Llegaste hasta mí como algo muy pequeño,
un roce paulatino,
casi como si fueras un presentimiento,
un fino hilo de araña que agita la brisa
y vuela
y se va
y vuelve palpitando.
¿Me mostrará el camino?
Nuestro tren se detuvo aquel otoño
y en cada lago sueñan los destinos mudos,
el agua se agita como un tapiz al viento
que saquea las estrellas cuando la noche
se ahorca en los bosques deforestados.
Y de nuevo el aire excita la arboleda,
algo muy leve viene a rozar mi mano,
acaricia mi pelo y me digo
¿cómo he de llamarlo?
y una intuición me corteja,
ya lo sé...
¡Voy a llamarte Hoja!
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©MAR – Marisa Peral – 19/05/22
