Editorial Alaire

Hallie Hernández Alfaro escribió: ↑Dom, 15 May 2022 12:27 .

Quieto, intenso, abrumadoramente brillante, Francesch.

Ovación sin descanso.
Un abrazo.

Francesch Vicent escribió: ↑Dom, 15 May 2022 11:13 Cuando el tiempo se aletargó en los campanarios,
olvidé cómo se cuentan las horas
y ya no recuerdo la última vez
que el grito blanco disipó la pesada oscuridad.
Desde entonces aquí me encuentro
-sombra de mí mismo o juguete desarmado-,
en el sitio de siempre recorriéndome inútilmente
y preguntándome
si seré de un corazón sin jinete su vena estéril
o acaso un borrón de tinta roja
manchando la pared que me retiene
o tal vez la piedra que refleja el espejo colocado frente a mí,
mientras un batallón de moscas se divierte
























































disfrazándome de guardia sin pantalones
o de rata oliendo rosas;
pero nada de esto importa
salvo que la luna no siga suspendida tras el cristal de mis gafas
o que me haya convertido en nadie para el retorno
o en lágrima de otros, que para el caso es lo mismo,
porque jamás un papel en blanco podrá albergar entonces
el hálito atrapado entre los escombros de mi pecho.


Has dejado en este brillante poema, una calidad sobresaliente, con la que he disfrutado en este amanecer de hoy lunes. Mis felicitaciones son sinceras, y desde la soledad de mi isla, te envío un fuerte abrazo, reiterando mi felicitación.

José Manuel F. Febles

Ana Muela Sopeña escribió: ↑Dom, 15 May 2022 13:13 Es un poema brillante, lleno de aciertos poéticos.

Me deslumbra esta manera de escribir, Francesch

Felicidades y aplausos
Un abrazo
Ana

Pablo Sales escribió: ↑Dom, 15 May 2022 22:44 Un maravilloso poema Francesc. De los que hay que guardar.

Ana Estepa escribió: ↑Lun, 16 May 2022 7:23 Muy buen escrito. Me ha gustado muchísimo. El final brillante. Y estos versos me han encantado:

"mientras un batallón de moscas se divierte
disfrazándome de guardia sin pantalones
o de rata oliendo rosas;"

Un gusto leerte.

José Manuel F. Febles escribió: ↑Lun, 16 May 2022 9:45

Francesch Vicent escribió: ↑Dom, 15 May 2022 11:13 Cuando el tiempo se aletargó en los campanarios,
olvidé cómo se cuentan las horas
y ya no recuerdo la última vez
que el grito blanco disipó la pesada oscuridad.
Desde entonces aquí me encuentro
-sombra de mí mismo o juguete desarmado-,
en el sitio de siempre recorriéndome inútilmente
y preguntándome
si seré de un corazón sin jinete su vena estéril
o acaso un borrón de tinta roja
manchando la pared que me retiene
o tal vez la piedra que refleja el espejo colocado frente a mí,
mientras un batallón de moscas se divierte
























































disfrazándome de guardia sin pantalones
o de rata oliendo rosas;
pero nada de esto importa
salvo que la luna no siga suspendida tras el cristal de mis gafas
o que me haya convertido en nadie para el retorno
o en lágrima de otros, que para el caso es lo mismo,
porque jamás un papel en blanco podrá albergar entonces
el hálito atrapado entre los escombros de mi pecho.


Has dejado en este brillante poema, una calidad sobresaliente, con la que he disfrutado en este amanecer de hoy lunes. Mis felicitaciones son sinceras, y desde la soledad de mi isla, te envío un fuerte abrazo, reiterando mi felicitación.

José Manuel F. Febles

Muchas gracias, amigo poeta, por tus amables y sinceras palabras.
Un cordial saludo.

Ramón Carballal escribió: ↑Mar, 17 May 2022 21:13 No tiene desperdicio tu poema. Me gustó y lo disfruté. Un abrazo.

Francesch Vicent escribió: ↑Dom, 15 May 2022 11:13 Cuando el tiempo se aletargó en los campanarios,
olvidé cómo se cuentan las horas
y ya no recuerdo la última vez
que el grito blanco disipó la pesada oscuridad.
Desde entonces aquí me encuentro
-sombra de mí mismo o juguete desarmado-,
en el sitio de siempre recorriéndome inútilmente
y preguntándome
si seré de un corazón sin jinete su vena estéril
o acaso un borrón de tinta roja
manchando la pared que me retiene
o tal vez la piedra que refleja el espejo colocado frente a mí,
mientras un batallón de moscas se divierte
disfrazándome de guardia sin pantalones
o de rata oliendo rosas;
pero nada de esto importa
salvo que la luna no siga suspendida tras el cristal de mis gafas
o que me haya convertido en nadie para el retorno
o en lágrima de otros, que para el caso es lo mismo,
porque jamás un papel en blanco podrá albergar entonces
el hálito atrapado entre los escombros de mi pecho.