Editorial Alaire

Dardo a mis costados,
aleteo de colibrí herido en las clavículas,
ángel desterrado,
seas o no seas, dueles.

Tus mejillas se lavan con la sangre de las estrellas.

Tus pomposidades, una musa,
ya seas mujer, o árbol milenario,
masculino o femenino.

Esta moda de tiempo que nos viste,
nos hace acomodarnos cabeza con cabeza.

Son saltos cuánticos al vacío,
eternamente instantáneos.
Son las pieles que se rozan,
o el ingenio de las palabras,
y admiro las encrucijadas que tuve que sortear,
sin ellas nunca habría llegado a ti,
con una cruz en mis ojos.

Me quedo con el primer mirlo, amigo mío. Me ha recordado a Danza Colibrí que es una vertiente musical que se hermana al canto mundial por el despertar de la conciencia, la defensa y cuidado de la Madre Tierra. La tierra herida.
Muy apropiado con la variedad de cantos que tiene un mirlo.
Muy buenos esto breves.
Un beso.

Hola, Ricardo:

Me han gustado mucho estos mirlos tuyos.

Tu lenguaje me llega profundamente. Los cinco mirlos son muy originales.

El primero y el último me han parecido fascinantes.

Gracias por compartir.

Felicitaciones
Un abrazo
Ana

Interesante tu poema Ricardo...Me gustó..

saludos

rafael

Gracias amig@s.
Agradezco mucho vuestra presencia y comentario.
Abrazos y felicidad para tod@s.

Magnífico, Ramón, sobre todo en esta estrofa del cierre:

"Son saltos cuánticos al vacío,
eternamente instantáneos.
Son las pieles que se rozan,
o el ingenio de las palabras,
y admiro las encrucijadas que tuve que sortear,
sin ellas nunca habría llegado a ti,
con una cruz en mis ojos"

Todo un placer de lectura, colega.

Abrazos y salud.

Escribes muy bien, Ricardo, nos lo vuelves a mostrar en este poema.

Un abrazo.

Ricardo López Castro escribió: ↑Mié, 18 May 2022 15:21


Dardo a mis costados,
aleteo de colibrí herido en las clavículas,
ángel desterrado,
seas o no seas, dueles.

Tus mejillas se lavan con la sangre de las estrellas.

Tus pomposidades, una musa,
ya seas mujer, o árbol milenario,
masculino o femenino.

Esta moda de tiempo que nos viste,
nos hace acomodarnos cabeza con cabeza.

Son saltos cuánticos al vacío,
eternamente instantáneos.
Son las pieles que se rozan,
o el ingenio de las palabras,
y admiro las encrucijadas que tuve que sortear,
sin ellas nunca habría llegado a ti,
con una cruz en mis ojos.

Hermoso y sentido poema al viaje de la vida y sus encuentros con el dolor y el regocijo del encuentro. Eres siempre fascinante en tu arte, Ricardo. Abrazos.

Gracias amig@s.
Habéis dejado una huella profunda en este trabajo.
Abrazos y felicidad.