Editorial Alaire

Ramón Carballal escribió: ↑Lun, 18 Abr 2022 20:00 “La violencia es el miedo a los ideales de los demás”
Mahatma Gandhi

Soy la línea firme de un sari,
el candil que ilumina a los espíritus callados,
la fe que la conciencia esparce entre los lirios.

Fui destino de ley, mansedumbre, al fin,
catálogo de espigas rotas en mi nombre.

¿Qué huella deja un ser que vive de rodillas en el tumulto árido?

El sur, la verdad del colibrí en mis hombros,
el alfanje del suburbio, esta piel aceitunada
que se hinca como una flor sin alma.

Alcémonos con las alas del sueño,
seamos los príncipes del silencio,
pero hostiles igual que un pétalo de piedra
que nadie podrá mover.

Es la unión el eje de la verdad,
nuestra sed reclama un orgullo de milenios,
lunas encendidas, pasión mística
que se encumbra como una rueca de oro,
gira su óbolo, imparable el aliento de la vida.

Venid, hermanos que clamáis,
cascabeles que no cesan de bullir,
venid con la sal del odio que ya es azúcar en los labios,
mudez de ojos grandes, inamovible cintura de un pueblo.

Este país aún es virgen, pero crecerán sus mármoles
con un lenguaje antiguo, no el impostado,
acacias e higueras manarán del luto,
no como la blanda raíz que amarillea en la piel albina,
nunca más como un látigo real sobre la certidumbre del destino.

Nada quiero que no pueda irse sin mí,
paz y un brote de nenúfar en el lago de la eternidad.

Que hablen los niños con su voz de futuro.

Ana Muela Sopeña escribió: ↑Lun, 18 Abr 2022 21:58 Un bello homenaje a Gandhi, realizado con la riqueza de lenguaje y de recursos que te caracteriza.

El final es muy bueno.

Enhorabuena
Un abrazo grande
Ana

E. R. Aristy escribió: ↑Lun, 18 Abr 2022 23:14

Ramón Carballal escribió: ↑Lun, 18 Abr 2022 20:00 “La violencia es el miedo a los ideales de los demás”
Mahatma Gandhi

Soy la línea firme de un sari,
el candil que ilumina a los espíritus callados,
la fe que la conciencia esparce entre los lirios.

Fui destino de ley, mansedumbre, al fin,
catálogo de espigas rotas en mi nombre.

¿Qué huella deja un ser que vive de rodillas en el tumulto árido?

El sur, la verdad del colibrí en mis hombros,
el alfanje del suburbio, esta piel aceitunada
que se hinca como una flor sin alma.

Alcémonos con las alas del sueño,
seamos los príncipes del silencio,
pero hostiles igual que un pétalo de piedra
que nadie podrá mover.

Es la unión el eje de la verdad,
nuestra sed reclama un orgullo de milenios,
lunas encendidas, pasión mística
que se encumbra como una rueca de oro,
gira su óbolo, imparable el aliento de la vida.

Venid, hermanos que clamáis,
cascabeles que no cesan de bullir,
venid con la sal del odio que ya es azúcar en los labios,
mudez de ojos grandes, inamovible cintura de un pueblo.

Este país aún es virgen, pero crecerán sus mármoles
con un lenguaje antiguo, no el impostado,
acacias e higueras manarán del luto,
no como la blanda raíz que amarillea en la piel albina,
nunca más como un látigo real sobre la certidumbre del destino.

Nada quiero que no pueda irse sin mí,
paz y un brote de nenúfar en el lago de la eternidad.

Que hablen los niños con su voz de futuro.

Amo a Ghandi y amo a los niños. Que gran y bello homenaje a la paz, Ramon! Abrazos hoy y al futuro. ERA

Ramón Carballal escribió: ↑Lun, 18 Abr 2022 20:00 “La violencia es el miedo a los ideales de los demás”
Mahatma Gandhi

Soy la línea firme de un sari,
el candil que ilumina a los espíritus callados,
la fe que la conciencia esparce entre los lirios.

Fui destino de ley, mansedumbre, al fin,
catálogo de espigas rotas en mi nombre.

¿Qué huella deja un ser que vive de rodillas en el tumulto árido?

El sur, la verdad del colibrí en mis hombros,
el alfanje del suburbio, esta piel aceitunada
que se hinca como una flor sin alma.

Alcémonos con las alas del sueño,
seamos los príncipes del silencio,
pero hostiles igual que un pétalo de piedra
que nadie podrá mover.

Es la unión el eje de la verdad,
nuestra sed reclama un orgullo de milenios,
lunas encendidas, pasión mística
que se encumbra como una rueca de oro,
gira su óbolo, imparable el aliento de la vida.

Venid, hermanos que clamáis,
cascabeles que no cesan de bullir,
venid con la sal del odio que ya es azúcar en los labios,
mudez de ojos grandes, inamovible cintura de un pueblo.

Este país aún es virgen, pero crecerán sus mármoles
con un lenguaje antiguo, no el impostado,
acacias e higueras manarán del luto,
no como la blanda raíz que amarillea en la piel albina,
nunca más como un látigo real sobre la certidumbre del destino.

Nada quiero que no pueda irse sin mí,
paz y un brote de nenúfar en el lago de la eternidad.

Que hablen los niños con su voz de futuro.

Pilar Morte escribió: ↑Mar, 19 Abr 2022 8:07 Habla Gandhi a través de tus magníficos versos. Un poema muy hermoso con un final acertadísimo. Me gustó mucho. Felicidades.
Abrazos

Ramón Castro Méndez escribió: ↑Mar, 19 Abr 2022 12:18 Un maravilloso poema en torno a la figura de Gandhi, que se va agigantando con cada estrofa. Pura belleza.
Un placer de lectura.

Mi aplauso.

Un fuerte abrazo.

Armilo Brotón escribió: ↑Mar, 19 Abr 2022 14:14 Es todo un reto, estimado Ramón, glosar a personajes de tal talla humana aportando algo nuevo a lo ya dicho. Es admirable como hilvanas las imágenes para captar la esencia de su legado; curiosamente hace muy poco que vi, de nuevo, su película biográfica tan actual, tan emotiva y ejemplar.

Siempre un abrazo hasta Santiago, feliz día.

Víctor F. Mallada escribió: ↑Mar, 19 Abr 2022 20:42 Gracias, Ramón, por esta bella reflexión que aquí nos dejas. La vida de Gandhi da para mucho y aquí la retratas con unas pinceladas poéticas bien engarzadas en un ritmo trepidante. Enhorabuena.
Me gusta ese cierre de brote de nenúfares y esa petición de que hablen los niños con su voz de futuro.

Víctor

xaime oroza carballo escribió: ↑Mié, 20 Abr 2022 0:08

Ramón Carballal escribió: ↑Lun, 18 Abr 2022 20:00 “La violencia es el miedo a los ideales de los demás”
Mahatma Gandhi

Soy la línea firme de un sari,
el candil que ilumina a los espíritus callados,
la fe que la conciencia esparce entre los lirios.

Fui destino de ley, mansedumbre, al fin,
catálogo de espigas rotas en mi nombre.

¿Qué huella deja un ser que vive de rodillas en el tumulto árido?

El sur, la verdad del colibrí en mis hombros,
el alfanje del suburbio, esta piel aceitunada
que se hinca como una flor sin alma.

Alcémonos con las alas del sueño,
seamos los príncipes del silencio,
pero hostiles igual que un pétalo de piedra
que nadie podrá mover.

Es la unión el eje de la verdad,
nuestra sed reclama un orgullo de milenios,
lunas encendidas, pasión mística
que se encumbra como una rueca de oro,
gira su óbolo, imparable el aliento de la vida.

Venid, hermanos que clamáis,
cascabeles que no cesan de bullir,
venid con la sal del odio que ya es azúcar en los labios,
mudez de ojos grandes, inamovible cintura de un pueblo.

Este país aún es virgen, pero crecerán sus mármoles
con un lenguaje antiguo, no el impostado,
acacias e higueras manarán del luto,
no como la blanda raíz que amarillea en la piel albina,
nunca más como un látigo real sobre la certidumbre del destino.

Nada quiero que no pueda irse sin mí,
paz y un brote de nenúfar en el lago de la eternidad.

Que hablen los niños con su voz de futuro.

Fermoso, moi fermoso todo o poema, Ramón. Estarrecentes, polo asosego, os tres versos derradeiros.
Aperta fonda, meu amigo.