Editorial Alaire

Ramón Carballal escribió: ↑Mié, 25 May 2022 8:07 La fe engaña a los hombres, pero da brillo a la mirada.
Rabindranath Tagore

Caudal de sangre y fuego, de ósmosis y asombro,
la letanía viste con su voz de néctar a la desdicha,
veré un enjambre de amapolas, luz en la tiniebla,
la desnudez de la quietud en la claridad poderosa de la llama,
sentiré un corsario adentro que saquea mi dolor de náufrago,
oiré crepitar la esperanza y su humo elevarse como un corazón ardiente.
Una oración en la noche, el frío es la penuria y la calavera del descreimiento,
el calor es un susurro que brilla como un carámbano de luz, me guía,
me seduce con su armonía axial, así el versículo fiel que no calla,
invoca al excelso, al desconocido, al Jesús que nimba mis días,
al amor que se vierte en ondas que acunan mi vejez; sin el vacío,
sin la negación amarga, llega su haz a poblarme, y soy el destino
en un carro de ángeles y soy el sueño que añora el paraíso.

Ana Muela Sopeña escribió: ↑Mié, 25 May 2022 8:17 Un poema impactante sobre esa "fe" tan necesaria en estos tiempos de naufragio colectivo.

Me han gustado mucho el ritmo, las imágenes y el final del poema.

Enhorabuena
Te sigo, Ramón
Un beso
Ana

F. Enrique escribió: ↑Mié, 25 May 2022 8:30

En la estela de tus grandes poemas, Ramón. Haces con tu calidad que sea exigente contigo; me ha gustado un poco menos que los últimos poemas que te he leído.

Un abrazo.

Ramón Carballal escribió: ↑Mié, 25 May 2022 8:07 La fe engaña a los hombres, pero da brillo a la mirada.
Rabindranath Tagore

Caudal de sangre y fuego, de ósmosis y asombro,
la letanía viste con su voz de néctar a la desdicha,
veré un enjambre de amapolas, luz en la tiniebla,
la desnudez de la quietud en la claridad poderosa de la llama,
sentiré un corsario adentro que saquea mi dolor de náufrago,
oiré crepitar la esperanza y su humo elevarse como un corazón ardiente.
Una oración en la noche, el frío es la penuria y la calavera del descreimiento,
el calor es un susurro que brilla como un carámbano de luz, me guía,
me seduce con su armonía axial, así el versículo fiel que no calla,
invoca al excelso, al desconocido, al Jesús que nimba mis días,
al amor que se vierte en ondas que acunan mi vejez; sin el vacío,
sin la negación amarga, llega su haz a poblarme, y soy el destino
en un carro de ángeles y soy el sueño que añora el paraíso.

Simon Abadia escribió: ↑Mié, 25 May 2022 9:58

Ramón Carballal escribió: ↑Mié, 25 May 2022 8:07 La fe engaña a los hombres, pero da brillo a la mirada.
Rabindranath Tagore

Caudal de sangre y fuego, de ósmosis y asombro,
la letanía viste con su voz de néctar a la desdicha,
veré un enjambre de amapolas, luz en la tiniebla,
la desnudez de la quietud en la claridad poderosa de la llama,
sentiré un corsario adentro que saquea mi dolor de náufrago,
oiré crepitar la esperanza y su humo elevarse como un corazón ardiente.
Una oración en la noche, el frío es la penuria y la calavera del descreimiento,
el calor es un susurro que brilla como un carámbano de luz, me guía,
me seduce con su armonía axial, así el versículo fiel que no calla,
invoca al excelso, al desconocido, al Jesús que nimba mis días,
al amor que se vierte en ondas que acunan mi vejez; sin el vacío,
sin la negación amarga, llega su haz a poblarme, y soy el destino
en un carro de ángeles y soy el sueño que añora el paraíso.

Magnífico poema, Ramón, que he disfrutado su ritmo e imágenes.
Todo él excelso.
Abrazos

Alejandro Costa escribió: ↑Mié, 25 May 2022 10:05 Muy bueno.

Excelente. con la profundidad que le inyectas en cada uno de los versos.

Un abrazo.

Hallie Hernández Alfaro escribió: ↑Mié, 25 May 2022 17:56 .

Ohh, Fe me ha llenado el espacio de la belleza, del sentimiento, de la impronta llovida en la sangre.
La Fe, la confianza, esa luz que acontece a pesar de la mitificación catastrófica...

Me he enamorado de este puñado de versos, Ramón; he de guardarlos como oro en paño.

Besos y felicidad.

Ramón Carballal escribió: ↑Mié, 25 May 2022 8:07 La fe engaña a los hombres, pero da brillo a la mirada.
Rabindranath Tagore

Caudal de sangre y fuego, de ósmosis y asombro,
la letanía viste con su voz de néctar a la desdicha.
Veré un enjambre de amapolas, luz en la tiniebla,
la desnudez de la quietud en la claridad poderosa de la llama.
Sentiré un corsario adentro que saquea mi dolor de náufrago,
oiré crepitar la esperanza y su humo elevarse como un corazón ardiente.
Una oración en la noche, el frío es la penuria y la calavera del descreimiento,
el desiderátum es un susurro que brilla como un carámbano de luz, me guía,
me seduce con su armonía axial, así el versículo fiel que no calla,
invoca al excelso, al desconocido, al Jesús que nimba mis días,
al amor que se vierte en ondas que acunan mi vejez; sin el vacío,
sin la negación amarga, llega su haz a poblarme, y soy el destino
en un carro de ángeles y soy el sueño que añora el paraíso.