Francesch Vicent escribió: ↑Lun, 06 Jun 2022 8:57
Una canción semejaba la voz del mar
que penetraba en el corazón,
lo conmovía y deleitaba; pero ha dejado de sonar.
Como si fuera un pesado bloque
de algas moribundas hundiéndose
en un pozo de dolor
no va y viene ligero el mar,
solo levemente palpita
y no le quedan palabras.
Embriagado de crespones negros,
siente la sequedad del desierto
y encerrado en un cuarto
desencadena su cólera de gota prisionera
que quiere golpear sobre el pecho del mundo.
Ya no se alejan las aves de la costa,
saben de las garras del mar derrotado,
capaz de plantear aún una lucha inacabable,
y lloran la pérdida de su piel azul.
Si las rocas hablaran,
torturadas por su furiosa fatalidad de espuma,
nadie osaría pisar la arena de sus playas;
aunque en el fondo, sumergidos, se hayan
los relojes de todos los domingos.
Qué engañosa es la postal
de la luna llena acariciando su agua amarga
o del niño queriendo abarcarlo entero:
Caribdis, sediento de sangre, anda cerca.
Ladrón que roba cuerpos,
su calma es la antesala del áspid,
su silencio, el abrazo mortal de la araña.
Y llega el aviso a través del vómito
(el mar ya no esconde sus muertos)
de detritos humanos, de cuerpos humanos,
de animales asesinados por humanos
unidos en santa compaña,
dejando una mancha de sangre permanente
en las gaviotas sobre un mar
que, envuelto en la soledad de la noche,
ha dejado de sonar y en vano lentamente agoniza
como un sueño equivocado.