Editorial Alaire

Alzándose a la altura de mis cejas,
son casi como un potro de tortura
que usando mi nariz como montura
pisase de continuo mis orejas.

Ni cede ni se apiada de mis quejas,
clavándome en la carne su estructura
de plástico o metal, con la soltura
de quien ve mis carencias más complejas.

Me sabe esclavo fiel, ciego a su usura,
delante de este plato de lentejas
que pudiendo elegir, no probaría.

Y sólo la temida sepultura
podrá librarme al fin de la agonía
de esta dura prisión de claras rejas;

de estas lentes graduadas por parejas
que si viera mejor, no llevaría.





Mario

Mario Martínez escribió: Alzándose a la altura de mis cejas,
son casi como un potro de tortura
que usando mi nariz como montura
pisase de continuo mis orejas.

Ni cede ni se apiada de mis quejas,
clavándome en la carne su estructura
de plástico o metal, con la soltura
de quien ve mis carencias más complejas.

Me sabe esclavo fiel, ciego a su usura,
delante de este plato de lentejas
que pudiendo elegir, no probaría.

Y sólo la temida sepultura
podrá librarme al fin de la agonía
de esta dura prisión de claras rejas;

de estas lentes graduadas por parejas
que si viera mejor, no llevaría.





Mario

Me ha gustado el efecto lúdico que imprimes a todo el poema! La prisión que dictan las pupilas en su ardor de nervio óptico, me ha dejado una sonrisa en los labios.

Enhorabuena Mario!

Hallie

Mario Martínez escribió: Alzándose a la altura de mis cejas,
son casi como un potro de tortura
que usando mi nariz como montura
pisase de continuo mis orejas.

Ni cede ni se apiada de mis quejas,
clavándome en la carne su estructura
de plástico o metal, con la soltura
de quien ve mis carencias más complejas.

Me sabe esclavo fiel, ciego a su usura,
delante de este plato de lentejas
que pudiendo elegir, no probaría.

Y sólo la temida sepultura
podrá librarme al fin de la agonía
de esta dura prisión de claras rejas;

de estas lentes graduadas por parejas
que si viera mejor, no llevaría.


Mario

Amigo Mario:

Esa ironía tuya de fin de semana
es una buena medicina.

Tu soneto estrambótico
(quiero decir con estrambote)
se deja leer con una alegría creciente
por su perfección, fluidez e ingenio.

Un abrazo.

* * *

Fantástica esta especie de oda a las gafas, muy útiles por cierto, aunque un tanto incómodas. Excelente este soneto con estrambote. Enhorabuena, mario. Un abrazo.

Pensé inmediatamente en la cirugía, pero después, ya calma, he disfrutado el virtuosismo con que manejas la palabra.

Abrazo

Si le cambias la 'persona', casi parecería un soneto que Góngora -o algún otro- le hubiera dedicado a Quevedo.

Me lo he pasado muy bien leyéndote.

Blanca

Que original y gracioso poema. Levanta una sonrisa. Felicidades
Un abrazo
PIlar

Gracias, Hallie.
A veces es una auténtica tortura esto de llevar gafas, al menos para mí y en mi trabajo.
Me alegra que te gustase. Un abrazo.
Mario.

Gracias JuanPablo.

Esa ironía tuya de fin de semana
es una buena medicina.

El humor también cura, es cierto.
Me alegra que te haya gustado. Un abrazo.
Mario.

Me encanta la forma tan sencilla en que describes las cosas dándoles esa connotación de ser importantes, hermosas, aunque se trate de tan sólo unas gafas...así es la poesía, esa forma de "ver" más allá.
Un abrazo enorme

Sara

Mario Martínez,

Me encanta como escribes, compañero

calidad demostrada...


Un abrazo fuerte

Hola Ramón


esta especie de oda a las gafas, muy útiles por cierto, aunque un tanto incómodas


Sé la incomodidad que supone, amigo mío y lo molestas que son (de ahí el soneto), pero no puedo estar sin ellas.
Me alegra que te haya gustado. Un abrazo.
Mario.

Mario, alguien me dijo una vez que por atreverme a escribirle un soneto a una morcilla o estaba loco o era un gran poeta... Me tomé el cumplido por la mitad, por si acaso. ¡Pero qué decir de quien se atreve a escribirle un soneto a unas lentes! ¡Y, además, de forma tan genial y con un estrambote irregular! Todavía no he parado de reír y de aplaudir.

Lo dicho, si el tema está desarrollado con ironía, con coherencia (nada de anacolutos y rimas forzadas), con el lenguaje más apropiado y, por ende, la versificación (excepción hecha del estrambote que, sin embargo, se ajusta como un guante) tanto en su rima como en su acentuación es absolutamente impecable, tenemos que admitir encontrarnos ante un gran soneto y un gran sonetista. Enhorabuena, Mario.

Salud.

Leyendote, me he dicho que al diablo la poesía crepuscular: mejor la sonrisa de tu soneto.
Un abrazo.

Un soneto, estrambote incluido, que es un ejemplo de poesía fresca.

Todo es succeptible de ser poetizado, y hoy nos dejas la sonrisa y el placer de la lectura, de la rutina hecha poema.

Un abrazo, amigo.

Luis Oroz.