Apuntes indiscretos sobre Pasolini; una noche en los infiernos.

Aquí tendrán cabida discusiones y todo tipo de estudios sobre temas relacionados con el ámbito literario: técnica, oficio, valores poéticos, etc.
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F. Enrique
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Apuntes indiscretos sobre Pasolini; una noche en los infiernos.

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Creo que, por desgracia, no hay que recordar mucho para encontrar el mundo que denunciaba Pasolini. El debilitamiento de la sociedad sagrada en Occidente no ha hecho que esta haya sido sustituida por otra con verdaderos valores humanistas.
(9 de junio de 2018)

Creo que debemos conocer a Pasolini, estemos de acuerdo o no con sus posicionamientos; dio motivos sobrados para cuestionarlos, en buena parte por una inconformista tensión constante que le hacía buscar la originalidad y desechar los tópicos más aceptados; su polémico punto de vista sobre el aborto no satisfizo a nadie. Pero quienes escribimos debemos insistir en su poesía, a veces pasan largos años sin que surja un poeta de su talla.
(7 de octubre de 2018)

Pasolini, en sus dos facetas más destacadas; la poesía y el cine, pasaba con suma facilidad de la genialidad al atropello, pero en ellas encontró lo más perdurable, yo añadiría, como su otra cumbre, la entrevista, un arte apenas reconocido e improvisado, en el que siempre buscaba la calidad estética y el compromiso, para mí incomprensible cuando lo basaba en la simple provocación del escándalo, ¿hay algo más escandaloso que decir simplemente la verdad a pequeño-burgueses que sueñan con la burguesía e imitan su decadencia? Su final, sinceramente presentido, podría haber formado parte de uno de sus guiones, sería el mártir en el que creía con el candor mortificado de un niño católico obnubilado por los brazos protectores de su madre. Probablemente nunca tuvo tiempo para escribir poesía, para corregirla o buscar la palabra exacta, el concepto adecuado, aun así dejó poemas que debiera conocer todo aquel que se asoma al mundo de los versos. Cuando empecé a conocer su obra dije, y el tiempo me ha ayudado a corroborarlo, que Pasolini partía de un lugar en el camino adonde no llegarían nunca incluso poetas de renombre.

(24 de octubre de 2018)

Ciertamente, Mirta, se me ha hecho corto tu comentario, perdóname si me he equivocado al llamarte, en España lo más normal es tener dos nombres y es, hasta cierto punto, frecuente que se nos llame por uno solo que no coincide con ninguno de los dos.

La luz del sol sigue madurando,
lejos andan los vendedores ambulantes;
sigue agriándose la tibieza del verdor en los mercados
del mundo,
por las calzadas de indecible perfume,
en las orillas de los mares, al pie de los volcanes.

(Pasolini – 1962 Las hermosas banderas – Traducción de Guillermo Fernández)

Me sorprende que, con respecto a Pasolini, algunos me hayan tratado como a un Jeremías extraviado. Respeto a todos los poetas y no niego ninguno de sus méritos pero pienso que la mayoría de los poetas endiosados, a pesar de su vasta cultura y su pulcritud a la hora de escribir versos, quedan lejos del alma apasionada del poeta boloñés.(26 de octubre de 2018)

Quizás haya demasiados que articulen la muerte de Pasolini haciendo referencia a los hechos y a través de ellos entrar en el pozo insondable de las especulaciones, quizás se haya acaparado demasiado en el simbolismo trágico de que fuera aplastado por una de sus debilidades menos perdonables, esa que le acercaba algunas veces, muy a su pesar, a la decadencia babilónica contra la que clamaba apasionadamente y sin ningún miramiento. No debemos pedirle más a un hombre, hasta Cristo llegó a perder la calma. Pero en el hito más importante de nuestra civilización cada error nos recuerda a los de Cristo, cada pasión de alguien que arrastre una cruz es la suya.

(25 de diciembre de 2018)

Sé bien, sé bien qué estoy en el fondo de la fosa;
qué todo aquello que toco ya lo he tocado;
qué soy prisionero de un interés indecente;
qué cada convalecencia es una recaída;
qué las aguas están estancadas...

(Pasolini - Análisis tardío -Traducción - Hugo Beccacece)

No recuerdo en este preciso momento si fue su propio y lujoso coche el que acabó deformándolo, aplastando sus órganos y sus huesos, el instrumento póstumo del martirio, como le dije a nuestra entrañable compañera, Roxane. Cada minuto de escritura nos exige demasiado, quedará escrito lo que podrá leerse cuando pasen los años, podrán ser evaluados los errores de sintaxis, las faltas de ortografía, el desconocimiento cada vez más profundo que tenemos de nuestra alma.

La grandeza de Pasolini, de Lorca o Antonio Machado no puede evitar que al hablar de ellos hablemos de sus muertes y que memoricemos morosamente los detalles que las precedieron y los que las siguieron, estoy seguro de que ninguno de ellos quiso morir por sus ideas pero, sin la tierna ironía de Brassens y muy a su pesar, es por lo que lo hicieron.

Reconozco que yo también hubiera preferido hablar de Pasolini con ropa de mercadillo y con un utilitario carente de extras que hiciera sonreír con burla a los jovencitos bellos y pretenciosos; la soledad de la muerte acoge en las mismas garras del silencio al burgués y al comunista.

(21 de septiembre de 2019)
Última edición por F. Enrique el Sab, 04 Jun 2022 11:22, editado 1 vez en total.
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la tristeza de una sonrisa que no puede desplegarse
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Re: Apuntes indiscretos sobre Pasolini; una noche en los infiernos.

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Por favor, no más de un trabajo por semana en cada foro.
Gracias anticipadas.
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F. Enrique
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Re: Apuntes indiscretos sobre Pasolini; una noche en los infiernos.

Mensaje sin leer por F. Enrique »

No entro demasiado en este subforo, no me había dado cuenta de que me habíais dado un toque. He vuelto a cometer ese fallo, entono el mea culpa. Proceded como debéis hacerlo.

Gracias. Un abrazo.
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Re: Apuntes indiscretos sobre Pasolini; una noche en los infiernos.

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Fabrizio De André - Una storia sbagliata

Pasolini, una historia equivocada.
Qué la vejez hace resaltar por su impaciencia sólo las miserias;
qué no podré salir nunca de aquí por más que sonría;
qué doy vueltas de un lado a otro en la tierra como una bestia enjaulada;
qué de tantas cuerdas que tenía acabé por tirar de una sola.

(Pier Paolo Pasolini – Análisis tardío Traducción - Hugo Beccacece)
Me impactó mucho un artículo que leí unos cinco años después de la muerte de Pasolini, ignorando entonces su enorme valía como poeta. Un acercamiento a éste para escribir una pequeña introducción a uno de sus poemas, años después, hizo que se me viniera de repente a la mente esa muerte violenta y absurda sobre la que entonces aún se abrían demasiadas dudas en la fecha del artículo, dado que su valentía le había granjeado la enemistad de muchos poderosos en el siempre difícil panorama socio-político italiano.

El descubrimiento de Pier Paolo Pasolini como poeta ha sido para mí muy posterior al del cineasta, y, sin duda alguna, sin negar sus méritos en esta última faceta y en otras, la poesía es el campo donde mejor supo desarrollar sus inquietudes, su búsqueda áspera, a veces agónica, y siempre sincera de su verdad como hombre.

Moderno o clásico, no lo sé, es algo que apenas tiene relevancia cuando se hace buena poesía, rotundo y sincero siempre, en su expresión me recuerda al Cesare Pavese de ”Lavorare Stanca”, al menos en los poemas de corta extensión y de carácter confesional y narrativo al mismo tiempo. La maldición del “oficio” del poeta es recurrente, la relación con el hombre que vive una situación y un tiempo concretos, con los que nunca se debe estar de acuerdo, es agria y sin concesiones, y las adereza levemente con la ternura de los momentos que se viven en el recuerdo, ese lugar en donde podemos llenar de significado situaciones que parecen pasar casi desapercibidas, y que añoramos cuando somos conscientes de la imposibilidad de su retorno.

2 de junio de 2017

Pero por culpa también de este humano mundo nuestro
que quita el pan a los pobres y la paz a los poetas.
(Pier Paolo Pasolini – Al Príncipe - Traducción - F. E. León))


Aunque nunca te hubieran escuchado debes proceder como si lo hubieran hecho, el poeta calla, el artista sigue hablando, ambos serán perseguidos por las dictaduras. Pero el poeta muere por los halagos o por sus ideas, o por la poesía, alcanzando la canonización con un solo milagro, la inmortalidad por un solo poema. El artista, en cambio, no sabe por lo que muere pero no quiere ser un mártir porque cree firmemente que la vida está muy por encima del arte y de la santidad[ii].

Hubiera dado la vida por aquellos a los que amaba.
(Pier Paolo Pasolini)


Pasolini amaba la piedad como un impulso solidario, emotivo y, a ser posible, anónimo que emana de las enseñanzas de Cristo, y sentía una repulsión irreprimible hacia la caridad, no por ella misma en la que reconocía cierto valor social, sino por la consecuencia exhibicionista en que suele derivar para lavar la conciencia y fortalecer la imagen de ciertos grupos humanos y la falta de tacto de éstos hacia la dignidad humana de los desfavorecidos con quienes la practican. Ahí estarían Viridiana y Plácido.

que me gusta embarrarme porque el barro es materia pobre y por lo tanto pura
que adoro la luz sólo si no me ofrece esperanza.
(Pier Paolo Pasolini - Análisis tardío. Traducción: Hugo de Beccacece)


El reconocimiento no llegará jamás y tendremos que actuar como si fuera posible el regreso de lo que nunca se fue, de lo que vive con nosotros pero nunca nos ha dejado tocar ni su carne ni sus huesos, y su cráneo descarnado deja sentir la amargura de la muerte aunque Yorick[iii] estuviera enamorado de la risa.

Ahora me das miedo de verdad,
porque estás de verdad cerca, incluida
en mi estado de rabia, de oscura
hambre, de ansia casi de creatura nueva.
(Pier Paolo Pasolini – Fragmento de la muerte)

En Ostia o en Trieste
cuando rujan las sirenas,
cuando florezcan los tilos
en cualquier descampado
donde jueguen la noche y el deseo
me llamará la muerte, como lo suponía,
con el cuerpo marcado
por los golpes que suben al Calvario.
(La Pasión según Pasolini - 17 de marzo de 2013)


Roma en mi vida,
ciudad de polvo sin nombre
en la memoria
que la noche presiente
robándome el amor
en esta callejuela honda de los fracasos
que me entregó la poesía[iv],
y una verdad amarga que me arrastra
por la arena al final de los caminos.
(Arranca este lamento – 1 de enero de 2011)

En tus ojos, madre,
aprendí a ver el mundo
de los justos
que los míos me negaban
pero yo sé que existe
porque está en tu corazón.

Cristo vive en tu palabra
aunque haya muerto
y los sacerdotes lo recuerden
todos los días desde el púlpito
mientras beben su sangre
y, en la boca, desgarran su cuerpo.
(2017)

y que si puedo dejar algo hermoso en alguien
aunque no me haya conocido, y quizás por ello,
pensaré que la semilla que se embarra no muere.
(Mi análisis tardío – Mayo de 2013)


Cuando la luz no ofrece esperanza y se me adentra el verso
de un poeta que calla en el nocturno inhóspito de una playa tardía,
envejece mi alma por no saber nombrarle, por no saber arrastrar
el peso de mi culpa, por ser testigo ciego del olvido obstinado,
por no reconocer que la vida se me escapa y no conozco a nadie
para que llore por aquello que no hice[v].
(Pasolini en el recuerdo – 24 de abril de 2011)




Trabajar cansa: Al menos, para mí, ha sido sorprendente escuchar en los labios de Pasolini que no le gustaba la poesía de Pavese.
[ii] Rembrandt dijo que en el incendio de un museo salvaría antes un gato que el más valioso de los cuadros
[iii] Yorick: Nombre del bufón del rey que divertía a Hamlet cuando era niño.
[iv] Durante un tiempo fue para mí un enigma que Pier Paolo no dijera poeta en un famoso control burocrático cuando se le preguntó por su profesión.
[v] Un hombre apasionado como Pasolini valoraba más la valentía de la equivocación buscando algo cierto que la cobardía acomodada de la inacción.

Juan Carlos González Caballero4 de noviembre de 2017, 6:54

Hace poco, ojeando por una librería a la que me gusta ir,encontré por casualidad o porque recordé la forma en que hablas de él, un libro suyo "las cenizas de Gramsci". Y ahora lo tengo en la estantería a la espera. Cuando termine algunos proyectos de lectura que tengo a la mitad y por supuesto cuando disponga del tiempo que todo libro debería incluir en su interior para poder leerlo como es debido.

Francisco Enrique León12 de noviembre de 2017, 12:06

“Me he levantado entre las violetas
mientras aclaraba
cantando un canto olvidado…”
(Pasolini)


Creo, Juan Carlos, que ya te he hablado de mi relación con la poesía en estos días, quizás me hayas escuchado decir que prefiero hablar de poetas y no tanto de poesía, de igual forma me ocurre con los poemarios, cuando me hablan de ellos me gusta hablar de poemas concretos sin detenerme demasiado en la visión de conjunto. Quizás la poesía sea aquello que surge de repente entre versos aparentemente prescindibles, ese algo que nos hace partícipes de su secreto pero no nos los desvela, acabamos de hablar del desasosiego de un hombre aparentemente tan calmo como Cohen porque cada noche creía tener controlado “Take this waltz” y la mañana siguiente volvía a verse, a solas con él, en el punto de partida.



Pasolini era un hombre complicado y polifacético que iba de un sitio a otro, implicándose en todo, a veces, sin tomarse su tiempo, como queriendo escapar de cada uno de sus pensamientos. Por ello te aconsejaría unos títulos que reflejarían esa lucha interior que le ardía y que, según sus propias palabras, no le proporcionaban la paz para escribir poesía.

No te será difícil encontrar en la Red traducciones de algunos poemas, muy bien aceptadas, por otra parte. No creo, ni mucho menos, que yo sea una autoridad para encontrar a Pasolini, me remito a mi experiencia personal. Creo que te vendría muy bien compaginar la lectura de un poemario como “Las cenizas de Gramsci” con algunos de sus poemas sueltos más representativos.

El día de mi muerte.
La glicina.
Al príncipe.
Fragmento de la muerte.
Abro la ventana de un blanco lunes.
Cercana a los ojos.
Súplica a mi madre.

No sabes lo que agradezco tu atención Francisco. Tomo nota de estos poemas.
Quizás también sea como la música, aunque se que no se pueden comparar mundos diferentes (como cuando la gente dice que el libro es mejor que la película, frase que escucho con demasiada frecuencia. No se pueden comparar artes que están hechas de materiales distintos).
Como en un disco habrá canciones que nos gusten más que otras, no se si es buena comparación.
También sabemos distinguir que Revolution number 9 del álbum blanco, no se le puede llamar si quiera canción. Más bien un experimento.

Francisco Enrique León13 de noviembre de 2017, 3:08

Me dejé el escalofriante "Análisis tardío", "La rabia" y "Las hermosas banderas". Tardé mucho en cogerle el pulso a los dos últimos poemas, el primero fue un flechazo.

Para mí, Juan Carlos, hablar de poesía o música es hacerlo sobre lo mismo. Los artistas buenos suelen conseguir el sentimiento de la emoción en cualquier disciplina, cuando no lo logran pueden acudir a la llamada del oficio. En la poesía y en la música, el oficio por sí solo suele ser un argumento estéril.
***
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Re: Apuntes indiscretos sobre Pasolini; una noche en los infiernos.

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El día de mi muerte


He comprobado, H., que el exceso de información no siempre es bueno en poesía, no somos científicos ni debemos encorsetarnos con el rigor, el corazón se equivoca te dejo esta nueva entrega sin saber si el catolicismo de Pasolini llegó hasta el final de su vida. Insisto en que me recuerda mucho a Caravaggio por la sinceridad brutal con la que acometían sus facetas artísticas y mezclaban la belleza más exquisita, incluso mórbida cuando acometían temas religiosos y los dotaban de un atractivo demasiado terrenal, con la fealdad y la decrepitud resultantes del paso del tiempo y las dificultades extremas en la vida de algunas personas. En el aspecto de la manera de proceder de un buen cristiano es el otro Miguel Ángel, el Divino y eterno cabreado, quien le sirve de referente, amaba la piedad como un impulso solidario, emotivo y, a ser posible, anónimo que emana de las enseñanzas de Cristo, y sentía una repulsión irreprimible hacia la caridad, no por ella misma en la que reconocía su valor, sino por la consecuencia exhibicionista en que suele derivar para lavar la conciencia y fortalecer la imagen de ciertos grupos humanos y la falta de tacto de éstos hacia la dignidad humana de los desfavorecidos con quienes la practican.



Te dejo unas estrofas del poema del que te hablé, para mí las mejores, aunque no sé si con ello quiero decir que sean buenas. La enseñanza que más ha perdurado en mí de Pasolini es que la calidad tiene unos parámetros que no todas las personas tienen capacidad para cumplir, y hay muchos que lo intentan, pero la sinceridad está al alcance de todos aquellos que sienten y muy pocos le rinden culto.
En la playa de Ostia o en Trieste, entre los tilos
o en cualquier campo abierto
donde jueguen la noche y el deseo
me llamará la muerte como lo suponía,
marcado por los golpes del Calvario.

En el rostro que el sol esculpía en bronce,
en los ojos que me entregan
creía ver las puertas
que me abría un Ghiberti apasionado.

¡Señor, me abandonaste camino de la cruz
y me dejaste
en el mar oscuro de los pobres!

19 de Diciembre de 2012
El show de Milos Forman

Después de haber sido advertido de un detalle sin apenas importancia, aprovecho, Truman, para reiterarte las gracias, y matizar el final de mi contestación, me refería, por supuesto, al español cuando decía nuestra lengua, pero tú lo has cambiado de significado; ahora me refiero a la lengua de las personas que, como Pasolini y tantas otras, dicen, con más o menos fortuna, lo que quieren decir y lo que sienten. La tuya en cambio expresa lo que dice otra persona.

18 de Enero de 2013

Es un poema escrito en 1974, un año antes de su muerte. Se trata de una versión de otro que había escrito veinte años atrás. No, no murió en primavera. La excesiva sinceridad de Pasolini siempre fue interpretada como una provocación, la aceptación de su homosexualidad tanto desde el punto de vista del amor como del deseo y darle un tratamiento poético convencional no podía sino crearle problemas. La belleza es siempre la misma. Para mí "Tu infancia en Menton" de Lorca es uno de los poemas de amor, o desamor si se quiere, más hermosos de la lengua castellana.

El día de mi muerte

“Si el grano de trigo no cae en tierra
y muere, quedará solo;
pero si muere dará mucho fruto.”

Juan, 12.24
(Citado por Dostoievski)

En una ciudad, Trieste o Udine,
por una avenida de tilos,
en primavera, cuando cambian
de color las hojas…
uno ha vivido,
con la fuerza de un hombre joven,
en el corazón del mundo,
y les daba a los pocos
hombres que conocía, todo.
Después, por amor de los que eran jovencitos
con el mechón en la frente,
como él - hasta poco antes
de que sobre su cabeza las estrellas
cambiasen su luz –
hubiera querido dar la vida por todo
el mundo desconocido,
él, desconocido, pequeño santo,
semilla perdida en el campo.
Y en cambio ha escrito
poesías de santidad
creyendo que así
el corazón se engrandecía.
los días pasaron
en un trabajo que le ha arruinado
la santidad del corazón:
la semilla no ha muerto,
y él ha quedado solo.
(Traducción de Delfina Muschietti – Versión de 1974)

22 de Julio de 2013


Sin que sepa, Ó., la razón concreta, siempre me ha gustado hacer partícipe a otros compañeros del placer que me causaba el descubrimiento de artistas en general y, especialmente, de poetas. Lo que me dices lo encuentro fascinante como el hecho de que Pasolini te haya resultado extraordinario, conocer a los grandes siempre nos abre puertas para afrontar nuestros retos, cuando requieren traducción en ella se nos ofrece unas posibilidades originales de tratar nuestra propia poesía.
Última edición por F. Enrique el Mar, 24 May 2022 4:23, editado 1 vez en total.
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Recuerdo de la eterna juventud


Ya no encuentro felicidad en gozar ni sufrir por ello:
ya no siento ante mí la vida entera.
(Pier Paolo Pasolini – Al príncipe)

He perdido la inconsciencia del muchacho
que sueña un imposible y gobierna su caos
sorprendido por las agujas de la esfera,
acorralado por el fuego de su cuerpo
que hierve por la tarde
cuando vuelven los niños a la escuela
y un padre piensa en los trabajos perdidos.

Arrebatado estoy por el ritmo de la vida,
la voracidad del tiempo
que se alarga y me lacera,
por el hilo que ahogó la eterna juventud
fugaz y evanescente
aunque palpite trémula en las ramas
de los álamos que vieron
marchitarse los recuerdos en mi frente.

Ahora vivo abandonado por la lira del poeta,
obnubilado por el candor que tuve
en el primer encuentro con la lluvia de unos ojos,
desconcertado por el sollozo del amor que sangra.

No volverá el llanto a los laúdes
que tañen el fulgor que tuviste en las horas
de las reminiscencias de la playa
herida en lontananza entre los farallones
cubiertos de poniente,
no volverán los pájaros que cruzaron las nubes
y la higuera de caricias
que perdieron sus alas en las redes de un otoño
tierno de carteleras, herido de esperanza.

¿A qué país te fuiste que no pude encontrarte?
¿Qué rostro traspasó los espejos del viento?
¿Qué jazmín aspiró
tu suspiro de seda en la noche más triste
de tu sonrisa intacta en los últimos juegos?

Se han abierto los versos en la memoria esquiva
y las banderas vierten, sombrías, sin descanso
el aliento fragante en tu sombra de ayer
y el nido de la antena que colgaste en la fuente
que no tiene memoria
ni mantiene erguido el orgullo del canto
que mata el funeral
de los besos asustados
y el corazón se pierde cuando llega la noche,
cuando intenta sonreír
y el sufrimiento llora,
al evocar las prisas de una juventud perdida,
la camisa sin mangas que quemé una mañana
y no ha vuelto a encontrarme susurrando en la aurora.



Vuelvo a Pasolini en esta noche de levante que ha oscurecido las plantas, los semáforos, las nubes, las aceras y me recuerda algunos poemas que podría haber escrito.

Gracias, Rosana, por darme la oportunidad de acordarme de algunos momentos que no he vivido, de algunas cosas que no han pasado.

***

Me gusta hablar de Pasolini, Rosana, indagar en sus contradicciones aun sabiendo que nunca llegaré hasta el fondo de ninguna de ellas porque ni él mismo supo darnos las pistas sobre dónde residían y cuál era su procedencia. Siempre admiré su alma de profeta que denunciara con valentía y misericordia las miserias de una modernidad deshumanizada y lo hiciera en cualquiera de sus facetas artísticas con un compromiso irrenunciable. Ahí era coherente e iluminaba con su verso redentor las enseñanzas de Cristo a pesar de su ateísmo confeso. En su contra tendría la misoginia rancia e irracional que exhibió, sobre todo, en sus últimos años, y la debilidad manifiesta que sentía por los más jóvenes para saciar su apetito sexual, tuvo problemas, no del todo aclarados, con la justicia por ello. En esto último no quisiera dejar un poso de dudas que, con razón, pudiera interpretarse como malintencionado; conociendo las escasas simpatías que provocaba debemos pensar que habría sido condenado, para regocijo de sus influyentes enemigos, de haberse encontrado el mínimo indicio de culpabilidad.

(11 de agosto de 2017)

En la vida no importa los pasos que des,
las sandalias que lleves
sino la huella que dejas.
(Pasolini - Variación: F.E. León)

Francisco Enrique León1 de junio de 2019, 20:40

Me gusta hablar de Pasolini, Rosana, indagar en sus contradicciones aun sabiendo que nunca llegaré hasta el fondo de ninguna de ellas porque ni él mismo supo darnos las pistas sobre dónde residían y cuál era su procedencia. Siempre admiré su alma de profeta que denunciara con valentía y misericordia las miserias de una modernidad deshumanizada y lo hiciera en cualquiera de sus facetas artísticas con un compromiso irrenunciable. Ahí era coherente e iluminaba con su verso redentor las enseñanzas de Cristo a pesar de su ateísmo confeso. En su contra tendría la misoginia rancia e irracional que exhibió, sobre todo, en sus últimos años, y la debilidad manifiesta que sentía por los más jóvenes para saciar su apetito sexual, tuvo problemas, no del todo aclarados, con la justicia por ello. En esto último no quisiera dejar un poso de dudas que, con razón, pudiera interpretarse como malintencionado; conociendo las escasas simpatías que provocaba debemos pensar que habría sido condenado, para regocijo de sus influyentes enemigos, de haberse encontrado el mínimo indicio de culpabilidad.

(11 de agosto de 2017)
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Francisco Enrique León1 de junio de 2019, 20:43

Dom, 25 Nov 2018 8:53
No me parezco en nada a Pasolini, Roxane, él escribía poemas políticos y sociales y los llenaba de amor, yo solo escribo poemas de amor y, casi siempre, cuando no queda amor. Para mí es importante arrastrar esa contradicción; escribo poemas de amor y pies de página; he llegado hasta ahí por circunstancias específicas. No creo que la poesía me haya dado la espalda y, sin embargo, me siento como si fuera así.

Ni los ateos más recalcitrantes pueden negar la importancia de Cristo en nuestra civilización. Nos encontramos con la aparición de la sociedad laica y la contradicción que nos encontramos es que los creyentes más fervientes de Cristo, ahí debemos de situar a Pasolini, no creen en su divinidad, y quienes creen en ella la reducen a la parafernalia; lo importante es comprarle la túnica más lujosa al Nazareno para que procesione cada primavera u organizar una recogida de alimentos para los más necesitados sin querer enseñarles el camino para que dejen de ser pobres.
***
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Re: Apuntes indiscretos sobre Pasolini; una noche en los infiernos.

Mensaje sin leer por F. Enrique »

Una desperada vitalidad


Cada época de nuestras vidas tiene su canción, su película, su lugar, un nombre, una sonrisa, que con su sola evocación nos traslada a ella, y, aunque a muchas personas les cueste trabajo decirlo y otras pocas lo digan como quien hace una trasgresión excitante de una regla, aunque no recuerden un solo verso de él, cada época tiene su poeta. Así, Bécquer y Juan Ramón Jiménez marcaron mi niñez, Neruda, Antonio Machado y Hernández mi adolescencia, Hölderlin, Pavese y Lorca, iba a decir, mi madurez, pero casi he desistido en el intento de lograrla. Cohen y Pasolini llevan ahora unos años rondándome, no sé si me han desviado de la única lengua que conozco o si me han ayudado a la hora de hacer hablar a la del corazón, en la que todos entendemos.

Este apartado lo he reservado para el segundo de ellos, un descubrimiento tardío y que presentí que iba a ser largo nada más leer, antes de pagar el libro, el poema que venía en la contraportada. Este trabajo ha querido reflejar aquel encuentro. No es un esfuerzo unitario, son poemas sueltos escritos durante estos últimos años, me he permitido incrustar dos traducciones del inspirado poeta italiano, una de ellas, como indico, desde una versión en inglés de Pasquale Verdecchio, aquí no incluyo los originales porque no estoy seguro sobre los derechos que tengo para hacerlo.





Tenía veinte años, incluso menos, dieciocho,
diecinueve… y había vivido un siglo,
toda una vida.

Al constatar, consumido por el dolor
que nunca podría dar mi amor
sino a mis manos o al musgo de las trincheras.

O quizás a la tierra de una tumba desolada...
Veinte años y, con una historia humana
y toda su poesía, una vida había terminado[2].

(Pier Paolo Pasolini, de “Una vitalidad desesperada,
traducida al inglés por Pasquale Verdecchio)
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Re: Apuntes indiscretos sobre Pasolini; una noche en los infiernos.

Mensaje sin leer por F. Enrique »

Sacerdotes

He pensado mucho en Ramón Ataz en estos días, en cierta forma muchas de las cosas que he escrito han podido verse modificadas por la impresión, difícil de explicar, pero cierta, de pesimismo valiente lleno de esperanza que me ha dejado su despedida. Reconozco que al escribir éste que os presento, el más osado de todos los que he escrito puesto que en su búsqueda olvidó que existen las cuerdas y las redes o que siempre puede haber un lugar seguro donde guardar la ropa antes de mostrar una herida, su recuerdo era vago y difuso.

Pero no puedo reprimir mi admiración hacia un hombre que no solamente sabía latín, estoy casi seguro de ello, sino que lo amaba, de eso no me cabe la menor duda, y lo mostraba siempre con la humildad del peregrino iluminado, nunca se subió al púlpito para hacerlo. La causa de que no le dedique el poema abiertamente no es otra de que me queden muchas dudas de que el poema esté a la altura de lo que él merece.

Por pasar, puede ocurrir de todo en esta vida,
tan monótona y siempre abierta a la sorpresa.

Este poeta que se burla de su sombra y el destino
podría ser bendecido por el pueblo
que le volvió la espalda cuando necesitaba
calor en el largo invierno que su alma fingía
y algo esperaba
mover en las conciencias con su aullido temerario,
mas no por el sacerdote
que desde la primera fila podrá ver
las arrugas profundas que el hambre
y la verdad habrán labrado.

No es algo que yo diga,
es por todos admitido,
cada cual en su escenario despliega lo que tiene,
y ya sabe el actor que vive por las mujeres
que, casi nunca, visitan el camerino
cuando se apagan las luces.

Desconfía, Horacio,
incluso de aquellas almas delicadas
cuando se olvidan del hombre e imponen con voz
condescendiente el brillo de su sotana,
ellas no soportan el verbo temerario
de quien ya no sabe lo que dice,
pero en sus metáforas absurdas les recuerda
el origen de la miseria de sus triunfos.

[1] Que me gusta enfangarme porque el barro es materia pobre y por lo tanto pura /que adoro la luz solo cuando no ofrece esperanza. (Análisis tardío)
[2] “Una vitalidad desesperada” nos define claramente a un poeta distinto que llega adonde otros ni siquiera sospechan que se pueda ir.
[3] El descubrimiento de Pier Paolo Pasolini como poeta ha sido para mí muy posterior al del cineasta, y, sin duda alguna, sin negar sus méritos en esta última faceta, es el campo donde mejor supo desarrollar sus inquietudes, su búsqueda áspera, a veces agónica, y siempre sincera de su verdad como hombre. Moderno o clásico, no lo sé, rotundo y sincero siempre, en su expresión me recuerda al Cesare Pavese de ”Lavorare Stanca” (Trabajar cansa), al menos en los poemas de corta extensión y de carácter confesional y narrativo al mismo tiempo. La maldición del “oficio” del poeta es recurrente, la relación con el hombre que vive una situación y un tiempo concretos, con los que nunca se debe estar de acuerdo mientras haya injusticias, es agria y sin concesiones, y las adereza levemente con la ternura de los momentos que se viven en el recuerdo, ese lugar en donde podemos llenar de significado situaciones que parecen pasar casi desapercibidas, y que añoramos cuando somos conscientes de la imposibilidad de su retorno.

[4] He creído ver ciertas similitudes entre la clase media italiana a la que atacó el poeta italiano con la española del desarrollismo. Yo mismo sentí mucha tristeza cuando de niño me contaban los lazos casi familiares que tenían unas familias con otras durante la larguísima posguerra española y comprobar que de aquel cariño y aquella complicidad se había pasado a la competencia y a la ostentación, algo se había roto y nunca ya podría recomponerse. Las magníficas películas neorrealistas italianas quizás reflejen un mundo más brutal resultante de la miseria que el que tenía mitificado Pier PaoloPasolini; pobreza, belleza, juventud, santidad son palabras que asocia frecuentemente como aquello que hubiera querido tener siempre.
[5]…me recuerda mucho a Caravaggio por la sinceridad brutal con la que acometían sus facetas artísticas y mezclaban la belleza más exquisita, incluso mórbida cuando acometían temas religiosos y los dotaban de un atractivo demasiado terrenal, con la fealdad y la decrepitud resultantes del paso del tiempo y las dificultades extremas en la vida de algunas personas. En el aspecto de la manera de proceder de un buen cristiano es el otro Miguel Ángel, el Divino y eterno cabreado, quien le sirve de referente, amaba la piedad como un impulso solidario, emotivo y, a ser posible, anónimo que emana de las enseñanzas de Cristo, y sentía una repulsión irreprimible hacia la caridad, no por ella misma en la que reconocía su valor, sino por la consecuencia exhibicionista en que suele derivar para lavar la conciencia y fortalecer la imagen de ciertos grupos humanos y la falta de tacto de éstos hacia la dignidad humana de los desfavorecidos con quienes la practican. (Debate con Hallie)
[6] En la época aquella en la que se nos intentaba decir que un acontecimiento marcaba el comienzo de una tendencia. Las segundas puertas del baptisterio de Florencia eran el hito de la irrupción del Renacimiento en la escultura..
[7] Sé que no es bueno aclarar demasiadas cosas en un poema, pero ésta es muy significativa y me puede el miedo de ser malinterpretado, no creo en las banderas.
[8] Casi todas las personas ateas o agnósticas que conozco las tengo entre las mejores, respetuosas con las ideas de los otros y tan deseosas como el que más de que exista otra vida, pero no quieren engañar a lo que les dicta su razón. Desconfío de quienes hacen una ostentación exagerada de su falta de fe y un uso desproporcionado de la blasfemia, hay excepciones, ahora se me viene a la mente una.
***
Unos versos caídos en el cielo de la noche
me recuerdan la soledad del mundo cuando no estás,
la tristeza de una sonrisa que no puede desplegarse
cuando no encuentra el camino de tus labios./align]
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F. Enrique
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Re: Apuntes indiscretos sobre Pasolini; una noche en los infiernos.

Mensaje sin leer por F. Enrique »

Pasolini - Análisis tardío
“A menudo un poeta se acusa y se calumnia,
exagera, por amor, su propio desamor,
exagera, para castigarse, su propia ingenuidad…”
(Pasolini)

“Análisis tardío”

Sé bien, sé bien qué estoy en el fondo de la fosa;
qué todo aquello que toco ya lo he tocado;
qué soy prisionero de un interés indecente;
qué cada convalecencia es una recaída;
qué las aguas están estancadas y todo tiene sabor a viejo;
qué también el humorismo forma parte del bloque inamovible;
qué no hago otra cosa que reducir lo nuevo a lo antiguo;
qué no intento todavía reconocer quién soy;
qué he perdido hasta la antigua paciencia de orfebre;
qué la vejez hace resaltar por impaciencia sólo las miserias;
quéno saldré nunca de aquí por más que sonría;
qué doy vueltas de un lado a otro por la tierra como una bestia enjaulada;}
qué de tantas cuerdas que tengo he terminado por tirar de una sola;}
qué me gusta embarrarme porque el barro es materia pobre y por lo tanto pura;}
qué adoro la luz sólo si no ofrece esperanza.

(Finales de los años sesenta)
(Traducción - Hugo Beccacece)

Estoy en el olvido como un lobo enjaulado
que no conoce a nadie y vaga en cuatro metros,
muero en la soledad de una especie que se extingue.

(Palabras a Constance – F. E. León)

Pasolini estaba entrando en la madurez cuando escribió este poema, uno de los más inspirados entre los suyos, que sobrevuela sus pensamientos como una implacable inmersión en su mundo interior en la que parece decir que todo está perdido, que no volverá a ser ese hombre que siempre se sentía joven cuando pensaba en la pobreza y su pureza, que por mucho que luche no podrá ni llorar ante el peso del desastre que supone la derrota dolorosa ante una forma de vida, ante una sociedad en las que se han perdido valores que ni siquiera están ya en el viento para que soñemos con alcanzarlos en nuestro vuelo, que los medios de comunicación han unificado en la vulgaridad, en la falta de compromiso ante la miseria de los otros. No podrá obviar la tristeza que lo va conduciendo inexorablemente hacia la tumba, ni siquiera la desesperada vitalidad de los elegidos, tan suya y entrañable, puede evitar las arrugas en sus ojos o que reaccione ante lo nuevo con el cansancio de quien piensa que ya lo ha visto todo.

“Análisis tardío” pudo ser simplemente un mal momento, a tenor de la actividad frenética que sostuvo hasta el momento mismo de su muerte. Pero es el testimonio de quien pudo pensar así en una tarde oscura, del guerrero que se hunde en un momento preciso que se le escapa la duda y la certeza es implacable, quien piensa que su voz dulce, esa misma que denunciaba los males de nuestro tiempo con palabras que traspasaban el papel y la rabia de sus enemigos, que su sonrisa ya no podrá sacarle del vacío de verse a solas con su pensamiento pidiéndole a la luz que no le ofrezca esperanza.

El mundo de Pasolini no es distinto al nuestro; los verdaderos poetas sufren la indiferencia que se le reserva a la verdad en un mundo que se siente en su elemento especulando con las apariencias. El hombre ha arrinconado la luz y la poesía como a ese animal enjaulado que no sabe rendirse. Una violencia pasiva es la huella de una modernidad que muestra sus ansias de ceguera ante las palabras escritas en el muro que representa el declive de la moral, del sueño de la justicia.

Cuarenta y un años después de su muerte seguimos viviendo la misma contradicción, no escuchamos a aquellos que merecen nuestra admiración porque se dejan el corazón en lo que dicen y podrían molestarnos al mostrarnos nuestra incapacidad para mirarnos hacia adentro, por eso les arrebatamos la paz para que sea turbio y dolorido lo que habría de ser siempre luminoso en la búsqueda del espíritu del hombre, en cambio encumbramos a voces amables que apenas dicen nada y muestran una permisividad vergonzosa con los pequeños delitos que llegan a ser monstruosos cuando rompemos los hilos de una nueva criatura, que santifican un culto desproporcionado y nocivo a la comodidad y sacrifican a los ángeles de una niñez que vuelve a un hombre que vislumbra los cincuenta años y nos habla de la virtud que sobrevive a la pobreza, de su eterna juventud que no se pliega ante los surcos que el mundo ha ido labrando entorno a la pureza de su pensamiento.

(2 de noviembre de 2016)

grappoli di emozioni15 de noviembre de 2018, 10:46

Non so se sono riuscita a comprendere fino in fondo la tua riflessione, perché non conosco lo spagnolo e le traduzioni non sono mai esaustive. Ho capito però che la tua ammirazione per Pasolini nasce dal suo pensiero libero, indipendente che gli ha permesso di analizzare con lucidità la società anni '60 che la mutazione antropologica, come lui la chiamava, aveva distrutto.

Francisco Enrique León16 de noviembre de 2018, 0:44

Lo que más me llamó la atención de Pasolini era su honestidad; hay tantos artistas que han sido sobrepasados por el éxito, no tuvo miedo de perder lo que había ganado y es posible que se radicalizara más aún así cómo pasaba el tiempo, no siempre con buenos resultados desde un punto de vista artístico.

Me quedo con el poeta porque tenía el corazón en la boca, como creador polifacético y compulsivo solo le resiste Fassbinder en Europa. Era valiente, sabía que decir la verdad ya no podía llevarle a la hoguera pero era consciente de que podía haber provocado un rechazo de su obra disfrazado en forma de indiferencia. No creía en los dioses pero, en un caso muy parecido al de Saint-Exupéry, creía en Cristo como hombre y lo admiraba sinceramente. Está entre aquellos que demostraron que la entrevista tiene un gran valor literario, a pesar de las contradicciones provocadas por la inmediatez, creo que es una faceta que mide muy bien el valor real de un artista, en esto fue un maestro.

Gracias, Loretta. En cierta forma es una glosa en prosa del poema de Pasolini.
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Re: Apuntes indiscretos sobre Pasolini; una noche en los infiernos.

Mensaje sin leer por F. Enrique »

El milagro de la vida
Al gran poeta Antonio Justel que ha sufrido tanto y aún sonríe.

che mi piace infangarmi perché il fango è materia povera e perciò pura;
che adoro la luce soltanto se è senza speranza.

(Pier Paolo Pasolini – Analisi tardiva)

Qué me gusta enfangarme porque el barro es materia pobre y por lo tanto pura
qué adoro la luz solo cuando no ofrece esperanza. (Análisis tardío)
Cada época de nuestras vidas tiene su canción, su película, su lugar, un nombre, una sonrisa, que con su sola evocación nos traslada a ella, y, aunque a muchas personas les cueste trabajo decirlo y otras pocas lo digan como quien hace una trasgresión excitante de una regla, aunque no recuerden un solo verso de él, cada época tiene su poeta. Así, Bécquer y Juan Ramón Jiménez marcaron mi niñez, Neruda, Antonio Machado y Hernández mi adolescencia, Hölderlin, Pavese y Lorca, iba a decir, mi madurez, pero casi he desistido en el intento de lograrla. Cohen y Pasolini llevan ahora unos años rondándome, no sé si me han desviado de la única lengua que conozco o si me han ayudado a la hora de hacer hablar a la del corazón, en la que todos entendemos.


Este apartado lo he reservado para el segundo de ellos, un descubrimiento tardío y que presentí que iba a ser largo nada más leer, antes de pagar el libro, el poema que venía en la contraportada. Este trabajo ha querido reflejar aquel encuentro. No es un esfuerzo unitario, son poemas sueltos escritos durante estos últimos años, me he permitido incrustar dos traducciones del inspirado poeta italiano, una de ellas, como indico, desde una versión en inglés de Pasquale Verdecchio, aquí no incluyo los originales porque no estoy seguro sobre los derechos que tengo para hacerlo.

La luz y el silencio tendrán
un orgullo apasionado cuando todo decline
mientras sientes que la vida se te escapa
y se han perdido los cielos de la infancia.

Ya no quiero ser un mártir,
ya no muero por el alma de la rosa,
no miro las vidrieras
ni las puertas del Paraíso,
me quedo en este hombre que ha llorado
por un pájaro muerto o un lobo enjaulado,
que ha pecado por amor y lo haría
en cada momento
que se me ofreciera como si fuera el último..

Ya no quiero unas alas en los hombros colgadas
ni ofrecerles a los santos mis palabras ocultas.
Quiero ser prisionero de una tierra que amo
entre aquellos que abrazan sin fronteras ni signos
el milagro de la vida, la tristeza de la muerte.
Última edición por F. Enrique el Lun, 13 Jun 2022 21:33, editado 1 vez en total.
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Re: Apuntes indiscretos sobre Pasolini; una noche en los infiernos.

Mensaje sin leer por F. Enrique »

Aún me veo pobre y joven.

Se agradece tu comparación, Susi y viniendo de una persona de una complejidad analítica nada complaciente aún más, pero como bien observas, ni soy joven, ni comparto los motivos del desaire de esa generación, aunque como persona esté de acuerdo en sus más importante posicionamientos; su mirada hacia la vida dura en los barrios obreros[ii], su denuncia de la hipocresía de la clase media acomodada e indiferente hacia los desfavorecidos y la decadencia moral de las clases altas que, en buena parte, no sabía si aplaudir a Hitler mientras bombardeaba Londres o Liverpool.

En mi ciudad apenas se nota la crisis, al igual que no se notaron los años de bonanza, aquí todo irá siempre mal y el sentimiento de culpa que ha sustituido al racismo inconsciente que glosaba la gloria civilizadora del hombre europeo es tan ineficaz e injusto como esto último, la diferencia más apreciable es que el sufrimiento ya no va en una sola dirección, y los recién llegados imponen su modelo de vida en el que no tienen cabida palabras para nosotros fundamentales, empezando por la duda.

Yo te hablaría de un, aparentemente, sencillo poema que escribió Pasolini en 1974, precisamente cuando tenía la edad que yo tengo ahora, en el que además de reafirmar su nunca negado complejo de Edipo y la repulsa hacia la falta de conciencia de los burgueses, acude a la juventud como fuente infinita de pureza;

Nada ha cambiado
me veo todavía pobre
y joven, y amo sólo a aquellos
como yo. Los burgueses
tienen un cuerpo maldito[iii].


Ahí precisamente me sitúo, cuando mis padres disfrutaban de un bienestar que nunca habían conocido se sorprendían al encontrar envidias donde había habido solidaridad, una palabra que se ejercía a diario en los barrios pescadores aunque casi nadie supiera definirla.

Mis padres habían decidido que yo siguiera siendo pobre rodeado de su bienestar. Mi madre, a fuerza de promesas, empezó a ir a la iglesia todos los días y ejercía la caridad con quienes no la entendían por tener otras reglas en su ámbito socio–cultural.

Ahora tengo tiempo pero me falta la paz,
queriendo huir de mí mismo voy de un sitio a otro
sin aprehender nada nuevo en el camino,
sin escribir los versos que recuerden
mi paso por este marco que hierve en una memoria
que ya no será mía,
ya no persigo hallarlos en los pétalos marchitos de mi alma
ni prendidos al viento que muere con la tarde[iv].


Era un momento duro para encontrar trabajo entre los jóvenes sin formación, qué casualidad como ahora. Quizás porque todo lo recuerdo sé que el acomodamiento no nos debe cegar, no debemos señalar a quienes se quedan en fuera de juego, no debemos pensar que una persona que habla, mal que bien, nuestra lengua, pueda entendernos. Yo era pobre y joven, hijo de un hombre cuya cartera era famosa en el bar de la Lonja.

No tenía formación, los libros que ansiaba se me habían negado, y aún miraba al hombre de la mar que había sido libre, cada vez más sometido a la tiranía irracional de las buenas costumbres, cada vez más embriagado por el olor del dinero, zozobrando en un mundo desconocido cuanto más lejos estuvieran los peligros del naufragio[v].

26 de enero de 2012.

Sé que no nos volveremos a encontrar, casi con seguridad, y que habrá sido culpa mía. He echado de menos aquella correspondencia, me hacía bien lo que me decías, era diferente, original, propiciaba el examen de conciencia, buscar a un poeta distinto entre los matojos que brotan en las aceras.
[ii] Aunque mis quejas no se suelen inscribir en el plano de lo social[ii], aunque me importe
[iii] ( Pier Paolo Pasolini – Traducción: Delfina Muschietti).
[iv] Paráfrasis del poema “Al príncipe” de Pasolini – Francisco Enrique León – 16 de mayo de 2015.
[v] 12 de diciembre de 1948.e 2015.


Juan Carlos González Caballero14 de noviembre de 2017, 1:11

Ayer estuve leyendo Análisis tardío y todavía retumban algunos versos en mi cabeza.
Probablemente necesite más tiempo de lo normal para captar la esencia de cada poema, con algunos tuyos me ocurre lo mismo. Pero intento no desanimarme porque soy más bien tozudito y un poco plasta.
Me vienen de todos lados mensajes sobre la "excelencia" en la poesía de algunos foros pero tampoco entiendo muy bien de qué trata.

Francisco Enrique León19 de noviembre de 2017, 1:01

Ya me había dado cuenta antes de leer este poema que Pasolini era un poeta distinto, me preguntaron alguna vez por qué me lo parecía y dije, sin reflexionar apenas, que él partía desde un punto al que la mayoría de los poetas ni siquiera llega. Pero después de leer “Análisis tardío” sentí que me encontraba ante uno de los grandes poemas de mi vida, es raro que lo esquive cada vez que lo tengo delante de mis ojos, deja poco lugar a las interpretaciones pero encuentro diferentes estados de ánimo con los que encarar ese caudal confesional con el que el poeta nos desborda sin concesiones; la inevitable derrota ante los envites de la vida, el cansancio de clamar contra la miseria de la soledad que nos acaba entregando entre los labios de la rutina, nuestra indefensión ante la realidad que nos arrastra.

Supongo, Juan Carlos, que el problema en los foros es que se coloca el listón casi a ras del suelo al evaluar la calidad de los poemas, que una palabra que debería utilizarse muy poco se emplea con prodigalidad hasta el punto de calificar como excelentes a poemas que ni siquiera son buenos.

Juan Carlos González Caballero14 de noviembre de 2017, 1:16

En El día de mi muerte parece que Pasolini sabía que iba a morir. Estremece.
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Francisco Enrique León15 de noviembre de 2017, 2:41

Hubiera querido dar la vida por todo
el mundo desconocido.
(Pasolini – El día de mi muerte – 1974)
(Traducción – Delfina Muschietti)

El poema lo escribió en 1954 en el dialecto friulano, siendo publicada simultáneamente su traducción al italiano, ya por entonces dialogaba con la muerte, ya había tenido polémicas que lo situaban en el punto de mira de sectores sociales, de partidos políticos.

En 1974, un año antes de su muerte, hizo una nueva versión que difiere de la primera en puntos importantes; seguirá viéndose joven pero considerará perdida la juventud. En ella vuelve a jugar nuevamente un papel relevante el mártir al que adoraba siendo niño, con un cierto sabor romántico de una pasión contenida que ofrenda a la vida la belleza de un cuerpo inerte abandonado al sol entre las hojas cambiantes de los tilos mientras los niños corren por las aceras.
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Re: Apuntes indiscretos sobre Pasolini; una noche en los infiernos.

Mensaje sin leer por F. Enrique »

Pasolini y María
A Juan Carlos González y su inquietud.

Esta niña inmortal
que Horacio despertara
del sueño de la infancia para tenerla siempre,
palidece en la acera como hoja caída,
sufre en la madrugada, perece en el ocaso
como aquella sonrisa que esbozaste en Beliones.
(Crepúsculo en Benzú)

Creo que la última vez que vi a Pasolini ahogarse en una duda fue cuando, en el apogeo de su fama como cineasta, le preguntaron por su oficio en una entrevista para la Televisión francesa que pasa por ser la última que hizo. No contestó lo que algunos hubiéramos querido ni lo que se habría pensado por su lengua inquieta arrebatada por la locura de la luz. Quizás por un respeto inconsciente, reverencial hacia Pavese[ii], dijo escritor en vez de poeta.

Por razones diferentes, mi madre ya no sentirá miedo de dejarme indefenso ante el mundo ya que no volveré al Tobogán para deslizarme en una niñez dichosa a pesar de la muerte que me ronda desde entonces, cuando uno pensaba que nueve años era un estreno demasiado temprano en lo inevitable para que fuera cierto.

Mi familia clánica ya no me excusará por mis salidas de tono en mi esfuerzo por romper la monotonía de las conversaciones[iii], ya no insistirá en decirme que siempre he intentado vivir por encima de mis posibilidades, que solo pasaba hambre cuando hablaba de justicia o me escapaba de casa como si fuera el James Dean[iv] más reconocible, a pesar de ser un rebelde que me creía con sobrados fundamentos cuando indagaba torpemente en los orígenes de un traidor genial que se justificaba, magistralmente pero sin éxito en el fondo, con la ley del silencio[v].

Mis amigos ya no me dirán que los perdí en los recovecos de la vida y de la desesperanza de un descreimiento sincero, en las callejuelas sin asfalto ni luces de esa niñez que nunca ha dejado de llamarme, que a algunos de ellos nunca los poseí, ni siquiera un poco, aunque no pensara así durante mucho tiempo y me entristezca por mi ingenuidad, que no los perdí puesto que nunca estuvieron en el lugar que yo había elegido adornar con las más humildes siemprevivas.

He comprendido que yo tampoco soy poeta, que no encontrarán en el bosque una alegoría convincente de mis ramificaciones, una metáfora en el laberinto de los reflejos de la representación de mí mismo, en la exuberancia de una entrega que nunca llegué a poseer, que todo lo que hallarían en mis divagaciones sería las cenizas de mi desencuentro con la realidad y el polvo que nunca sería escrito en el viento, como si fuera un poeta romántico desconocido en el apogeo de las exaltaciones nacionalistas que cayera en un patético duelo provocado por cualquier insignificancia sin haberle dado al tiempo la oportunidad de escribir un buen poema con su rostro y su apellido impronunciable.

No podré ser poeta por mucho que lo intente, por muchos poemas que escriba guiado por la inspiración más angustiosa, sórdida e irreverente, por muchas velas encendidas que ponga a los pies del orgullo de una ninfa enamorada que ya no quiere abrazarme[vi]. Es una pena a la que tendré que acostumbrarme[vii] y que no podría borrar ni siquiera el reconocimiento tardío de aquellos que me amaron aunque solo fuera un instante.

La iluminación vive en una fosa insondable y oscura adonde no llega el aire para los mortales que no fuimos tocados por una divinidad romana con nombre de teatro en la que no creemos por más que los sacerdotes nos ladren cuando miramos atrás sin ira, hacia adelante sin esperanza[viii].

El reconocimiento no llegará jamás y tendremos que actuar como si fuera posible el regreso de lo que nunca se fue, de lo que vive con nosotros pero nunca nos ha dejado tocar ni su carne ni sus huesos, ni su cráneo descarnado para sentir la amargura de la muerte que nos espera.

Tú transmites paz, conciliación en lo que rimas, tú le cogiste el pulso a la lira, si no te envidio es porque te aprecio y porque después de haberlo hecho en la niñez he perdido su verdor de enredadera retorcida y no sé cómo pintarlo en mis ojos cuando necesito un sufrimiento que me conduzca a una santidad laica y, sobre todo, porque soy un maldito occidental, como me dicen algunos conocidos, que no sabe volver la espalda al destino que se le ofrece aunque lo lleve a una calle de flores por la que nadie pasa, a una contradicción constante y permanente como un pájaro ciego que ya no quiere chocar con los alambres de su jaula y quieto canta para no morir de hastío.

Ahora descubro que siento lo que me dijo Gombrich[ix] una noche de verano cuyas nubes eran truculentas y aquella lluvia entre el calor no duró ni treinta y tres segundos; no he de buscar la poesía sino a los poetas, el arte no sería nada si no existieran los artistas. Pero el poeta sin el hombre valdría menos aún que sus versos cuando los pinta de blanco y la gente no se entera mientras escucha la mejor canción de los Rollings[x].

La tuya es una de las pocas relaciones que me quedan en este medio y créeme, con la sinceridad de aquel que habla porque no sabe hacer otra cosa y apenas piensa lo que dice, hubieras estado siempre entre las preferidas. No olvido ese tiempo en que nos conocimos y nos regalábamos guirnaldas en la brisa, palabras para conjurar la muerte de la poesía, para creer en aquella que yace tendida como una sacerdotisa que ya no conoce los ritos esperando en el poniente que llegue la hora del último crepúsculo[xi]. para volver a nacer con los primeros rayos de la alborada, desnuda, triste y desorientada.

Hablemos de los mitos, pues, sabiendo que son hombres y mujeres que pudieron vivir circunstancias parecidas a las nuestras, aprendamos la mitología de nuestros ancestros todo lo bien que podamos porque no debemos ignorar aquello que ha tenido importancia en nuestras vidas o en las de nuestros antepasados que habitan en el sepulcro, pero debemos saber el momento que nos vemos obligados a apartarla para rendir un homenaje a aquellos héroes que llegaron a nuestras playas con sus velas y murieron en un naufragio en el viaje de vuelta habiendo dejado aquí toda su mercancía. Hay dioses que no existen pero son tan importantes que sacrificamos nuestras vidas por mantener viva la llama de sus nombres.

Pero nunca debemos situar la mitología por encima del hombre. Quizás la poesía murió uno de estos días, como si nadie lo hubiera advertido, cegada su presencia por la trivialidad de nuestras aspiraciones modernas que devoran hasta las más altas torres construidas por los siglos y convierten el pensamiento en ruinas por mucho que en él radique lo que se ha logrado y también lo perdido.

La poesía sometida por la indiferencia de un mundo prosaico que mira otras manifestaciones carentes de profundidad pero con un atractivo incuestionable para la gente que quiere conseguir el prestigio de la nada, para los desocupados que encuentran placer en la morbosidad de los que venden una moral, que quizás, nunca tuvieron, por conseguir una vida más cómoda, una ascendencia jerárquica sobre cualquier hijo de vecino que no sale en las revistas.

Pero los poetas siguen escribiendo versos aun sabiendo que no vendrán a cantarlos otras voces[xii], poemizan[xiii] porque su ingenuidad les hace pensar en el milagro de la presencia de los miembros ya muertos cuando aún despiden calor y se siente dolor en lo que fue amputado, en la metáfora de la resurrección que no encuentra reflejo en las paredes del mundo donde se escriben frases para el olvido y deseos irreconocibles para quienes caímos en los brazos mórbidos de la sensualidad, ni fábulas para salvar lo que va quedando en nuestra lucha contra una naturaleza a la que deberíamos tratar como una amiga que no quiere abandonarnos y la golpeamos con la misma rabia que lo hace quien para subrayar su amistad nos llama hermano la larga noche en que ha decidido no ser nuestro amigo y lo sella con un beso, en la esperanza de que una flor nazca en la arena de las dunas y una herida de amor en el bolsillo de la camisa de un bróker después de que sus acciones suban al infierno de los escaparates manchados de sangre de Wall Street, en la medida de lo que no tiene juventud, en el peso de la ingravidez de lo que llora en el Limbo y aún no tiene nombre y vaga apesadumbrado como un niño perdido en una isla que no se llama Nunca Jamás.
21 de Febrero de 2016


Pasolini tenía, como hombre sincero y apasionado, muchas dudas pero solía afrontarlas sin balbucear, entrando con fuerza en la tortura de las equivocaciones, la indeterminación de un mensaje que airea como nunca en las hermosas banderas, la locura de su contradicción; agnóstico esperando la nueva venida de Cristo Hombre, antiabortista entre unos compañeros de izquierdas que pensaban de una manera totalmente opuesta y coincidiendo en un punto tan importante con los cristianos demócratas a quienes detestaba por su hipocresía, a favor de los policías que intentaban sofocar la réplica romana del Mayo del 68 y fueron agredidos brutalmente. Decía de ellos que eran muchachos de la Italia pobre que no habían encontrado otra opción de ganarse la vida y, en cambio, los estudiantes eran los hijos malcriados de las familias romanas acomodadas.
[ii] Estaba equivocado cuando escribí esto, escuché hace poco en una entrevista que le hicieron a Pasolini para la televisión italiana que el controvertido y genial poeta boloñés no tenía al piamontés entre sus preferencias, quizás no le perdonara que fuera casi coetáneo suyo o que hubiera llevado una vida sexual casi inexistente no por vocación monástica sino por la circunstancia de ser un enamorado de todas las mujeres cuyo resplandor le había llevado a la impotencia.
[iii] De pequeño no solía comer adecuadamente por el ansia de crear debates en la mesa y embeberme en ellos.
[iv] James Dean tiraba piedras / a una casa blanca / entonces te besé (Luis Eduardo Aute).
[v] Elia Kazan delató a sus antiguos camaradas del partido comunista durante la locura persecutoria provocada por el senador McCarthy.
[vi] Esperanza que naciste / para morir después (Edgar Allan Poe). Siempre se ha dicho, para bien y para mal, que era un poeta romántico europeo ubicado en América.
[vii] Hölderlin: Vivo para buscarte / dorada luz de amor / yaces entre los muertos, / Diotima querida, pero el viento te traerá el recuerdo / de lo que fuiste un día / y quedará para siempre. (Variación – Francisco Enrique León).
[viii] que me gusta embarrarme porque el barro es materia pobre y por lo tanto pura; / que sólo adoro la luz cuando no ofrece esperanza. (Pier Paolo Pasolini)
[ix] Ernst Gombrich: historiador británico de origen austríaco, supo sintetizar como nadie la historia y el arte.
[x] Paint it black, se puede pensar que Ruby Tuesday y también se estaría en lo cierto. Para la gente de mi generación nunca fueron los "Stones".
[xi] Creo que nuestro viento de levante nos llega del lugar donde crucificaron a Cristo y el de poniente donde cada día mueren los dioses para resucitar con la siguiente alborada.
[xii] Gente escribiendo canciones / que ninguna voz compartirá (Paul Simon).
[xiii] Suena igual que la nariz de Ovidio para Quevedo.
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Re: Apuntes indiscretos sobre Pasolini; una noche en los infiernos.

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Martes, 17 de noviembre de 2015

Pasolini - Cercana a los ojos



El descubrimiento de Pier Paolo Pasolini como poeta ha sido para mí muy posterior al del cineasta, y, sin duda alguna, sin negar sus méritos en esta última faceta, es el campo donde mejor supo desarrollar sus inquietudes, su búsqueda áspera, a veces agónica, y siempre sincera de su verdad como hombre. Moderno o clásico, no lo sé, rotundo y sincero siempre, en su expresión me recuerda al Cesare Pavese de ”Lavorare Stanca” (Trabajar cansa), al menos en los poemas de corta extensión y de carácter confesional y narrativo al mismo tiempo. La maldición del “oficio” del poeta es recurrente, la relación con el hombre que vive una situación y un tiempo concretos, con los que nunca se debe estar de acuerdo, es agria y sin concesiones, y las adereza levemente con la ternura de los momentos que se viven en el recuerdo, ese lugar en donde podemos llenar de significado situaciones que parecen pasar casi desapercibidas, y que añoramos cuando somos conscientes de la imposibilidad de su retorno.

“Cercana a los ojos” es un poema especialmente emotivo, escrito años después de los hechos a los que hace referencia; su hermano que duerme distendido y ausente fue fusilado por partisanos durante la Segunda Guerra Mundial. Una dolorosa contradicción en su vida a la que se irían añadiendo otras muchas, la más llamativa; la muerte violenta del propio poeta; aquellos con y por quienes luchaba acababan con la vida de aquél a quien recordaría siempre. La luz, el hermano y la madre, también el canto del grillo, quedan suspendidos en una atmósfera que nos recuerda la aparente quietud en la que viaja a veces la más conmovedora de las tragedias.

Vicina agli occhi

Vicina agli occhi e ai capelli sciolti
Sopra la frente, tu piccola luce,
distratta arrosi le mie carte.
Adoslecente ardevo fino a notte
Col tuo smunto chiarore, ed era strano
Udire il vento e gl’isolati grilli.
Allora, nelle stanze smemorati
Dormivano i parenti, e mio fratello
Oltre un sottile muro era disteso.
Ora dove egli sia tu, rossa luce,
Non dici, eppure illumini; e sospira
Per le champagne inanimate il grillo;
E mia madre si pettina allo specchio,
Usanza antica come la tua luce,
Pensando a quel suo figlio senza vita.

Cercana a los ojos

Cercana a los ojos y los cabellos sueltos
sobre la frente, tú, pequeña luz,
dispersa, enrojeces mi cuaderno.
De adolescente, en tu pálida llamarada,
ardía hasta la noche, y era extraño
escuchar al viento y a los grillos solitarios.
Entonces, en la olvidada habitación
dormían mis padres, y mi hermano,
inmóvil, descansaba tras un muro delgado.
¿Dónde está ahora, luz roja?
No hablas, sin embargo iluminas; y suspira
el grillo en el silencio de los campos.
Y mi madre se peina al espejo
de una manera antigua como tu luz,
pensando en su hijo ya sin vida.


(Traducción; F.E. León)
El azar ha querido que coloque el poema aquí, soy supersticioso. Variación de un poema del 1-1-2011.

Arranca este lamento en la mañana
cuando el licor asoma
en poros y gemidos.

Lleva el mar el aullido que intentaba
expresar mi dolor
por haberte perdido.

Roma erguida
sobre siglos de pesares y ruinas
sobre divagaciones y sueños de profetas.

Roma en mi vida,
Roma en la memoria
que la noche siente
en esta callejuela
honda de los fracasos
que me entregó la poesía,
y una verdad amarga que me arrastra
por la arena al final de los caminos.

29 de Noviembre de 2012

Sobre la muerte de Pasolini parece aceptarse de una forma definitiva lo que era más aparente; un muchacho que se dedicaba a la prostitución y con el que había tenido o iba a tener relaciones sexuales tuvo un ataque de locura transitoria y se ensañó con él, descargando la sospecha que se tenía sobre un encargo por parte de altos cargos de la democracia cristiana a quienes había fustigado con sus escritos sinceros y apasionados.

Te dejo un pequeño poema que escribí como introducción a la traducción de un fragmento de "Una vitalidad desesperada."

Pasolini en el recuerdo
Cuando la luz no ofrece esperanza y se me adentra el verso
de un poeta que calla
en el nocturno inhóspito de una playa tardía,
envejece mi alma por no saber nombrarle,
por no haber arrastrado
el peso de mi culpa, por ser testigo ciego del implacable olvido,
por no reconocer que la vida se me escapa y no conozco a nadie
para que llore por aquello que no hice.

5 de Diciembre de 2012

Me has tocado en un punto débil, H.. Pensaba dejarte en esta respuesta el debate que mantuve con una compañera que es todo un misterio en cuanto a identidad pero que hizo que volviera la vista hacia atrás, y es profunda y certera en sus apreciaciones. Creo que Pavese merece una publicación aparte y eso voy a hacer; mi poema 11 de Abril, sé que lo has leído, se refiere a su última ruptura amorosa conocida. En cuanto a Salvatore Quasimodo he conseguido el poema que más me gusta de él, no tengo la traducción del entrañable Ángel Crespo porque perdí la Antología en donde estaba, intentaré hacerte llegar la mía.


Volviendo a Pasolini te dejo el poema de él que me rompe los esquemas, cada verso lo escribe como si fuera el último, yo me quedo con estos dos; no saldré nunca de aquí por más que sonría; adoro la luz sólo si no ofrece esperanza.

“A menudo un poeta se acusa y se calumnia,
exagera, por amor, su propio desamor,
exagera, para castigarse, su propia ingenuidad…”
(Pasolini)
“Análisis tardío”
que también el humorismo forma parte del bloque inamovible;
que no hago otra cosa que reducir lo nuevo a lo antiguo;
que no intento todavía reconocer quién soy;
(Fin de los años sesenta)

Traducción de Hugo Beccacece


13 de Diciembre de 2012

He comprobado, H., que el exceso de información no siempre es bueno en poesía, no somos científicos ni debemos encorsetarnos con el rigor, el corazón se equivoca te dejo esta nueva entrega sin saber si el catolicismo de Pasolini llegó hasta el final de su vida. Insisto en que me recuerda mucho a Caravaggio por la sinceridad brutal con la que acometían sus facetas artísticas y mezclaban la belleza más exquisita, incluso mórbida cuando acometían temas religiosos y los dotaban de un atractivo demasiado terrenal, con la fealdad y la decrepitud resultantes del paso del tiempo y las dificultades extremas en la vida de algunas personas. En el aspecto de la manera de proceder de un buen cristiano es el otro Miguel Ángel, el Divino y eterno cabreado, quien le sirve de referente, amaba la piedad como un impulso solidario, emotivo y, a ser posible, anónimo que emana de las enseñanzas de Cristo, y sentía una repulsión irreprimible hacia la caridad, no por ella misma en la que reconocía su valor, sino por la consecuencia exhibicionista en que suele derivar para lavar la conciencia y fortalecer la imagen de ciertos grupos humanos y la falta de tacto de éstos hacia la dignidad humana de los desfavorecidos con quienes la practican.

Te dejo unas estrofas del poema del que te hablé, para mí las mejores, aunque no sé si con ello quiero decir que sean buenas. La enseñanza que más ha perdurado en mí de Pasolini es que la calidad tiene unos parámetros que no todas las personas tienen capacidad para cumplir, y hay muchos que lo intentan, pero la sinceridad está al alcance de todos aquellos que sienten y muy pocos le rinden culto.
En la playa de Ostia o en Trieste, entre los tilos
o en cualquier campo abierto
donde jueguen la noche y el deseo
me llamará la muerte como lo suponía,
marcado por los golpes del Calvario.

En el rostro que el sol esculpía en bronce,
en los ojos que me entregan
creía ver las puertas
que me abría un Ghiberti apasionado.
¡Señor, me abandonaste camino de la cruz
y me dejaste en el mar oscuro de los pobres!


19 de Diciembre de 2012


Después de haber sido advertido de un detalle sin apenas importancia, aprovecho, Truman, para reiterarte las gracias, y matizar el final de mi contestación, me refería, por supuesto, al español cuando decía nuestra lengua, pero tú lo has cambiado de significado; ahora me refiero a la lengua de las personas que, como Pasolini y tantas otras, dicen, con más o menos fortuna, lo que quieren decir y lo que sienten. La tuya en cambio expresa lo que dice otra persona.

18 de Enero de 2013

Es un poema escrito en 1974, un año antes de su muerte. Se trata de una versión de otro que había escrito veinte años atrás. No, no murió en primavera. La excesiva sinceridad de Pasolini siempre fue interpretada como una provocación, la aceptación de su homosexualidad tanto desde el punto de vista del amor como del deseo y darle un tratamiento poético convencional no podía sino crearle problemas. La belleza es siempre la misma. Para mí "Tu infancia en Menton" de Lorca es uno de los poemas de amor, o desamor si se quiere, más hermosos de la lengua castellana.

El día de mi muerte

“Si el grano de trigo no cae en tierra
y muere, quedará solo;
pero si muere dará mucho fruto.”

Juan, 12.24
(Citado por Dostoievski)

En una ciudad, Trieste o Udine,
por una avenida de tilos,
en primavera, cuando cambian
de color las hojas…
uno ha vivido,
con la fuerza de un hombre joven,
en el corazón del mundo,
y les daba a los pocos
hombres que conocía, todo.
Después, por amor de los que eran jovencitos
con el mechón en la frente,
como él - hasta poco antes
de que sobre su cabeza las estrellas
cambiasen su luz –
hubiera querido dar la vida por todo
el mundo desconocido,
él, desconocido, pequeño santo,
semilla perdida en el campo.
Y en cambio ha escrito
poesías de santidad
creyendo que así
el corazón se engrandecía.
los días pasaron
en un trabajo que le ha arruinado
la santidad del corazón:
la semilla no ha muerto,
y él ha quedado solo.

(Traducción de Delfina Muschietti – Versión de 1974)

22 de Julio de 2013


Sin que sepa, Óscar, la razón concreta, siempre me ha gustado hacer partícipe a otros compañeros del placer que me causaba el descubrimiento de artistas en general y, especialmente, de poetas. Lo que me dices lo encuentro fascinante como el hecho de que Pasolini te haya resultado extraordinario, conocer a los grandes siempre nos abre puertas para afrontar nuestros retos, cuando requieren traducción en ella se nos ofrece unas posibilidades originales de tratar nuestra propia poesía.
Publicado por Francisco Enrique León en 10:17 Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con

Beatriz Vallejo 19 de diciembre de 2014, 5:43

El poema "Cercana a los ojos" me parece impresionante al igual que el de "Análisis tardío" y el tuyo de "Pasolini en el recuerdo" está a la altura de ambos. Ya sabes que eres el artífice de que yo descubriera a Pasolini en su faceta de poeta, y te lo agradezco infinitamente. Esta entrada tuya da para mucho, mucho que decir, vaya esto de momento, pero he de comentarte más impresiones.

Francisco Enrique León 20 de diciembre de 2014, 14:52

Estoy muy contento con Pasolini en el recuerdo, pero lo estoy más con tu vuelta. Ya te hablaré a fondo sobre tu comentario, Beatriz. Estoy entre sorprendido y obnubilado por haber encontrado a alguien que me ha valorado como si fuera un grande y no esperaba la justa y algo estúpida correspondencia. Con premios de verdad los tengo y me pregunto a quienes ponen de jurado. En fin un laberinto que enreda hasta a los pocos amantes que tiene la poesía como ciertos. La última premiada en el sorteo me pide que le bese los pies o algo menos y no me da la gana.
***
Unos versos caídos en el cielo de la noche
me recuerdan la soledad del mundo cuando no estás,
la tristeza de una sonrisa que no puede desplegarse
cuando no encuentra el camino de tus labios./align]
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“El lector sabe sin duda que soy comunista: pero sabe también que mis relaciones de compañero de viaje con el PCI no implican ningún compromiso recíproco”.

Pier Paolo Pasolini, Tempo, 6 de agosto de 1968





Manuel Fernández-Cuesta 5 de febrero de 2013 21:54h


No se puede seguir así. La agonía del sistema de partidos y, por extensión, de la democracia de mercado española es evidente. La ciudadanía desconfía. Piensa que la casta política es un problema real para la vida cotidiana y se aleja del amparo moral de las instituciones. En los partidos políticos mayoritarios, convertidos en implacables maquinarias de poder y corrupción, afloran escándalos, denuncias, y resuena el eco pícaro, tan nuestro, mediterráneo, del enriquecimiento personal (y partidario) ilícito; la monarquía, antaño refugio de inseguros, se tambalea entre los cinegéticos errores del Rey y los convolutos colaterales de algún pariente. La economía, dominada por especuladores, multinacionales y agencias de calificación, escapa al control público. La protección social y los derechos laborales son restos arqueológicos de épocas de falso esplendor y fondos europeos de cohesión. En este estado de cosas, con un aumento exponencial del desempleo, pensar otra manera de organización económica, jurídica y social se hace indispensable. El modelo de convivencia surgido del “consenso” de 1978 se resquebraja. La crisis -contra los voceros neoliberales- no es sinónimo de oportunidad: es la antesala de una fría dictadura tecnocrática. Eso, en el mejor de los escenarios posibles.

Brutamente asesinado en un descampado de Ostia, cerca de Roma, la madrugada del 2 de noviembre de 1975, Pier Paolo Pasolini (Bolonia, 1922), teñido de sangre, tórax y corazón aplastados por un coche que huye conducido por Guiseppe, Pino, Pelosi (único acusado en un caso penal lleno de lagunas), poeta, narrador y cineasta de la heterodoxia, del lado salvaje de la convención política, social y cultural, sigue siendo un referente ético del pensamiento subversivo y transformador, un referente de la acción colectiva.

Imprescindible para tiempos de apatía, capitalismo avanzado y democracia de poliuretano, Pasolini plantea, meses después del espontáneo impasse de mayo del 68, una ruptura radical del caduco sistema de partidos italiano y una vuelta de tuerca, definitiva, al modo de convivencia social.

Enfrentado a las dos culturas hegemónicas, el todopoderoso PCI -fue, hasta su voladura (des)controlada, el partido comunista más importante de Occidente- y el represivo universo católico de la DC (Democracia Cristiana), el autor de Teorema y Las cenizas de Gramsci pronosticará que el juego de poder y contrapoder, con su reparto calculado de funciones, encerraba su propia destrucción, al ser ambos mundos, y sus argumentos, incapaces de frenar una vida que avanzaba hacia la modernidad individualista propuesta por el consumo.

Salvadas las distancias intelectuales con sus homólogos italianos (DC-PCI) de los “años de plomo”, la sombra de la grisura franquista es alargada, PP y PSOE, rígidas estructuras de poder de apariencia antagónica, han llegado, en este horribilis 2013, al mismo atolladero que denunciaba, años atrás, el más radical y valiente de los poetas italianos del siglo XX.

Convertidos en marcas, fábricas de producción y difusión de ideologemas, los dos partidos mayoritarios, a los que hay que sumar los grupúsculos surgidos de las burguesías autonómicas -inexistentes, sino fuera por una ley electoral antidemocrática- han mostrado, desde la aparición (negada por el PSOE) de la crisis (estafa) financiera, una imposibilidad ontológica, esencial, para solucionar, o al menos, imaginar, un futuro inmediato.

Resulta sorprendente, cuando menos, que los dos grandes partidos, y sus principales representantes, no muestren mayor preocupación ante la deriva autodestructiva del sistema partidista (con permiso del teórico Giovanni Sartori), limitando su actividad la refutación del contrario con banalidades, inconsistentes propuestas parlamentarias y estudios pormenorizados de intención de voto.

Mientras tanto, el cuerpo social, sujeto a la agitación ideológica y comercial de los medios de comunicación de masas, pasa -poco a poco, pero sin tregua- del desconcierto y la indiferencia cómplice a la reivindicación emocional desarticulada, germen, quizá, de otro tipo de movimiento constituyente y autónomo de mayor envergadura.

En las colaboraciones semanales de Pasolini en Tempo (recogidas en El caos, Ed. Crítica, 1981), combativos artículos de denuncia política y cultural, antesala de su definitiva etapa corsaria -hemos perdido un poeta, nacen tres o cuatro cada siglo, recordó el escritor Alberto Moravia en su homenaje fúnebre- PPP, hijo de la histórica città rossa, se muestra indignado (era uno de sus estados de ánimo) y asustado, en alerta, por mejor decir, ante el crecimiento de la represión institucional y policial en la Italia de finales de los años 60. Una represión policial, vivimos en un “estado de excepción permanente”, ha escrito el filósofo Giorgio Agamben, que se observa, con preocupación, en nuestros días ante las manifestaciones y diversos actos de protesta que barren, Espriu dixit, la pell de brau.

A punto de ser superados por la pulsión crítica de la ciudadanía, por el llamado “desbordamiento democrático”, el Estado hace uso del monopolio de la fuerza, denunciado ya por Pasolini, convirtiendo las ciudades en lugares terribles, donde reina la irracionalidad. El reciente caso de Alfonso Fernández, un joven detenido durante la huelga general del 14N y excarcelado casi dos meses después, es prueba del terror institucionalizado ejercido por las autoridades, el miedo que pretenden imponer, ante la crecida natural del río contestatario.

Su columna de Tempo, escribió Pasolini, se hubiera podido llamar, también, Contra el terror. Cuando el Estado actúa con violencia contra sus ciudadanos, por temor a una pérdida de autoridad, y vive, como en la actualidad, secuestrado por instancias supranacionales, la semántica toma el mando: terror y terrorismo de Estado (represión), tienen la misma raíz.

Hombre de pensamiento y acción, teórico y práctico, heterodoxo dentro de una radicalidad subjetiva, emancipadora, comunista ajeno al férreo dictado PCI, “yo amo ferozmente, desesperadamente, la vida. Y creo que esta ferocidad y esta desesperación me llevarán a la muerte”, declaró, la recuperación de la obra de Pasolini, películas, poesía, novelas y artículos -el próximo marzo cumpliría 91 años- es una llamada de atención contra la opresión de la fatalidad, un alegato en defensa de la absoluta libertad individual y colectiva y, al tiempo, un poderoso golpe de mano contra las diversas formas, disfraces, del poder.

Sirvan como rápida aproximación, al margen de las películas disponibles, los textos y poemas de Escritos corsarios (Oriente y Mediterráneo, 2009), Las cenizas de Gramsci (Visor, 2009), la novela gráfica El caso Pasolini de Gianluca Maconi (Gallo Nero, 2010) y Nueva York (Errata naturae, 2011). “Pasolini fue un hombre político”, afirmó Gianni Scalia, en 1976, “y no hablaba en tanto que ciudadano. Sino en tanto que corsario. Fue i-legal, extra-legal, diferente, no-ciudadano. Pero un compañero”. Pasolini, político, concibió una obra llena de verdad y sentido, sensual, ardiente, social, resistente, combativa: dramáticamente humana.

El periódico L'Unità publicó, mayo de 2006, la edición íntegra de su última entrevista, 1 de noviembre de 1975. “Pasolini, el que vio antes que nadie lo que iba a suceder”, en palabras de su entrevistador, Furio Colombo, aportó un elocuente titular premonitorio: “Estamos todos en peligro”.

Epístola a Pier Paolo - Mi análisis tardío

Mi análisis tardío

Te entrego Pier Paolo el testamento
del hombre que se acostó la siesta esta tarde
con una herida difusa y acechante
que ya no le duele nada
porque ha despertado con el pensamiento firme
de ser distinto sin abandonar uno solo de sus sueños,
una sola de sus convicciones más sentidas
cuando ya huele a verano en mi ventana abierta
al griterío de los niños jugando con el agua de la fuente,
y la Bahía le muestra la belleza inmortal del mensaje profundo
que al tenerlo tan cerca a menudo ignoramos .

Vuelven a decir tu nombre en la agenda cultural
de las noticias,
un nuevo homenaje que no será a tu faceta de cómico distraído
que no supo coger de la cintura a la risa,
ni abrazar su sentido más patético por respeto a los pobres,
y se me vino el poema que escribiste
cada vez que la muerte te acechaba o pensabas en ella,
se me vino a la cabeza como un péndulo
cuyos golpes imitaba la desazón mis latidos.

Es verdad que no podré por más que lo intente
explicar la fascinación que me produjo tu análisis tardío,
que tan solo por él ya me atreví a llamarte grandísimo poeta,
a ti que vivías arrastrando los pies
para sentir el olor prístino y sensitivo de la tierra,
que no soñabas
por miedo a despertar en un lugar donde solo tuvieran cabida
los ángeles y los demonios,
que no tenías los delirios de grandeza
que reconozco en mí mismo,
que todo lo que deseabas estaba en la mirada
aún atónita de un muchacho moreno, llegado del Sur
donde aún tiembla Cristo por no encontrar su huella,
que camina hacia la obra donde fortalece sus músculos
y broncea su piel
y aún mantiene el candor forjado por un sufrimiento
injusto e innecesario, como todos.

En esto me doy cuenta de que el otro día
traspasé la frontera adonde tú no llegaste
por una noche aciaga,
y que me empieza a exasperar con una tristeza extraña
que me digan lo condenadamente bien que estoy
para ser tan viejo,
aunque lo digan de una forma distinta y amanerada,
eso es lo que vienen a decirme,
ya ves, como tú me veré siempre joven
por esas ansias de seguir aprendiendo
aunque no sepa con qué objetivo,
que, sin que hayas tenido nada que ver en ello,
de todas las cuerdas que se me ofrecían
siempre tiré de una sola al mismo tiempo,
que las pocas intersecciones que hubo se debieron a errores
debidamente corregidos, y explicados,
aunque nunca comprendidos o perdonados.

Que siempre estuvo la vida por encima de todo
como si el niño que fui nunca me hubiera dejado
indefenso ante el mundo,
que pediría a la mujer que amo
que nunca me dijera “te quiero”
porque yo lo sabría con una simple sonrisa,
que volveré a pensar en los tordos que llenaban
el cielo de las tardes de invierno
y en los cachalotes que cruzaban Punta Almina
en Mayo y en Junio,
sabiendo que lo perdido
por nuestra avaricia anuncia nuestra propia condena
por lo que tuvimos y derrochamos sin hacernos falta.

Que habré aprendido a esperar
cuando no tenga sentido
aunque merezca la pena porque, largo o corto,
dulcificará con momentos inolvidables el tiempo que me quede
y que si puedo dejar algo hermoso en alguien
aunque no me haya conocido, y quizás por ello,
pensaré que la semilla que se embarra no muere.

Última edición por F. Enrique el Lun, 27 May 2013 7:00, editado 4 veces en total.
***
Unos versos caídos en el cielo de la noche
me recuerdan la soledad del mundo cuando no estás,
la tristeza de una sonrisa que no puede desplegarse
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Pasolini en el recuerdo (poemario)



A Sócrates Alonso

che mi piace infangarmi perché il fango è materia povera e perciò pura;
che adoro la luce soltanto se è senza speranza[1].

(Pier Paolo Pasolini – Analisi tardiva)





Cada época de nuestras vidas tiene su canción, su película, su lugar, un nombre, una sonrisa, que con su sola evocación nos traslada a ella, y, aunque a muchas personas les cueste trabajo decirlo y otras pocas lo digan como quien hace una trasgresión excitante de una regla, aunque no recuerden un solo verso de él, cada época tiene su poeta. Así, Bécquer y Juan Ramón Jiménez marcaron mi niñez, Neruda, Antonio Machado y Hernández mi adolescencia, Hölderlin, Pavese y Lorca, iba a decir, mi madurez, pero casi he desistido en el intento de lograrla. Cohen y Pasolini llevan ahora unos años rondándome, no sé si me han desviado de la única lengua que conozco o si me han ayudado a la hora de hacer hablar a la del corazón, en la que todos entendemos.



Este apartado lo he reservado para el segundo de ellos, un descubrimiento tardío y que presentí que iba a ser largo nada más leer, antes de pagar el libro, el poema que venía en la contraportada. Este trabajo ha querido reflejar aquel encuentro. No es un esfuerzo unitario, son poemas sueltos escritos durante estos últimos años, me he permitido incrustar dos traducciones del inspirado poeta italiano, una de ellas, como indico, desde una versión en inglés de Pasquale Verdecchio, aquí no incluyo los originales porque no estoy seguro sobre los derechos que tengo para hacerlo.


1



Tenía veinte años, incluso menos, dieciocho,
diecinueve… y había vivido un siglo,
toda una vida.

Al constatar, consumido por el dolor
que nunca podría dar mi amor
sino a mis manos o al musgo de las trincheras.

O quizás a la tierra de una tumba desolada...
Veinte años y, con una historia humana
y toda su poesía, una vida había terminado[2].





(Pier Paolo Pasolini, de “Una vitalidad desesperada,

traducida al inglés por Pasquale Verdecchio)





2



Arranca este lamento

en la mañana
cuando el licor asoma

en poros y gemidos.
Lleva el mar el aullido que intentaba
expresar mi dolor

por haberte perdido.

Roma erguida sobre siglos de pesares

y ruinas

sobre divagaciones y sueños de profetas,
Roma en mi vida,

en la bifurcación de la memoria

y esperando la muerte

en esta callejuela sin luz de los fracasos

que me entregó la poesía,
y una verdad amarga que me arrastra
por la arena al final de los caminos.





3



Pasolini en el recuerdo





Cuando la luz no ofrece esperanza y se me adentra el verso
de un poeta que calla en el nocturno inhóspito de una playa tardía,
envejece mi alma por no saber nombrarle, por no saber arrastrar
el peso de mi culpa, por ser testigo ciego del olvido obstinado,
por no reconocer que la vida se me escapa y no conozco a nadie
para que llore por aquello que no hice[3].




4



Cercana a los ojos



“Cercana a los ojos” es un poema especialmente emotivo, escrito años después de los hechos a los que hace referencia; su hermano que duerme distendido y ausente fue fusilado por partisanos durante la Segunda Guerra Mundial. Una dolorosa contradicción en su vida a la que se irían añadiendo otras muchas, la más llamativa; la muerte violenta del propio poeta; aquellos con y por quienes luchaba acababan con la vida de aquél a quien recordaría siempre. La luz, el hermano y la madre, también el canto del grillo, quedan suspendidos en una atmósfera que nos recuerda la aparente quietud en la que viaja a veces la más conmovedora de las tragedias. (27-10-2012)



Cercana a los ojos y los cabellos sueltos
sobre la frente, tú, pequeña luz,
dispersa, enrojeces mi cuaderno.
De adolescente, en tu pálida llamarada,
ardía hasta la noche, y era extraño
escuchar al viento y a los grillos solitarios.
Entonces, en la olvidada habitación
dormían mis padres, y mi hermano,
inmóvil, descansaba tras un muro delgado.
¿Dónde está ahora, luz roja?


No hablas, sin embargo iluminas; y suspira
el grillo en el silencio de los campos.
Y mi madre se peina al espejo
de una manera antigua como tu luz,
pensando en su hijo ya sin vida.



(Pier Paolo Pasolini)



5



La Pasión según Pasolini



Será una noche de otoño, en una playa tranquila
donde busque el recuerdo
de los días perseguidos
de aquella juventud difícil
y trágica,
hermosa, sin embargo,
porque nunca
ha sabido marcharse de mi frente,
de este corazón que aún busca la verdad
y piensa
que no fue un delirio
de la sangre efervescente que aún me brota.

Aún no he aprendido a sentir lo que no siento,
a decir lo que se espera;

el bienestar ha envenenado[4]
el alma de los que luchaban
por sobrevivir en otros tiempos que me nublan los ojos.

Se acercará algún joven con el cabello rizado
que no podrá vender un rostro
que no le pertenece
pues lo dejó en el lienzo de un lombardo[5] atormentado.


... ... ...



En Ostia o en Trieste cuando florezcan los tilos,
o en cualquier descampado
donde jueguen la noche y el deseo
me llamará la muerte, como lo suponía,
con el cuerpo marcado por los golpes del Calvario,
cuando,
en los gestos que el sol esculpía en bronce
había creído ver
las puertas entreabiertas de un Ghiberti apasionado[6].


... ... ...


¡Señor, no me dejaste escuchar tus gemidos!
¡Señor, me abandonaste y me dejaste la cruz!







6



Mi análisis tardío (Epístola a Pier Paolo)



Te entrego Pier Paolo el testamento
del hombre que se acostó la siesta esta tarde
con una herida difusa y acechante
que ya no le duele nada
porque ha despertado con el pensamiento firme
de ser distinto sin abandonar uno solo de sus sueños,
una sola de sus convicciones más sentidas,
y ya huele a verano en mi ventana abierta
al griterío de los niños jugando con el agua,
y la bahía le muestra la belleza inmortal del mensaje profundo
que al tenerlo tan cerca a menudo no notamos.

Vuelven a decir tu nombre en la agenda cultural
de las noticias,
un nuevo homenaje que no será a tu faceta de cómico distraído
que no supo coger de la cintura a la risa,
ni abrazar su sentido más patético por respeto a los pobres,
y se me vino el poema que escribías
cada vez que la muerte te acechaba o pensabas en ella,
se me vino a la cabeza como un péndulo
cuyos golpes imitaba mis latidos.

Es verdad que no podré por más que lo intente
explicar la fascinación que me produjo tu análisis tardío,
que tan solo por él ya me atreví a llamarte grandísimo poeta,
a ti que vivías arrastrando los pies
para sentir el olor prístino y sensitivo de la tierra,
que no soñabas
por miedo a despertar en un lugar donde solo tuvieran cabida
los ángeles y los demonios,
que no tenías los delirios de grandeza
que reconozco en mí mismo,
que todo lo que deseabas estaba en la mirada
aún atónita de un muchacho moreno, llegado del Sur
donde aún tiembla Cristo por no encontrar su huella,
que camina hacia la obra donde fortalece sus músculos
y broncea su piel
y aún mantiene el candor forjado por un sufrimiento
injusto e innecesario, como todos.

En esto me doy cuenta de que el otro día
traspasé la frontera adonde tú no llegaste
por una noche aciaga,
y que me empieza a exasperar con una tristeza extraña
que me digan lo condenadamente bien que estoy
para ser tan viejo,
aunque lo digan de una forma distinta,
eso es lo que vienen a decirme,
ya ves, como tú me veré siempre joven
por esas ansias de seguir aprendiendo
aunque no sepa con que objetivo,
que, sin que hayas tenido nada que ver en ello,
de todas las cuerdas que se me ofrecían
siempre tiré de una sola al mismo tiempo,
que las pocas intersecciones que hubo se debieron a errores
debidamente corregidos, y explicados,
aunque nunca comprendidos.

Que siempre estuvo la vida por encima de todo
como si el niño que fui nunca me hubiera dejado
indefenso ante el mundo,
que pediría a la mujer que amo
que nunca me dijera “te quiero”
porque yo lo sabría con una simple sonrisa,
que volveré a pensar en los tordos que llenaban
el cielo de las tardes de invierno
y en los cachalotes que cruzaban Punta Almina
en Mayo y en Junio,
sabiendo que lo perdido
por nuestra avaricia anuncia nuestra propia condena
por lo que tuvimos sin hacernos falta.

Que habré aprendido a esperar
cuando no tenga sentido
aunque merezca la pena porque, largo o corto,
dulcificará con momentos inolvidables el tiempo que me quede
y que si puedo dejar algo hermoso en alguien
aunque no me haya conocido, y quizás por ello,
pensaré que la semilla que se embarra no muere.





7

El amigo fiel



“A menudo un poeta se acusa y se calumnia,
exagera, por amor, su propio desamor,
exagera, para castigarse, su propia ingenuidad…”


(Pier Paolo Pasolini)



El poeta y el político vocacional siempre mienten, éste sabe que lo hace, doblega a la mentira y utiliza el conocimiento de la verdad para ponerle su túnica cuando lo cree necesario, a través de las apariencias logra una vida mejor y, a veces, acaba muriendo por los placeres que le proporciona esa vida El poeta, en cambio, acaba creyendo siempre sus mentiras, tiene innumerables problemas a causa de ellas y a ellas se consagra con el candor de un niño. En algunos casos muere por ellas con la autenticidad de un mártir…



Pasolini escribió en un poema que hubiera dado la vida por aquellos a los que amaba. Yo añadiría que incluso por muchos a los que no amaba ni merecían ser amados y yo, que no compartí ni un solo minuto de mi vida con él, ni una sola de sus mentiras, le creo.





Sé que he mentido y que lo haré siempre

porque morirá conmigo el miedo

a sentir y a decir lo que siento,

que llamaré hermano

a alguien con unos padres distintos a los míos,

que le diré cuando enferme que no fui a visitarle,

por no causarle molestias,

que pensaba en él todos los días

y le recordaré que el mundo se derrumba

pero estamos nosotros para mantenerlo en pie,

para demostrar que vivir vale la pena,

que la amistad no existe

en este mundo sin entrañas que hiere

a las almas sensibles,

pero somos distintos y creemos

en el amor que no supieron darnos.



Le pediré quitando hierro al asunto,

o quizás se me olvide,

que perdone a mi hijo cuando le insulte

mientras teclea el pan que me había traído

y lo mastica mientras habla,

y yo no le diga nada por no estropear la fiesta

y cuando le pregunte a mi otro hijo por el color de su bandera[7]

y no sepa que le dice,

le diré que, tranquilo, será uno de los nuestros.



Sé que miento y esta es

la única verdad que me queda,

el único credo que me pone

al lado de los que toman decisiones,

con decirlo justifico lo que he hecho

y lo que he dejado de hacer;

llevaré a la cruz a un oscuro profeta

por haberme lavado los pies una noche sin destino,

el bienestar es todo a lo que uno puedo aspirar

por encima de todo

pues no creo en la otra vida[8],

y hay que divertirse si es preciso

bailando sobre todas las tristezas.



Lloré algún día

por los negros apaleados

que se amotinaron en las Murallas del Ángulo,

pero eso es otra historia,

aquel día estaba enfermo

y nadie vino a visitarme.



8



Paráfrasis del poema "Al Príncipe".



Ma per colpa anche di questo nostro mondo umano,
che ai poveri toglie il pane, ai poeti la pace.

Pero por culpa también de este humano mundo nuestro
que quita el pan a los pobres y la paz a los poetas.

(Pier Paolo Pasolini – Al Príncipe)



Si se oscurece el sol y nunca vuelve,
si los caminos pierden
su propio curso
y no ofrecen salida,
si aparece la culpa con su paso renqueante
y me recuerda el daño que he engendrado
confesaré que nunca había temido a la muerte
con la desesperación de un loco perseguido,
la ingenuidad temible que acosa a los poetas.

Confesaré que tuve lo más deseado
y no supe distinguirlo confundido por los sueños
y no pude abrigarlo cuando caía la noche,
pues luché amargamente
por el aplauso pasajero
y trivial que confundía el cardo con la rosa
cuando tenía la poesía y el amor.

Ahora tengo tiempo pero me falta la paz,
queriendo huir de mí mismo voy de un sitio a otro
sin aprehender nada nuevo en el camino,
sin escribir los versos que recuerden
mi paso por este marco que hierve en la memoria
que ya no será mía,
ya no persigo hallarlos en los pétalos marchitos de mi alma
ni prendidos al viento que muere con la tarde.

Apartaré mi voz
sin dejarla abierta en la herida que tiembla
escondida en un recuerdo ardiente,
sin esperar que fluya
en las ramas del tilo que brillan en primavera,
sin poder transcribirla por culpa de mi mente
que no quiere encontrarla si no es para el cuidado
que no vi
cuando ascendía a los abismos,
que no sabe llamarte y aún en la sombra hiere.
Apartaré mi voz para que tú la abras
en el recuerdo tierno que tengas de mi amor.

Si oscurece el sol, si la sombra brilla,
si la vida no ofrece
más que un único camino minado de reproches
y lamentos,
si la ingenuidad lleva a la muerte
a quien cree con los ojos cerrados
en la bondad primigenia de los hombres,
si las huellas volvieron con las quejas y sin el pan
confesaré que el destino se burla sin piedad
del sueño legítimo y necesario de los pobres
y masacra sin desvelo
el delirio pueril de los poetas.







9



Sacerdotes



He pensado mucho en Ramón Ataz en estos días, en cierta forma muchas de las cosas que he escrito han podido verse modificadas por la impresión, difícil de explicar, pero cierta, de pesimismo valiente lleno de esperanza que me ha dejado su despedida. Reconozco que al escribir éste que os presento, el más osado de todos los que he escrito puesto que en su búsqueda olvidó que existen las cuerdas y las redes o que siempre puede haber un lugar seguro donde guardar la ropa antes de mostrar una herida, su recuerdo era vago y difuso.



Pero no puedo reprimir mi admiración hacia un hombre que no solamente sabía latín, estoy casi seguro de ello, sino que lo amaba, de eso no me cabe la menor duda, y lo mostraba siempre con la humildad del peregrino iluminado, nunca se subió al púlpito para hacerlo. La causa de que no le dedique el poema abiertamente no es otra de que me queden muchas dudas de que el poema esté a la altura de lo que él merece.





Por pasar, puede ocurrir de todo en esta vida,
tan monótona y siempre abierta a la sorpresa.

Este poeta que se burla de su sombra y el destino
podría ser bendecido por el pueblo
que le volvió la espalda cuando necesitaba
calor en el largo invierno que su alma fingía
y algo esperaba
mover en las conciencias con su aullido temerario,
mas no por el sacerdote
que desde la primera fila podrá ver
las arrugas profundas que el hambre
y la verdad habrán labrado.

No es algo que yo diga,
es por todos admitido,
cada cual en su escenario despliega lo que tiene,
y ya sabe el actor que vive por las mujeres
que, casi nunca, visitan el camerino
cuando se apagan las luces.

Desconfía, Horacio,
incluso de aquellas almas delicadas
cuando se olvidan del hombre e imponen con voz
condescendiente el brillo de su sotana,
ellas no soportan el verbo temerario
de quien ya no sabe lo que dice,
pero en sus metáforas absurdas les recuerda
el origen de la miseria de sus triunfos.






[1] Que me gusta enfangarme porque el barro es materia pobre y por lo tanto pura /que adoro la luz solo cuando no ofrece esperanza. (Análisis tardío)
[2] “Una vitalidad desesperada” nos define claramente a un poeta distinto que llega adonde otros ni siquiera sospechan que se pueda ir.
[3] El descubrimiento de Pier Paolo Pasolini como poeta ha sido para mí muy posterior al del cineasta, y, sin duda alguna, sin negar sus méritos en esta última faceta, es el campo donde mejor supo desarrollar sus inquietudes, su búsqueda áspera, a veces agónica, y siempre sincera de su verdad como hombre. Moderno o clásico, no lo sé, rotundo y sincero siempre, en su expresión me recuerda al Cesare Pavese de ”Lavorare Stanca” (Trabajar cansa), al menos en los poemas de corta extensión y de carácter confesional y narrativo al mismo tiempo. La maldición del “oficio” del poeta es recurrente, la relación con el hombre que vive una situación y un tiempo concretos, con los que nunca se debe estar de acuerdo mientras haya injusticias, es agria y sin concesiones, y las adereza levemente con la ternura de los momentos que se viven en el recuerdo, ese lugar en donde podemos llenar de significado situaciones que parecen pasar casi desapercibidas, y que añoramos cuando somos conscientes de la imposibilidad de su retorno.

[4] He creído ver ciertas similitudes entre la clase media italiana a la que atacó el poeta italiano con la española del desarrollismo. Yo mismo sentí mucha tristeza cuando de niño me contaban los lazos casi familiares que tenían unas familias con otras durante la larguísima posguerra española y comprobar que de aquel cariño y aquella complicidad se había pasado a la competencia y a la ostentación, algo se había roto y nunca ya podría recomponerse. Las magníficas películas neorrealistas italianas quizás reflejen un mundo más brutal resultante de la miseria que el que tenía mitificado Pier PaoloPasolini; pobreza, belleza, juventud, santidad son palabras que asocia frecuentemente como aquello que hubiera querido tener siempre.
[5]…me recuerda mucho a Caravaggio por la sinceridad brutal con la que acometían sus facetas artísticas y mezclaban la belleza más exquisita, incluso mórbida cuando acometían temas religiosos y los dotaban de un atractivo demasiado terrenal, con la fealdad y la decrepitud resultantes del paso del tiempo y las dificultades extremas en la vida de algunas personas. En el aspecto de la manera de proceder de un buen cristiano es el otro Miguel Ángel, el Divino y eterno cabreado, quien le sirve de referente, amaba la piedad como un impulso solidario, emotivo y, a ser posible, anónimo que emana de las enseñanzas de Cristo, y sentía una repulsión irreprimible hacia la caridad, no por ella misma en la que reconocía su valor, sino por la consecuencia exhibicionista en que suele derivar para lavar la conciencia y fortalecer la imagen de ciertos grupos humanos y la falta de tacto de éstos hacia la dignidad humana de los desfavorecidos con quienes la practican. (Debate con Hallie)
[6] En la época aquella en la que se nos intentaba decir que un acontecimiento marcaba el comienzo de una tendencia. Las segundas puertas del baptisterio de Florencia eran el hito de la irrupción del Renacimiento en la escultura..
[7] Sé que no es bueno aclarar demasiadas cosas en un poema, pero ésta es muy significativa y me puede el miedo de ser malinterpretado, no creo en las banderas.
[8] Casi todas las personas ateas o agnósticas que conozco las tengo entre las mejores, respetuosas con las ideas de los otros y tan deseosas como el que más de que exista otra vida, pero no quieren engañar a lo que les dicta su razón. Desconfío de quienes hacen una ostentación exagerada de su falta de fe y un uso desproporcionado de la blasfemia, hay excepciones, ahora se me viene a la mente una.
Publicado por Francisco Enrique León en 23:49 No hay comentarios: Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con
Última edición por F. Enrique el Sab, 10 Jun 2023 13:53, editado 1 vez en total.
***
Unos versos caídos en el cielo de la noche
me recuerdan la soledad del mundo cuando no estás,
la tristeza de una sonrisa que no puede desplegarse
cuando no encuentra el camino de tus labios./align]
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