El dijo:
“ Mi mar no tiene horizonte ”
y Gaviota
voló hasta el fin de los fines
y en ofrenda
recostó sus alas sobre la cruz de la espalda,
de norte a sur,
hasta el fin de los fines,
sobre sus plumas todo el rayajo incoloro
que desmide cielo y tierra.
Y al fin de todos los fines,
rota y casi ahogada
con el rayajo incoloro al borde del mundo,
llegó al bies de la roca.
Y aún pudo balbucear su pico naranjapuestadesol:
- Toma mi horizonte y cóselo siempre al fin,
del fin, de tus quimeras.
Ladeó como un suspiro su cabeza siempre al fin
del fin
de los infinitos fines
del mar
a la espera de otro horizonte,
Gaviota

( La veréis allí, si sabéis mirar aquí, donde nacen los sueños. Un día cualquiera de Abril, en un Alicante que sigue pleno de nubes a la espera. Ahora que ya no estás, ahora que alcanzaste al fin el horizonte dime ¿son de cielo los rayajos? No te olvido.)