodón
cuando mi corazón no dice basta,
dice basta el silencio.
Imagino algún río, donde corran las aguas,
con vértigo de hormigas,
imagino grandeza o pequeñez,
el campo acogedor, el cielo recogido,
el alma en el perchero.
Me encanta este poema, rico en imágenes y en metáforas.
Me quedo con algunas, aunque mi corazón no sabe decir basta y muero en el silencio.
Gracias por compartir tu bello poema Ricardo.-
Porque después de todo he comprendido
por lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.
Francisco Luis Bernárdez