Apuntes: la sinalefa , I y II

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Francisco Lobo
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Apuntes: la sinalefa , I y II

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I

Sinalefa

El esquema métrico determina la forma en que fenómenos como la sinalefa, el hiato, sinéresis y la diéresis aparecen en el verso. La sinalefa es la reunión, en una sílaba, de dos o más vocales contiguas que pertenecen a palabras distintas. La sinalefa es fenómeno normal en la pronunciación castellana, y las condiciones de su existencia son bien analizadas por los tratados que estudian la fonética del habla común.

En principio, dos vocales, iguales o distintas, siempre pueden unirse en una sílaba por sinalefa. Si no se hace, será por razones de tono enfático, o por el lugar que ocupe en el verso, por ejemplo. Es decir, en el verso puede o no hacerse sinalefa por razones métricas.

En segundo lugar, para que tres o más vocales pertenecientes a más de una palabra formen una sílaba métrica, es imprescindible que el orden de disposición de las mismas vaya de la más abierta a la más cerrada, o de la más cerrada a la más abierta, o que la más abierta esté en el centro. No pueden unirse, pues, si la vocal más cerrada está rodeada de vocales abiertas.

En tercer lugar, cuando en el grupo de más de dos vocales aparecen en posición interior las con junciones e, o, la sinalefa de las tres vocales, aunque posible, es violenta. Veamos algunos ejemplos:

Este pues centro era
meta umbrosa al vaquero convecino,
y delicioso término al distante,
donde, aún cansado más que el caminante,
concurría el camino.

Góngora, Soledad Primera

En el primer verso (heptasílabo), no hay sinalefa en “centro era”, porque el acento final de verso en “era” no favorece la formación de una sola sílaba métrica. En el segundo verso encontramos dos sinalefas: me-taum-bro-saal. En el tercer verso hay sinalefa en “término al” (tér-mi-noal), y en el cuarto se encuentra una sinalefa de tres vocales, con la vocal más abierta (a) en el centro (don-deaun), y otra de dos (queel). El mismo Luis de Góngora nos ofrece un ejemplo de sinalefa de cuatro vocales (no-vioaun) en el siguiente verso: “que parientas del novio aun más cercanas” (Soledad Primera, v. 620).

En el verso de José de Espronceda, “encubre el cielo y amontona el viento” (El estudiante de Salamanca, v. 314), hay tres sinalefas breel, ya, nael. Obsérvese cómo en el grupo “cielo y amontona” no se forma una sinalefa de tres vocales, porque la conjunción y tiene el grado de menor abertura y, al estar en el centro, imposibilita la sinalefa. El mismo Espronceda nos brinda en el siguiente verso un ejemplo de no realización de sinalefa, por razones rítmicas, entre “lamento, ¡ay!”, en el endecasílabo: “lamento ¡ay! que llaga al corazón” (El estudiante de Salamanca, v. 330).

No hay que olvidar que cuando la “h-“ al principio de palabra representa la pronunciación como aspirada de la “f-“ inicial de la palabra latina que está en el origen de la castellana, entonces no se puede hacer sinalefa. Todavía durante el siglo XVI se aspira la “h-“ en Castilla la Nueva. Así, por ejemplo, en los siguientes versos del soneto XXIII de Gracilazo: cubra de nieve la hermosa cumbre, / por no hacer mudanza en su costumbre, no hay sinalefa en “la hermosa”, ni en “no hacer”, porque la “h-“ procede de “f-“ (formosa, facere) y se aspiraba, es decir, se pronunciaba como consonante.

Aunque en lo dicho sobre la sinalefa hemos destacado lo que la une con la pronunciación normal del español, no hay que olvidar nunca el carácter métrico del fenómeno cuando se produce en el verso. Esto quiere decir que en la sinalefa hay mucho de convención métrica también; si no, no se entendería que en el cómputo silábico se haga sinalefa entre palabras separadas por una división lógica como la marcada por coma, punto y coma, punto y seguido, o punto y aparte. En el teatro clásico español, se puede hacer sinalefa entre el habla de dos personajes distintos. De los tres octosílabos siguientes, los dos últimos (“notable. Escúchame a mí. / Ya te escucho. Advierte… Di.”) se reparten en cinco intervenciones distintas, y en dos ocasiones hay sinalefa entre el habla de dos personajes distintos (no-ta-blees-cú-cha-me; es-cu-choad-vier-te).

ALCINO ….…..… ¡Juro por Apolo que es ……
notable!
FILENO ….……..….….... Escúchame a mí. …
ALCINO ……….... Ya te escucho ……………..
FILENO ……..….………………. Advierte. ….
ALCINO ……………………………….…… Di.

Lope de Vega, El Perseo

Desde el momento en que la sinalefa es un recurso que el poeta utiliza con libertad, se convierte en un instrumento de la expresividad del verso. En este sentido, hay que destacar que el empleo de la sinalefa supone una sobrevaloración de la unidad melódica del verso y un ensanchamiento de su capacidad para el contenido conceptual (Dámaso Alonso), pues, como ya dijera Miguel Antonio Caro, las concentraciones de la sinalefa sirven “para ganar sílabas y hacer nutridos y sustanciosos lo versos” .”


II

Sinalefa


El ser humano realiza dos fases que se alternan en la respiración: la inspiración (toma de aire) y la espiración (expulsión de aire y gases). La comunicación lingüística solo es posible en la segunda fase, dado que el aire ha de salir por la tráquea, mover las cuerdas vocales y adquirir una vibración semejante al producido en cualquier instrumento musical, de cuerda o viento, para ser modificado en la boca, atendiendo a la estructura de la misma, a los movimientos de lengua, labios, etc.
Durante este tiempo respiratorio, la espiración, se realizan unas agrupaciones fonemáticas (sonidos), de un elemento o de varios, que se conoce con el nombre de sinfonema. Estas unidades léxicas forman un encadenamiento real y efectivo , mantienen entre los vocablos una trabazón en los cuales se da, por un lado, una coincidencia con la unidad morfológica que llamamos sílaba, y por otro un núcleo respiratorio distinto al que denominamos sinalefa, por la cual se unen en un solo sinfonema sílabas contiguas de vocablos sucesivos que presentan disposición fonemática favorable.
En muchos versos se dan núcleos respiratorios silábicos (sílabas) y núcleos sinaléficos, como en:

Un/ so/ne/to/ me/ man/da ha/cer/ Vio/lan/te.

Endecasílabo que tiene once unidades métricas: diez silábicas, y una sinaléfica en “da-ha”.
Para nosotros, los poetas, la cuestión es saber en qué casos en esas unidades que forman el tiempo espiratorio hay núcleos silábicos (sinfonemas) formados por sinalefas. No es ésta,
como algunos quieren creer, una licencia métrica, confusión creada al aparecer, en muchos manuales, su estudio junto a otros fenómenos métricos que sí lo son, como la diéresis o la sinéresis.

1.- Sinalefas con solo dos vocales átonas: siempre se ha de hacer en versos simples, incluso en el caso que medie entre las dos vocales algún signo de puntuación (comas en aposición o sin ella, puntos suspensivos, punto seguido y punto aparte, dos puntos; y punto y coma ), interrogación o exclamación. También se puede hacer entre la última sílaba de un verso y el principio del siguiente, en las estrofas de pie quebrado.

2.- Unidades sinaléficas con dos o más vocales sin acento intensivo.- Se pueden hacer con la condición de que la vocal más fuerte (a, e, o) esté en medio de las débiles (i, u), o se sitúen en orden decreciente o creciente en cuanto a su fuerza. Ejemplos:

“les arrumba el silencio hacia el aprisco”
les/ a/rrum/ba el/ si/len/cio ha/cia el/ a/pris/co” (sinalefas io-a; ia-e)

“A Aurora, a Aurora se envía” (J.R. de Alarcón)
A Au/ro/ra, a Au/ro/ra/ se en/ví/a.

“que nuestro bien en su insolencia ahogaban” (M.J. Quintana)
Sinalefa cia-ao.

“ a esa insignia. Aunque huyas” (P.C. de la Barca)
Sinalefa ni-aun.

3.- Sinalefas con acento intensivo. Quilis, en la página 173, analiza un soneto de Lorca y dice: “Obsérvese como – en lo alto- no se produce sinalefa por ser la primera sílaba tónica”. Más adelante, página 180 dice “entre una sílaba átono y una tónica, por lo que resulta violenta. Por lo que parece, no se debe hacer sinalefa cuando la segunda vocal es tónica. No obstante, si leemos el manual de Rafael de Balbín, “Sistema de métrica castellana”, página 71, nos dice: “ En términos generales, la presencia del acento intensivo en un fonema vocálico, dificulta- aunque en pocos casos llega a impedirla- la formación de sinalefas. No obstante lo anterior, nos encontramos casos como éstos:

en arpón de oro tu mirar sereno (Góngora, sonetos) Verso en 4-8, sinalefa en 4ª (deo/ro).
nos preguntamos unos a otros (soneto con versos eneasílabos, “A nogales muertos”, de M. Machado. Sinalefa con la penúltima sílaba).

no queriendo morir, con garras de oro. (Ocaso, de M. Machado. Sinalefa con la décima).
tres chinas les halló, y además de eso ( soneto de J.M. Jauret). Sinalefa con la décima.

¿A qué atenernos? Sigamos “a nuestros mayores”, a los poetas consagrados y a LOS DOS LINGÜISTAS ANTERIORMENTE CITADOS. Siempre que podamos no haremos sinalefa cuando la segunda vocal sea tónica, aunque en la página 72, Balbín, nos dice: “ la sinalefa es practicable siempre, en los casos que una o varias incluidas en este núcleo espiratorio exterior, va marcada con acento léxico normal”. ¿Qué quiere decir “acento léxico normal”? Es aquél que no coincide con el acento intensivo que marca el axis estrófico (penúltima sílaba de un verso, la décima en endecasílabos) o aquél que es medial, rítmico secundario (sexta en un endecasílabo, excepto en el sáfico – acentos intensivos en 4-8). Por lo tanto, NO SE PUEDE HACER SINALEFA CUANDO HA DE INTERVENIR LOS ACENTOS SEÑALADOS. Tampoco se debe hacer sinalefa, sabido es, entre los hemistiquios de un verso compuesto. A esta regla se le permite una excepción, aunque no sea aconsejable, caso de los ejemplos siguientes:

“las/ ma/de/jas/ de /luz,/ las/ trenzas/ de-o/ro

En este ejemplo, Gaspar Aguilar, SÍ hace sinalefa con el acento intensivo del axis, porque el vocablo que le antecede es “palabra vacía”, al ser preposición. En otros versos veréis, con los mismos vocablos y en idéntica situación versal, no lo hace.

Resumiendo: se tiene que hacer sinalefa en todos los casos en los que una palabra termine en vocal y la siguiente también.

Se puede, pero no se debe, por resultar violenta, en el caso de que la segunda sílaba sea tónica.

Se puede, pero no se debe, en el axis estrófico, o con el acento intensivo secundario, cuando la primera palabra de la sinalefa sea semánticamente “vacía”.

No se debe hacer NUNCA en el axis estrófico, cuando la palabra sea llena.

NOTA: la conjunción copulativa “y”, actúa como vocal.
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