Editorial Alaire

Ignacio Mincholed escribió: ↑Vie, 25 Mar 2022 14:02 ...

He almorzado junto a la pecera del mar,
contigo y los desconocidos de siempre.
Te he visto luminosa, como siempre,
ellos parecían desmejorados de nuevo,
la lluvia les daba un semblante dulce
pero muy triste; los echaré de menos.
La lluvia te hace deslumbrante, filtrada
tu piel bajo la seda verde, casi gris,
como el agua de hoy, pliegues mínimos
de espuma ligera.
Pensaba en Madrid sin saberlo, calles
confundidas con caminos, los del mar,
cuando sigues una línea que no existe
pero llegas a una costa, que no existe,
para dejar la espalda sobre una arena
desconocida y caliente.
En Madrid dejo la espalda en el sillón
y me voy a caminar praderas.
Vuelvo siempre tarde, ya anochecido
el tiempo y el recuerdo de la mañana,
tan vieja y lejana.
Cuando llegó el postre, a las cinco,
parecían resucitados, peces resucitados
que fueron hombres, mujeres con voz;
estatuas.
Tú, todavía más radiante, a las cinco,
parecías amanecer de nuevo, volver
de alguno de los caminos que no existen
por los que llega el amor en verde y gris.

...

Ignacio Mincholed escribió: ↑Vie, 25 Mar 2022 14:02 ...

He almorzado junto a la pecera del mar,
contigo y los desconocidos de siempre.
Te he visto luminosa, como siempre,
ellos parecían desmejorados de nuevo,
la lluvia les daba un semblante dulce
pero muy triste; los echaré de menos.
La lluvia te hace deslumbrante, filtrada
tu piel bajo la seda verde, casi gris,
como el agua de hoy, pliegues mínimos
de espuma ligera.
Pensaba en Madrid sin saberlo, calles
confundidas con caminos, los del mar,
cuando sigues una línea que no existe
pero llegas a una costa, que no existe,
para dejar la espalda sobre una arena
desconocida y caliente.
En Madrid dejo la espalda en el sillón
y me voy a caminar praderas.
Vuelvo siempre tarde, ya anochecido
el tiempo y el recuerdo de la mañana,
tan vieja y lejana.
Cuando llegó el postre, a las cinco,
parecían resucitados, peces resucitados
que fueron hombres, mujeres con voz;
estatuas.
Tú, todavía más radiante, a las cinco,
parecías amanecer de nuevo, volver
de alguno de los caminos que no existen
por los que llega el amor en verde y gris.

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Ramón Castro Méndez escribió: ↑Vie, 25 Mar 2022 15:43 Encantado de llevarme el cero de este magnífico poema donde parece que nada existe para ser aún más patente.
Un placer de lectura.
Me ha gustado tu poema, Ignacio, y aplaudo tu inspiración.
Enhorabuena.

Un fuerte abrazo.

Hallie Hernández Alfaro escribió: ↑Vie, 25 Mar 2022 22:55 .

Me gusta el instante, el soplo del aire en la espuma, la figura que lleva los ojos bajo la seda verde, casi gris...
Se estabiliza Madrid en mitad de los días, la veo jugar en el tiempo, en los vórtices.
Algo duele, algo persiste, algo vuelve desde lo imposible.

Gracias por estar, Ignacio.
Placer de lectura.

Un abrazo de los grandes.