Dedicado III: Un señor en Mallorca (a Rafel Calle)
Publicado: Sab, 11 Jun 2022 9:44
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Va conduciendo con los ojos al sol. En los semáforos, gira las ideas hacia la izquierda, retrata con la mente el corazón de sus amigos, los envuelve en su causa primordial. Ha nacido para escribir poemas, para mejorar senderos, para integrar imaginarios, para degustar el limoncello en los veranos de Manacor.
Me gusta verlo abrir recitales y dejarse llevar por los vapores de su propio aire. La palabra es una de sus islas favoritas; puede convertirla en zumo de arándanos fresco o en ginebra descuartizada por el amor de noche.
Es un acuariano, un coleccionador de nombres perdidos, un guerrero del Paseo Marítimo.
En Santa Catalina adoran su voz; si el tardeo resplandece, las copas intentan jueguecitos con la luz, caracolas románticas, devenires versados.
Es un señor muy joven, enamorado de la filantropía; se mueve al compás de los más exigentes propósitos de su alma.
Va conduciendo con los ojos al sol. En los semáforos, gira las ideas hacia la izquierda, retrata con la mente el corazón de sus amigos, los envuelve en su causa primordial. Ha nacido para escribir poemas, para mejorar senderos, para integrar imaginarios, para degustar el limoncello en los veranos de Manacor.
Me gusta verlo abrir recitales y dejarse llevar por los vapores de su propio aire. La palabra es una de sus islas favoritas; puede convertirla en zumo de arándanos fresco o en ginebra descuartizada por el amor de noche.
Es un acuariano, un coleccionador de nombres perdidos, un guerrero del Paseo Marítimo.
En Santa Catalina adoran su voz; si el tardeo resplandece, las copas intentan jueguecitos con la luz, caracolas románticas, devenires versados.
Es un señor muy joven, enamorado de la filantropía; se mueve al compás de los más exigentes propósitos de su alma.