Dos pelás...

[Jorge Salvador]

He leído tu poema y amigo, yo estoy en la vorágine del núcleo de lo que dices.
Lo que más me llama la atención es que los días me traen cosas nuevas, a vece ni pensarlas.
Oye y como me decía un amigo, poeta, y bastante más mayor que yo: "lo último que he hecho,
es quitar el espejo detrás de la puerta, porque cuando cierro, no sé lo que veo."
Todo un poema, abrazos.

Jajajajaja, Simón, yo lo que he tenido que hacer es comprar un espejo de tropcientos aumentos para poder afeitarme y al mismo tiempo ver en su más absoluta y cruda realidad el adefesio en que los años me han convertido. Pero eso sí, no me cambio por aquel joven estúpido e ignorante que fui...
Experiencia es vida. Un abrazo, compañero

[Jorge Salvador]

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Morir no es nada,
un buen asunto es morir.
Pero envejecer ¡Ay, envejecer...!
(Jacques Brel)

si hago el mismo comentario que hace ella sobre un hombre
y yo lo hago sobre una mujer
soy un viejo verde cuando antes era un maduro azul
complaciéndome al escuchar el susurro de sus bragas al bajar por los muslos.
(Manuel Vigo)

Luis Vigo

La vida y sus terribles vericuetos, Enrique. Lo mejor es cooperar con ella, a fin de cuentas nos va a acabar llevando al huerto...
Muchas gracias, compañero, un honor tu visita

En la batalla de las Termópilas es muy probable que hubiera unos 1000 honderos ilotas, unos 7000 griegos de distinta procedencia y solo 300 iguales espartanos. los dos reyes espartanos eran unos más en aquella dictadura democrática. Los ilotas cultivaban los campos para alimentar a sus dueños y, he aquí que se los llevan al frente que marcará su gloria y los ponen en primera línea, y se quedan quietos cuando lo lógico era que desertaran o se unieran a los persas...

Heme aquí para reconocer mi ignorancia, asumirla y pedirte perdón por ella, estimado Enrique...

[Jorge Salvador]

¡Joder, Jorge!

En unos cuantos versos, te has destrozado la vida y nos ha dejado tocados a los que, incluso, tenemos más de sesenta inviernos, hemos ido y venido, más veces, y encima estamos salpicados por las puñeteras enfermedades.

Fuera de ello, el poema es tan real, que da miedo. La forma en que lo has construído, con esos toques irónicos de humor, lo hace muy ágil y agradable a su lectura.

En fin, que me ha gustado.

¡Ah! y no te preocupes en demasia, nosotros podemos con esto y más.

Un abrazo.

Muchísimas gracias, Alejandro. En verdad sí, da miedo, pero también da risa. Por eso intenté mezclar ambas cosas y restar trascendencia a algo que en realidad es irreversible y por donde todos hemos de transitar. Nada mejor que hacerlo con buen humor.
Claro que podemos, y mientras tanto escribiremos poemas para dejar constancia de que vivimos.
Un abrazo fuerte, amigo