Editorial Alaire

Ramón Carballal escribió: ↑Dom, 13 Mar 2022 20:06 Hay fuerza lírica en estos versos. Es un poema de amor original, y que trasciende, por cómo lo has sabido integrar con la naturaleza. La estrofa final le pone un gran colofón. Abrazos.

Ana García escribió: ↑Dom, 13 Mar 2022 19:42

El pino es una sombra de pájaro
Que se deja aprisionar por la tierra.
Pico cantante el pájaro,
Nosotros las piñas: dos sexos sin sexo.

Amarte así me pone un poco triste.
He caminado lentamente
entre los árboles del sueño
recordando los labios
una vez que me amaste.
Los pinos son grandes
—gotean a veces—,
pero yo me pierdo en la niebla,
y en la niebla tu boca,
casi siempre en la niebla.

Un pino gigantesco destaca en la planicie.

La copa de un gran pino en la planicie. Las diminutas hojas de pino, secas, bajo la copa. La áspera corteza del tronco de pino, agradable contacto, la resina.

Las piñas son unisexuales.
Dos sexos sin sexo,
—piñas femeninas—

No sé si este pino es carrasqueño, piñero, negral, rodeno, albar o moro. La sombra del pino es irregular.

Bajo esta sombra estamos
—tú y yo, amor—
adivinando un pájaro.
Pico cantante el pájaro,
nosotros,
el pino,
amenazados por la tierra.
El pájaro se deja aprisionar
por la tierra.
Mas nosotros luchamos sin violencia.
Seremos absorbidos por ella.
Definitivamente.
Tal vez pino,
quizás moro.

Amarte así, de lejos,
me pone un poco triste,
como la joven que
—por primera vez—
encuentra entre sus manos
las manos que esperaba.

Esa niebla que tú también sentiste sigue libre y gimiendo entre sauces, uvas y piñas.

Jerónimo Muñoz escribió: ↑Dom, 13 Mar 2022 20:23 No encuentro el adjetivo apropiado para calificar este poema. Creativo... exquisito... original... espléndido... Todo eso y más, porque más es tu talento, que yo admiro y venero. Sí: venero, como se venera a las diosas de la poesía.
Recibe un abrazo y todos los besos que me soportes.

Jerónimo

Armilo Brotón escribió: ↑Dom, 13 Mar 2022 20:33 ¡Ufff! ¡Qué buena memoria tienes!
Y qué capacidad para trasformar una anécdota, casi risueña, en poema; la angustia que sentía aquel momento, en amor.
El bosque, la niebla, los pinos, el olor a trementina, los mízcalos, Lactarius deliciosus, tetas de bosque en paño azul, que surgen, naraja, entre las agujas viejas y marrones como símbolo de vida. La nostalgia que abraza, como la mandrágora, el tronco viril del arbol que se niega a enquilosarse; estrechamente, y llora perlas que son símbolo de eternidad en las puertas de la memoria.
Todo rezuma poesía en esta obra, donde van encajando las imágenes alrededor de la gran paradoja: piñas unisexuales y amantes al tiempo. Piña de Castilla y piña del Caribe, dos mundos distintos unidos por el mismo destino, un tiempo/espacio difícil de superar, quizás en un mundo cuántico.

Mi enhorabuena por este poema tan bien trazado, como apunta nuestro estimado Ramón en su comentario.

Besazo

Javier Dicenzo escribió: ↑Dom, 13 Mar 2022 21:52 Interesante propuesta sobre la naturaleza un placer.

Julio Gonzalez Alonso escribió: ↑Dom, 13 Mar 2022 22:21 Nos dejas pasear por el bosque y sentir el crujir de las piñas, el rumor oloroso de los pinos, mientras el amor hace nidos para los pájaros de los sueños. ¡Qué magnífico paseo! Gracias, Ana. Abrazo grande.
Salud.