Ana Estepa escribió: ↑Lun, 23 May 2022 7:24
Al presentir el cortejo afilo el hacha,
alzo un muro de hierro
y tejo una cerca de alambrada de espino.
A mí me van a venir
con lenguas de gato y miradas pánfilas.
Yo, que lloré por todo lo amado
y renuncié a ser sosiego de posguerras,
que no rindo tributo a los dioses
ni espero el Valhalla.
¿Van a enseñar al diablo cómo hacer fuego?
Siempre huyen
cuando abro la boca y enseño los colmillos.
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Qué arrojado ha de ser quien se atreva a cortejar a la protagonista (supongo y me gusta suponer que es una mujer) de tu poema, amiga Ana. Hachas, muros, alambre de espino..., uf, sí, se necesita mucha valentía para cortejarla. Es como una fiera con heridas aún sin cicatrizar del todo. La selva tiene estas cosas. Sin embargo, las fieras también anhelan su reposo y si puede ser antes de abandonar la selva. En fin, a pesar de los colmillos o quizá también por ellos, la fiera puede representar un reto para otra animalada.
Ha sido un placer leerte, felicidades por este hermoso trabajo, compañera.
Abrazos.