Cuando tienen suficiente descendencia,
hago de ellas una salsa, mortero en soles, con olivas y fresa;
y la pongo sobre una miscelánea de pensamientos.
Es una especie de guacamol, sí, pero a mi manera.
Ar-Mirlo ibn Abd al-Malik el Brotón
I
Son estrellas fugaces del Trópico,
como la plena noche.
Eran siete arañas
perfectamente escalonadas
en una geometría musical.
II
En una semana, la maga Lucia
llegaría a Limón.
Llegaría con un enorme baúl
que heredó de algún basurero,
proveniente del detritus del Duero.
III
Al hombre le impresionaban
Las mil caras de la gitana,
cada una para un goce distinto.
Digno de ver cuando le amamantaba
—ya crecido—
siguiendo una dieta lugareña.
IV
En el bosque comprendió
lo mucho que la maga
le iba a envolver.
V
El agrimensor recuerda
al abrigo de su inmenso cuerpo,
—tan negro como las arañas—
que cada anochecida
se congregaban al amor de la iguana,
junto a la fuente de mármol,
con un pezón en su boca.