mi novia es guapa.
Y llevo el alma
en el ojal de la solapa”.
Dámaso Alonso
Yo soy un clown sentimental:
provoco sonrisas en los viejos,
en los niños carcajadas,
soy una feria ambulante
con cien mil carruseles locos
levantados sobre el alma.
Mi novio era guapo,
como un oso blanco, vestido y con zapatos;
como una serpiente roja, bailando jotas;
pero ya no es mi novio.
Es novio de mis olvidos,
de multitudes de ausencias
forjadas bajo mis lágrimas.
Con esto el poema se centra, mas el diablo rojo de la inspiración juega con su bucle e inútilmente intento alcanzar el amor, como un tigre, alcanzarlo en su centro. Sin sentido maldigo a los viejos perros*, tan fácil para ellos amar en verso.
Pierdo la luz
—recuerdo de Dámaso
y su primavera feroz—.
Y escribo, mintiendo nuevamente,
sobre el amor y sus misterios.
Pero no,
no llevo el alma
en el ojal de la solapa.
La llevo
—seguramente—
de corbata.
*Cinosargo quiere decir «perro blanco o veloz», en griego, y de hecho los cínicos eran los filósofos perros. Adaptaron esa imagen y algo más: lo tomaron como un símbolo para su filosofía y su forma de vida.
El cinismo es una actitud de las personas que consiste en la desvergüenza o el atrevimiento al decir o hacer cosas comúnmente consideradas reprobables, o sea, contrarias a la moral o al buen gusto de la sociedad.