de que los arrabales de la noche
confundan el orificio animal
con el sudor que emanan los lupanares.
Animal Planet: Margot
De Xta Corpus Xti
Mirarle fijamente era como asomarse
a una copa de ginebra Bombay.
Sus ojos eran líquidos,
—de un azul transparente—
aderezados con unas gotas de astigmatismo
que emborronaban la realidad.
Ella tenía el pelo rubio
Y unos ojos oscuros,
—casi negros—.
Aromática e intensa
como una buena cerveza irlandesa.
Cuando se encontraron
en la barra de aquel bar,
se miraron sedientos.
Al caer la madrugada
se bebieron con ansia
en unos pocos tragos,
reinventándose,
un explosivo combinado.
Cuando el mundo se estremecía,
Rusia penetrando en Ucrania,
ellos estaban entrelazados,
acabando con el grueso de
su sexo tántrico,
en un clásico combate
cuerpo a cuerpo.
Para cuando Ucrania
inició su operación libertaria,
El territorio de ellos
estaba desolado.
Olía a pólvora quemada.
fue una relación breve;
recordada,
en fechas conmemorativas,
cuando el cuerpo pide guerra.
Cada cierto tiempo las casualidades venían enmarcadas por unas llamas inquietantes que anuncian su presencia. Había que estar lista si querías identificarlas en todo su esplendor. Alguna vez ocurrió que comencé a sentirlas cuando no eran más que cisco humeante, negro, con gloriosos pedazos de un naranja incandescente. Entonces se te queda dentro una especie de vacío lleno de lo que nunca será.
Pero ahora, hoy, de pronto, mis tripas están sintiendo de nuevo ese remusguillo del fuego que quiere crecer, que desearía convertirse en algo grande.
El fuego sueña con inundarlo todo, todo. Me refiero a mí y a la diagonal que trazan mis ojos cuando le miro. Ahora solo tengo que lanzar mis cerillas y cruzar los dedos para que no acaben en el fondo del mar.