Editorial Alaire

Gritaba una mujer en la Ballesta.


¡No me sale del coño!
¡No me sale del coño! gritaba esa mujer
y pateaba fuerte todas las papeleras
que encontraba a su paso.

Llevaba unos zapatos de charol
con un tacón muy fino en color azabache
y una falda muy corta con franjas de colores.

Las gentes la miraban
como quien mira al cielo a punto de caerse;
sin más expectativas
que un poco de humedad,
que un poco de agua fresca
que les caiga de arriba
y les moje la cara a modo de recuerdo
de que son muy felices.

Cualquier cosa nos sirve para lavar conciencias.
¿Que importa por qué grita esta mujer
si es una puta?

Si no fuera por el razonamiento final, este poema se podría clasificar entre las grandes crónicas periodísticas. Y así es tu poesía, cercana, viva, de diario.
Aunque vivo en Zaragoza, nací en el Madrid más castizo y conozco bien, muy bien, todas esas calles. Hay que conocer Ballesta para saber de lo que hablas (aunque todas las ciudades tienen sus Ballestas particulares y todas con parecido paisaje).

Un beso.

Podría aplicarse aquí aquello de "mal de muchos cosuelo de tontos"

Encierran tus versos esa gran verdad de sentir una especie de alivio en el malestar ajeno. Tal vez porque al contemplar la dureza de otra vida, la nuestra queda algodonada.

Las gentes la miraban
como quien mira al cielo a punto de caerse;
sin más expectativas
que un poco de humedad,
que un poco de agua fresca
que les caiga de arriba
y les moje la cara a modo de recuerdo
de que son muy felices.

Las conciencias! qué pequeñas son y qué pronto escapan del monstruo de la tranquilidad.

Siempre dices cosas, siempre con ese estilo tan reconocible como fresco.

Un abrazo hasta Zamora.
Qué pasa con el encuentro poético? no te rindas ehh

Luis Oroz.

Así pasa.
Dices y es genial como lo dices


Un abrazo

¡Que buenísimo!.
Ana.

Detrás de estas personas suele haber mucha desgracia, también merecen respeto, quizá si la sociedad fuera diferente ellas no estarían ahí. Poema de denuncia social que me ha gustado. Un abrazo.

Me encantó el lenguaje sin tapujos y porqué no, fresco.

Muy buen poema, Amparo. Me ha gustado mucho.

Un beso, bonita.

Gio.

Dioooosssss!!!!! pusiste coño, no hubiera quiedado mejor vagina o chichi, o almeja,. o concha?

Bromeo obviamente, la gente sea por una puta o por un mendigo o por cualquier tristeza que se encuentre en su vida cotidiana, ve pero mira para otro lado, es el egoismo del ser humano, lo has expresado muy bien , me gustó, saludos.

Ignacio, para más inri, la Ballesta está en obras como todo Madrid siempre.
No me extraña que la señora esté también por esto hasta el mismísimo. No es para menos.
Gracias.

Una poeta me ha dicho: Es que no podemos estar en todo Amparo.
No ha descubierto la pólvora pero tenemos ojos y oídos y boca y por lo tanto vemos y oímos y decimos por si sirve de algo.

Sí Luís, mal de otros, cataplasmas para los nuestros. Solos gilipollas.

Un beso.

Gracias Alondra.

Sin exageraciones Ana.........un beso.

Naturalmente Ramón, faltaría más.
Merecen el mismo que cualquier otro ser que menea la colita.

Un abrazo.

Gío, que coño lo decía ella muy enfadada y vaya usted a saber o a imaginar sus razones.
Yo también lo digo a veces cuando me enfado mucho por grosero que parezca.

Gracias por acompañarme siempre.

Si Ernesto he dicho coño porque era lo que decía, te lo prometo.
De todas formas me gusta más que lo de concha que es muy Argentino o lo de vagina que es demasiado anatómico. Lo de chichi me gusta mucho y es muy madrileño sobre todo acentuado: chichí.
No te me enfades chichí me dice un amigo al que adoro.


P.D Me acabo de pasar por tu blog y de leer tu poema Escombros y como dice Batania,,,,,quedarme mirando un avioncito que pasa con una bandera de España para chivarte que estoy allí, agazapada leyendo.
Ya no hay intimidad.