Salomé
Publicado: Mié, 01 Jun 2022 20:18
Salomé.
Pisando las bóvedas de los terrores
las pezuñas hendidas crujen la refracción negativa,
es la soledad que se adapta, la sepia invisible,
es la alucinacion hipnagógica de un súcubo.
Te entregas.
Hay humedad en el corazón embriagado
en donde crecen las flores púrpuras de abejas,
abriendo el bote de mi aorta melífera
con la voracidad de la desesperación.
Y ahora, traga, traga la ponzoña del juramento,
trágate el miedo, que en la bandeja de plata
ya se refleja la danza de los siete velos.
Empieza a bailar el pecado.
Es el dulzor como espina clavada en la garganta,
la dosis hace el veneno, te decía.
Es el dulzor confundido que promete desterrar la apatía.
Pobre de ti,
el sonido de la percusión se cuela por tu traquea,
su desnudez humorosa se agarra a tu cuello
siendo los crótalos el volumen sistólico,
y te ves, desprendido del cuerpo,
roto.
Tu cabeza y Salomé.
la música se para, la vida se aleja
pero ella te besa, sellando el capricho perpetuo
de un amor eterno que nunca llegó a ser real.
Como calambre que traspasa mis nervios
está el deseo que muere, matando.
Pisando las bóvedas de los terrores
las pezuñas hendidas crujen la refracción negativa,
es la soledad que se adapta, la sepia invisible,
es la alucinacion hipnagógica de un súcubo.
Te entregas.
Hay humedad en el corazón embriagado
en donde crecen las flores púrpuras de abejas,
abriendo el bote de mi aorta melífera
con la voracidad de la desesperación.
Y ahora, traga, traga la ponzoña del juramento,
trágate el miedo, que en la bandeja de plata
ya se refleja la danza de los siete velos.
Empieza a bailar el pecado.
Es el dulzor como espina clavada en la garganta,
la dosis hace el veneno, te decía.
Es el dulzor confundido que promete desterrar la apatía.
Pobre de ti,
el sonido de la percusión se cuela por tu traquea,
su desnudez humorosa se agarra a tu cuello
siendo los crótalos el volumen sistólico,
y te ves, desprendido del cuerpo,
roto.
Tu cabeza y Salomé.
la música se para, la vida se aleja
pero ella te besa, sellando el capricho perpetuo
de un amor eterno que nunca llegó a ser real.
Como calambre que traspasa mis nervios
está el deseo que muere, matando.