Patxi Andión - Si la ves - Oda a Walt Whitman

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F. Enrique
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Patxi Andión - Si la ves - Oda a Walt Whitman

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I - Si la ves

No le digas que por las noches siento su piel crecer
abriendo arcones que ya cerré,
sacando versos que olvidé
en el desván del recuerdo...cuando se fue.

No le digas que me bebo mi sed
que aún bajo la lluvia se seca mi piel
que aún guardo el pañuelo y el viejo jersey
y la cinta del pelo que yo le compré.
Al fin pude ver a Patxi Andión sobre un escenario, sinceramente creía que era algo que ya no podía ocurrir, pensaba que se había retirado hacía mucho tiempo sin hacer ruido, apenas sin hablar. Había media entrada y entre las mujeres que lo conocieron atuendos que nos recordaban vagamente a Diane Keaton cuando casi vivió una historia de amor, entre los hombres nadie quiso parecerse a Woody Allen aunque escribiera Manhattan persiguiendo la poesía de Bergman y el desastre que sigue a toda relación entre un madurito descontento y una joven en su esplendor; tenemos demasiados prejuicios sobre la belleza y la interior no se deja ver cuando nos encontramos en el murmullo de una isla con unos labios que sonríen, unos cabellos sueltos y una piel que acariciar con los ojos.

Tenía en mi rostro el recuerdo adolescente de quien nunca lo tuvo; el cantante madrileño no era un ídolo como lo era John Lennon cuando nos servía en el espejo de nuestras aspiraciones el halo reivindicativo del “Plastic Ono Band” y el recuerdo de Orwell.

Yo lo creía perdido, pero estaba allí cantando, francamente bien, con sus canciones de toda la vida y con algunas recientes que no desmerecían, había evolucionado y sobrevivido en esta jungla innortada sin que nadie lo percibiera. Me acordé de aquellos jóvenes que soñaban y se encaminaban hacia la Transición y, sobre todo, de Rogelio que llegó a ponernos de acuerdo a los que seguíamos a Los Beatles y a los que lo hacían con Pink Floyd en el grupito donde aprendí a extraviar ilusiones, que nunca quise volver a encontrar, ya sabéis, debemos dejar a los muertos en paz; "Mi juventud, podéis quedaros con ella, dijo Groucho Marx como si fuera un extraterrestre pululando sin sentido por los años del desencanto de Leopoldo María Panero. Era un canto a la amistad perdida, esa que nos hacía querer ser diferentes, no hacer lo que nuestros padres nos enseñaron. Afloraba en nuestros labios el "no te dejaré nunca, no se me irán estas ideas en la vida, podrás contar conmigo cuando no nos veamos".
Patxi, con el paso del tiempo me acabaría recordando a Phil Ochs, sin llegar a los extremos místicos, militantes y comprometidos, con sentido del humor, hasta en la respiración del genial cantante estadounidense, representó como él un estilo franco y directo, el mensaje debía llegar de una forma inmediata. En su haber con respecto al tejano tiene que nunca le volviera la espalda a la canción de amor; la suerte suprema de la poesía que tantos asesinan como si fueran un toro desconcertado que no quiere entrar al trapo en el momento de su muerte.

No cantó “Si la ves”, ni siquiera recuerdo que cantara "Rogelio". No conocí aquella soberbia canción de hombre roto y abandonado hasta el año 1981 mientras intentaba edificar mi fuente emocional a golpe de canciones que me parecían que ya pertenecían a otro mundo, lejos del inconfundible río que Bruce Springteen había atravesado en su monumento más imperecedero. Al escucharla por primera vez pensé en Dylan, en Simon y Garfunkel y alguna canción popular de la que apenas recuerdo la melodía, y sobre todo pensé en Patxi Andión, quizás no escuche “Si la ves” como antes, no encienda el recuerdo de una pasión perdida, no me evoque el torrente de sensaciones que traspasba una habitación donde solo había sombras por la mañana y yacía el primer tocadiscos que tuve en mi vida como mío.



Tara15 de octubre de 2017, 10:19

Patxi Andion nunca estuvo en mi lista de iconos preferentes, probablemente de manera injusta, iban mis gustos más por otros derroteros que me hacían pensar que la música había cambiado para mal, por suerte los años 90 me conciliaría con ella. Escuchando el vídeo, su voz ronca y la letra lo confirmo. ¿Eran cantoautor... eran suyas las letras?
Ya que nombras a Jhon Lenonn... he subido una entrada "Mama don’t go" con la excusa de una de sus míticas canciones versionada libremente (puede que distorsionada)

Tara15 de octubre de 2017, 10:20

http://alzapalabra.blogspot.com.es/2017 ... nt-go.html
Una prosa al servicio de los más exquisitos lectores.

Francisco Enrique León15 de octubre de 2017, 12:21

Tampoco yo lo tenía como cantante de cabecera, pero tenía su punto, como se decía entonces, y me caía francamente bien. He vuelto a colgar Rogelio, una canción soberbia y prenetante, con halo de malditismo, nos muestra crudamente el trágico destino social del poeta, junto a Hilario Camacho, Triana y poco más, era lo único en castellano de lo que se solía hablar en el grupito; cuando reconocía mi debilidad por Serrat era frecuente que se escaparan unas risitas, bueno eso de ser joven es maravilloso pero se tiene unas tonterías insoportables.

Tara15 de octubre de 2017, 12:26

jejje pues sí. Para algunos tonterías pasajeras, otros muchos se quedan tontos para los siempres de los siempres.

Simón16 de octubre de 2017, 9:36

Hola Francisco. Hace uno o dos años estuvo en Argentina y vino a mi ciudad. Yo lo conocía, porque mi viejo me había llevado a verlo, en alguna gira anterior y cuando yo era bastante más chico.
A él le gustaba realmente Patxi Andión, porque puede ser que se identificara con sus épocas de juventud protestona y solidaria. Él, mi viejo, cuando hubo internet, fue una de las primera colecciones de música que se bajó. En aquel momento usaba el Ares y a veces había que esperar toda la noche para que hubiera flujo y se pudieran bajar los discografías que uno había ansiado siempre y que no había podido conseguir.

Me acuerdo como si fuera ahora que el primer tema que escuché de Patxi Andión era uno que decía: "pierdo mi fe de macho, entre tu piel" y lo escuché porque yo era chiquito y mi viejo se lo estaba cantando a mi vieja.
Creo que nos quedamos atados a las músicas y a los autores que nos hacen acordar a sentimientos que nos marcaron.

Francisco Enrique León16 de octubre de 2017, 21:42

Supongo, Simón, que en España y en Argentina, tenemos tanto donde elegir que arrinconamos a aquellos que en otros países serían objeto de culto y admiración, solo hay que echar un vistazo a la lista de los mejores álbumes del rock cantado en castellano para darnos cuenta de ello; la conexión hispano-argentina es esplendorosa; Los Rodríguez, Moris, Tequila... es un ejemplo de ello.

Patxi Andión tuvo su espacio y sus seguidores, representó una forma peculiar de rebelarse contra una dictadura y supo variar su discurso cuando ésta terminó. Cuando fui a verlo no supe si conocía de antes "Con toda la mar detrás" y me emocioné porque es una canción recia y hermosa que su voz grave nos entregó mientras el levante golpeaba los muros del Siete Colinas y mi corazón se dejaba mecer por las olas del recuerdo y de la consumación estéril.

No me sorprende ya la vastedad de tus conocimientos, Simón, eres diferente a lo que se lleva en estos días, por suerte para nosotros.

Joaquín Galán16 de octubre de 2017, 16:06

Hola F. Enrique.Siempre pensé que Patxi Andión era vasco aunque creo que estaba muy ligado a esa tierra.Lo escuché bastante en los 70 (en esa década se quedó varada por siempre mi juventud) y me gustaba, de su obra, sobre todo las letras,lo consideré siempre un buen poeta comprometido con la época.
De los temas que más me gustaban destaco estos dos que son los que más escuché: Palabras y Samaritana sin olvidar el gran tema que es Rogelio por su mensaje humano.





Yo también creía que se había retirado hacía muchos años, para mí ha sido una sorpresa saber que aún canta en los escenarios de este mundo nuestro tan vasto y reducido a la vez.

Francisco Enrique León16 de octubre de 2017, 22:02

No te equivocabas, Jerónimo, en lo que verdaderamente importa; el se sentía vasco y de allí procedía su familia.

Podríamos estar hablando sin parar de lo que representaron aquellos años, sé que tuvimos un privilegio cuyo recuerdo nos acompañarán hasta que muramos; ¿Dónde está ahora Kafka? ¿Dónde Buñuel? ¿Dónde el Serrat más entrañable, inspirado y hondo? Las cosas ahora van demasiado deprisa y solo unos pocos miran hacia atrás sabiendo que no todo se ha perdido.

Un abrazo, Joaquín, en lo fundamental casi nunca te equivocas; yo soy de Tolosa Latour, una calle humilde de Cádiz donde penetra el mar y perdí la juventud aunque mi carnet no lo diga, aunque el tiempo y los carnavales cuando lloran me hayan puesto la careta de un viejo que se empeña en ejercitarse con saltos mortales, de los que no están de moda, por las noches de enfant terrible.
II - Oda a Walt Whitman

Hace unos tres años pude ir a un concierto de Patxi Andión en el Siete Colinas, y me alegré mucho de no perdermelo, así que fui fiel a la cita como antes hiciera con la de Mikel Erentxun; a la misma hora, en el mismo lugar, distinto año, las mismas sensaciones. Fueron un par de horas bañadas en la inspiración, un tanto salvaje, de este cantautor injustamente olvidado.

Ni un solo momento, viejo hermoso Walt Whitman,
he dejado de ver tu barba llena de mariposas,
ni tus hombros de pana gastados por la luna,
ni tus muslos de Apolo virginal,
ni tu voz como una columna de ceniza;
anciano hermoso como la niebla
que gemías igual que un pájaro
Ya lo tenía todo casi preparado para no recordar lentamente su existencia, sola como estaba, sin poder satisfacer su hambre de escenario que pudiera saciar con creces durante la Transición. El ambiente bastante desangelado ayudaba poco a que nos pusiéramos a tono, no llegaba a media entrada la asistencia. Patxi nos demostró, no solo físicamente, que se encontraba en plena forma, canciones nuevas, nada desdeñables, enfriaban el ambiente y las de siempre nos arrebatab un corazón que ya no nos pertenecía con toda la mar detrás y sufriendo el desgaste de nuestra piel que el Mare Nostrum acelera con toda su agresividad. Esta muestra que os presento es una de las más brillantes en un homenaje antológico a Lorca para celebrar los 50 años de la publicación de Poeta en Nueva York, junto al hipnótico y dolido "Tu infancia en Menton" de David Broza y el imprescindible "Toma este vals" de Cohen.

Madrileño de familia originaria del País Vasco, supo recoger matices positivos de la encrucijada que orígenes distintos se fundían en su alma, en su voz exigente y en su experiencia.
No soy de aquí ni soy de allá.
(Facundo Cabral)
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