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Inferno

Publicado: Sab, 05 Feb 2022 0:47
por Alejandro Costa
Es de noche,
o tal vez la oscuridad así lo aparenta.

Se escucha el silencio
entre soles con ojos llorosos,
que, con fuego inusitado,
atosigan el paisaje,
convierten en ceniza los senderos
y arrebatan el color de una primavera acongojada.

Se difuminan los pasos
entre madejas de sinsentidos
y un huracán despavorido que amenaza vidas,
arrasa desiertos y enmudece multitudes.

Ya no queda savia con la que luchar,
el enemigo se encuentra entre nosotros,
las iglesias se quedan sin ídolos
y en el confín de la esperanza
arden los ruegos, que, como único recurso,
vomitan aquellos fieles que aún creen en los milagros.

Más el cielo se ilumina
con llamaradas de rojo fuego,
mientras llueven cenizas de destrucción,
lloran los ángeles custodios
y despliega sus alas el dios del horror,
Lucifer...

El ser humano, en su estado más puro.

El mayor depredador del universo.

Re: Inferno

Publicado: Sab, 05 Feb 2022 9:12
por Pilar Morte
Un poema muy duro, contundente y hermoso. Se siente la desazón que provoca el hombre. Felicidades.
Abrazos

Re: Inferno

Publicado: Sab, 05 Feb 2022 15:12
por E. R. Aristy
Alejandro Costa escribió: Sab, 05 Feb 2022 0:47 Es de noche,
o tal vez la oscuridad así lo aparenta.

Se escucha el silencio
entre soles con ojos llorosos,
que, con fuego inusitado,
atosigan el paisaje,
convierten en ceniza los senderos
y arrebatan el color de una primavera acongojada.

Se difuminan los pasos
entre madejas de sinsentidos
y un huracán despavorido que amenaza vidas,
arrasa desiertos y enmudece multitudes.

Ya no queda savia con la que luchar,
el enemigo se encuentra entre nosotros,
las iglesias se quedan sin ídolos
y en el confín de la esperanza
arden los ruegos, que, como único recurso,
vomitan aquellos fieles que aún creen en los milagros.

Más el cielo se ilumina
con llamaradas de rojo fuego,
mientras llueven cenizas de destrucción,
lloran los ángeles custodios
y despliega sus alas el dios del horror,
Lucifer...

El ser humano, en su estado más puro.

El mayor depredador del universo.
Una visión infernal, sin duda. El horror es el confinamiento, lo congelado que están entre las llamas ( haces esto muy bien con la noche y sus soles)...nadie corre, es una misa negra donde se han reunido a quejarse, nadie crea una puerta de escape, el tufo del dolor morfeo les ha quemado las mentes y sus corazones sufren la parálisis mayor; el miedo y la desesperanza....alguien verá arte en todas estas imágenes, alguien dirá desde el podium o desde la última fila: el diablo no existe! Un poema excelso, Alejandro! Abrazos, ERA

3. LA DISOLUCIÓN DE LA PERSONIFICACIÓN DEL MAL

Es necesario cuestionarse qué lugar tiene el mal en la sociedad moderna y si las personas creen en el demonio, porque "el diablo es, por definición, la personificación del mal".16 En un Occidente secularizado que ha eliminado los elementos mágicos del mundo, por procesos racionales y experimentales propios de la ciencia, la apelación al demonio como centro del mal puede lucir anticuada; el "desencantamiento del mundo" señalado por Max Weber en La Ciencia como Vocación, deja poco espacio para creencias ancestrales en una época que busca prioritariamente comprobar los fenómenos y no creer ciegamente en ellos. Además los avances científicos paulatinamente van reduciendo lo mistérico en Occidente y produciendo un mundo en el cual todo puede ser controlado y medido, con poco espacio para lo sobrenatural y lo inexplicable.

Pero, y siguiendo el penetrante análisis de Thumala,17 los diversos cambios para referirse a los sobrenatural (como por ejemplo el infierno o el demonio) no son señales de una disminución en la creencia, sino de una racionalización del lenguaje; el desencantamiento, ha provocado un cambio en la manera de referirse a lo divino y de asignar significado, "la racionalización en la comprensión del mundo (el cómo) ha implicado también una racionalización sobre el sentido (el por qué)",18 con lo que se vuelve dificultoso describir el mal o el demonio en los términos de antaño.

Si el demonio es la proyección del mal humano o es la metáfora del ángel caído, en los términos de las perspectivas señaladas más arriba, difícilmente podrá haber desaparecido del mundo, porque el mal y la necesidad de separar a este de Dios (en la visión de Russell) siguen estando presentes.

El siglo XX fue profuso en guerras, genocidios, dictaduras y además legó a la posteridad un suceso inédito: el Holocausto. Un acontecimiento deleznable, indeseado u oscuro, de una época que se sustenta en la razón19 y que funcionó como una moderna burocracia, en la que los funcionarios desarrollaron correctamente sus funciones y todo el proceso se desarrolló bajo una coordinación directamente burocrática. Se asignaron deportaciones y se deshumanizó a las víctimas, en un sistema de "fábricas" que, en lugar de mercancías, producían la muerte de seres humanos. Esta gran burocracia conllevó un proceso también inédito conceptualizado por Arendt20 como una banalización del mal, en el cual la persona no es directamente responsable de las acciones o atrocidades que comete, sino que sólo obedece órdenes, hace su trabajo o, en último término, constituye una pequeña pieza de una maquinaria mayor. Adolf Eichmann es la figura paradigmática de este proceso; porque no mató, con sus propias manos, a ninguna persona, pero deportó a los campos de exterminio a miles y defendió su inocencia aduciendo que cumplía su labor.

La apelación al cumplimiento de órdenes, ¿cómo puede ser algo nuevo?, ¿los miles de esbirros que han existido a lo largo de la historia y han asesinado no podrían afirmar lo mismo, que simplemente obedecían órdenes del señor feudal, el rey, emperador, etc. y que cumplían su labor?, ¿Hay alguna diferencia? Es posible hallarla, si apelamos a la burocracia como "un complejo sistema de oficinas en donde no cabe hacer responsables a los hombres, ni a uno ni a los mejores, ni a pocos ni muchos, y que podría ser adecuadamente definida como el dominio de Nadie",21 porque en ella todo el aparato es responsable y cuando son todos en definitiva la culpabilidad no recae en nadie, como lo ilustra el caso de Eichmann, o como afirmaba Lope de Vega en relación a su clásica obra: " Fuenteovejuna lo hizo".

En un contexto de "disolución" de la culpabilidad, el mal no se diluye: siempre está presente, siempre hay asesinatos, violaciones, crímenes, "porque en el nivel más fundamental, el mal no es algo abstracto. Es concreto y tangible",22 pero quizás la figura del diablo pierde cierta consistencia. Robert Muchembled señala que el problema del mal se plantea durante las dos guerras mundiales, especialmente durante el Holocausto, pero "en las últimas décadas del siglo XX. Satanás ya no cuenta",23 posiblemente porque al "diluirse" el responsable, también se esfuma la divinidad que personifica el mal. La percepción del mal, y en relación a la nueva banalidad que ostenta desde casos como el de Eichmann, es posible orientarla como una evolución en la que:

"Hace mucho, mucho tiempo, el mal se encarnaba en alguien. El mal era Mefistoféles o el Diablo y llevaba un vistoso disfraz. Era casi de buen gusto, identificable como tal, una entidad evidente y de otro mundo. Pero, en el sistema de vida industrial, el mal se sistematizó. Su producción se ha tecnificado, internacionalizado, multinacionalizado y -en particular, en tiempos de guerra y de gran fanatismo- ha sido ensalzado en el nivel oficial. Al igual que el industrialismo modificó radicalmente las formas y los medios de producir y distribuir los bienes, también modificó la estructura moral en la que vivimos. Así, hoy es mucho más difícil localizar a los malhechores. Ya no lucen cuernos ni un traje especial ni una cola, sino más bien traje de tres piezas y en ocasiones suéteres de cuello subido y de cachemira, o blusas de seda púrpura hechas a medida".24
La impersonalidad del mal; la dificultad de atribuirlo a una divinidad o una(s) persona(s) concreta(s), produce la "idea de que en las modernas sociedades liberales, las concepciones ‘fuertes’ del mal han sido suplantadas por unas ‘suaves’ en las que las estructuras son responsables por los pecados individuales",25 como acontece con la burocracia y labanalización del mal. Un elemento adicional a considerar es el cambio de un mundo en el cual los bienes provienen de otras personas hacia uno, a otro mundo en el cual arriban por fuerzas impersonales (el dinero, el intercambio monetario, los contratos) lo cual dificulta la creencia que el mal circula a través de relaciones personales26, sino más bien a través de mecanismos invisibles.

Re: Inferno

Publicado: Lun, 07 Feb 2022 6:24
por Rafel Calle
Interesante trabajo, como un grito de alerta ante las devastadoras prácticas del factor humano, amigo Alejandro.
Abrazos.

Re: Inferno

Publicado: Lun, 07 Feb 2022 14:21
por Juan Cruz Bordoy
Muy logrado poema, Alejandro. Con tus palabras construyes una percepción certera del sentimiento de devastación y destrucción que ocasiona al universo el ser humano. Un gusto saborear los matices literarios que hacen a este paisaje infernal.
Saludos,
Juan Cruz

Re: Inferno

Publicado: Mar, 24 May 2022 10:36
por Ana Muela Sopeña
Un poema muy bueno que me perdí, Alejandro:

El cierre es espectacular.

Felicitaciones
Un beso
Ana

Re: Inferno

Publicado: Mar, 24 May 2022 12:49
por Mirta Elena Tessio
Alejandro Costa escribió: Sab, 05 Feb 2022 0:47 Es de noche,
o tal vez la oscuridad así lo aparenta.

Se escucha el silencio
entre soles con ojos llorosos,
que, con fuego inusitado,
atosigan el paisaje,
convierten en ceniza los senderos
y arrebatan el color de una primavera acongojada.

Se difuminan los pasos
entre madejas de sinsentidos
y un huracán despavorido que amenaza vidas,
arrasa desiertos y enmudece multitudes.

Ya no queda savia con la que luchar,
el enemigo se encuentra entre nosotros,
las iglesias se quedan sin ídolos
y en el confín de la esperanza
arden los ruegos, que, como único recurso,
vomitan aquellos fieles que aún creen en los milagros.

Más el cielo se ilumina
con llamaradas de rojo fuego,
mientras llueven cenizas de destrucción,
lloran los ángeles custodios
y despliega sus alas el dios del horror,
Lucifer...

El ser humano, en su estado más puro.

El mayor depredador del universo.
Nunca dudé de tu buena obra.
Estos versos tuyos demuestran que el hombre genéricamente hablando, es el único ser vivo que destruye a su propia especie, eso es lo que pienso yo. Me ha encantado leerte. Abrazos y besos Alejandro, no dejes de escribir.


Re: Inferno

Publicado: Mar, 24 May 2022 13:04
por José Manuel F. Febles
Alejandro Costa escribió: Sab, 05 Feb 2022 0:47 Es de noche,
o tal vez la oscuridad así lo aparenta.

Se escucha el silencio
entre soles con ojos llorosos,
que, con fuego inusitado,
atosigan el paisaje,
convierten en ceniza los senderos
y arrebatan el color de una primavera acongojada.

Se difuminan los pasos
entre madejas de sinsentidos
y un huracán despavorido que amenaza vidas,
arrasa desiertos y enmudece multitudes.

Ya no queda savia con la que luchar,
el enemigo se encuentra entre nosotros,
las iglesias se quedan sin ídolos
y en el confín de la esperanza
arden los ruegos, que, como único recurso,
vomitan aquellos fieles que aún creen en los milagros.

Más el cielo se ilumina
con llamaradas de rojo fuego,
mientras llueven cenizas de destrucción,
lloran los ángeles custodios
y despliega sus alas el dios del horror,
Lucifer...

El ser humano, en su estado más puro.

El mayor depredador del universo.

Rotundo y hermoso poema, un grito que se escucha en el corazón del ser humano. Mis más cordiales felicitaciones, amigo mío.

Desde la soledad de mi isla, un fuerte abrazo.

José Manuel F. Febles

Re: Inferno

Publicado: Vie, 27 May 2022 11:01
por Alejandro Costa
Pilar Morte escribió: Sab, 05 Feb 2022 9:12 Un poema muy duro, contundente y hermoso. Se siente la desazón que provoca el hombre. Felicidades.
Abrazos
Gracias.

Siento lo del desazón.

Me alegra que te gustase.

Besos.

Re: Inferno

Publicado: Vie, 27 May 2022 11:04
por Alejandro Costa
E. R. Aristy escribió: Sab, 05 Feb 2022 15:12
Alejandro Costa escribió: Sab, 05 Feb 2022 0:47 Es de noche,
o tal vez la oscuridad así lo aparenta.

Se escucha el silencio
entre soles con ojos llorosos,
que, con fuego inusitado,
atosigan el paisaje,
convierten en ceniza los senderos
y arrebatan el color de una primavera acongojada.

Se difuminan los pasos
entre madejas de sinsentidos
y un huracán despavorido que amenaza vidas,
arrasa desiertos y enmudece multitudes.

Ya no queda savia con la que luchar,
el enemigo se encuentra entre nosotros,
las iglesias se quedan sin ídolos
y en el confín de la esperanza
arden los ruegos, que, como único recurso,
vomitan aquellos fieles que aún creen en los milagros.

Más el cielo se ilumina
con llamaradas de rojo fuego,
mientras llueven cenizas de destrucción,
lloran los ángeles custodios
y despliega sus alas el dios del horror,
Lucifer...

El ser humano, en su estado más puro.

El mayor depredador del universo.
Una visión infernal, sin duda. El horror es el confinamiento, lo congelado que están entre las llamas ( haces esto muy bien con la noche y sus soles)...nadie corre, es una misa negra donde se han reunido a quejarse, nadie crea una puerta de escape, el tufo del dolor morfeo les ha quemado las mentes y sus corazones sufren la parálisis mayor; el miedo y la desesperanza....alguien verá arte en todas estas imágenes, alguien dirá desde el podium o desde la última fila: el diablo no existe! Un poema excelso, Alejandro! Abrazos, ERA

3. LA DISOLUCIÓN DE LA PERSONIFICACIÓN DEL MAL

Es necesario cuestionarse qué lugar tiene el mal en la sociedad moderna y si las personas creen en el demonio, porque "el diablo es, por definición, la personificación del mal".16 En un Occidente secularizado que ha eliminado los elementos mágicos del mundo, por procesos racionales y experimentales propios de la ciencia, la apelación al demonio como centro del mal puede lucir anticuada; el "desencantamiento del mundo" señalado por Max Weber en La Ciencia como Vocación, deja poco espacio para creencias ancestrales en una época que busca prioritariamente comprobar los fenómenos y no creer ciegamente en ellos. Además los avances científicos paulatinamente van reduciendo lo mistérico en Occidente y produciendo un mundo en el cual todo puede ser controlado y medido, con poco espacio para lo sobrenatural y lo inexplicable.

Pero, y siguiendo el penetrante análisis de Thumala,17 los diversos cambios para referirse a los sobrenatural (como por ejemplo el infierno o el demonio) no son señales de una disminución en la creencia, sino de una racionalización del lenguaje; el desencantamiento, ha provocado un cambio en la manera de referirse a lo divino y de asignar significado, "la racionalización en la comprensión del mundo (el cómo) ha implicado también una racionalización sobre el sentido (el por qué)",18 con lo que se vuelve dificultoso describir el mal o el demonio en los términos de antaño.

Si el demonio es la proyección del mal humano o es la metáfora del ángel caído, en los términos de las perspectivas señaladas más arriba, difícilmente podrá haber desaparecido del mundo, porque el mal y la necesidad de separar a este de Dios (en la visión de Russell) siguen estando presentes.

El siglo XX fue profuso en guerras, genocidios, dictaduras y además legó a la posteridad un suceso inédito: el Holocausto. Un acontecimiento deleznable, indeseado u oscuro, de una época que se sustenta en la razón19 y que funcionó como una moderna burocracia, en la que los funcionarios desarrollaron correctamente sus funciones y todo el proceso se desarrolló bajo una coordinación directamente burocrática. Se asignaron deportaciones y se deshumanizó a las víctimas, en un sistema de "fábricas" que, en lugar de mercancías, producían la muerte de seres humanos. Esta gran burocracia conllevó un proceso también inédito conceptualizado por Arendt20 como una banalización del mal, en el cual la persona no es directamente responsable de las acciones o atrocidades que comete, sino que sólo obedece órdenes, hace su trabajo o, en último término, constituye una pequeña pieza de una maquinaria mayor. Adolf Eichmann es la figura paradigmática de este proceso; porque no mató, con sus propias manos, a ninguna persona, pero deportó a los campos de exterminio a miles y defendió su inocencia aduciendo que cumplía su labor.

La apelación al cumplimiento de órdenes, ¿cómo puede ser algo nuevo?, ¿los miles de esbirros que han existido a lo largo de la historia y han asesinado no podrían afirmar lo mismo, que simplemente obedecían órdenes del señor feudal, el rey, emperador, etc. y que cumplían su labor?, ¿Hay alguna diferencia? Es posible hallarla, si apelamos a la burocracia como "un complejo sistema de oficinas en donde no cabe hacer responsables a los hombres, ni a uno ni a los mejores, ni a pocos ni muchos, y que podría ser adecuadamente definida como el dominio de Nadie",21 porque en ella todo el aparato es responsable y cuando son todos en definitiva la culpabilidad no recae en nadie, como lo ilustra el caso de Eichmann, o como afirmaba Lope de Vega en relación a su clásica obra: " Fuenteovejuna lo hizo".

En un contexto de "disolución" de la culpabilidad, el mal no se diluye: siempre está presente, siempre hay asesinatos, violaciones, crímenes, "porque en el nivel más fundamental, el mal no es algo abstracto. Es concreto y tangible",22 pero quizás la figura del diablo pierde cierta consistencia. Robert Muchembled señala que el problema del mal se plantea durante las dos guerras mundiales, especialmente durante el Holocausto, pero "en las últimas décadas del siglo XX. Satanás ya no cuenta",23 posiblemente porque al "diluirse" el responsable, también se esfuma la divinidad que personifica el mal. La percepción del mal, y en relación a la nueva banalidad que ostenta desde casos como el de Eichmann, es posible orientarla como una evolución en la que:

"Hace mucho, mucho tiempo, el mal se encarnaba en alguien. El mal era Mefistoféles o el Diablo y llevaba un vistoso disfraz. Era casi de buen gusto, identificable como tal, una entidad evidente y de otro mundo. Pero, en el sistema de vida industrial, el mal se sistematizó. Su producción se ha tecnificado, internacionalizado, multinacionalizado y -en particular, en tiempos de guerra y de gran fanatismo- ha sido ensalzado en el nivel oficial. Al igual que el industrialismo modificó radicalmente las formas y los medios de producir y distribuir los bienes, también modificó la estructura moral en la que vivimos. Así, hoy es mucho más difícil localizar a los malhechores. Ya no lucen cuernos ni un traje especial ni una cola, sino más bien traje de tres piezas y en ocasiones suéteres de cuello subido y de cachemira, o blusas de seda púrpura hechas a medida".24
La impersonalidad del mal; la dificultad de atribuirlo a una divinidad o una(s) persona(s) concreta(s), produce la "idea de que en las modernas sociedades liberales, las concepciones ‘fuertes’ del mal han sido suplantadas por unas ‘suaves’ en las que las estructuras son responsables por los pecados individuales",25 como acontece con la burocracia y labanalización del mal. Un elemento adicional a considerar es el cambio de un mundo en el cual los bienes provienen de otras personas hacia uno, a otro mundo en el cual arriban por fuerzas impersonales (el dinero, el intercambio monetario, los contratos) lo cual dificulta la creencia que el mal circula a través de relaciones personales26, sino más bien a través de mecanismos invisibles.
Contundente comentario el que me dejas.

Te agradezco de todas, todas, tus palabras.

El documento que me dejas, muy interesante.

Gracias por esta junto a mí.

Besos.

Re: Inferno

Publicado: Vie, 27 May 2022 11:04
por Alejandro Costa
Rafel Calle escribió: Lun, 07 Feb 2022 6:24 Interesante trabajo, como un grito de alerta ante las devastadoras prácticas del factor humano, amigo Alejandro.
Abrazos.
Gracias, Rafel.

Un abrazo.

Re: Inferno

Publicado: Vie, 27 May 2022 11:05
por Alejandro Costa
Juan Cruz Bordoy escribió: Lun, 07 Feb 2022 14:21 Muy logrado poema, Alejandro. Con tus palabras construyes una percepción certera del sentimiento de devastación y destrucción que ocasiona al universo el ser humano. Un gusto saborear los matices literarios que hacen a este paisaje infernal.
Saludos,
Juan Cruz
Muy amable tu comentario.

Me alegra que así sea.

Mil gracias.

Un abrazo.

Re: Inferno

Publicado: Vie, 27 May 2022 11:06
por Alejandro Costa
Ana Muela Sopeña escribió: Mar, 24 May 2022 10:36 Un poema muy bueno que me perdí, Alejandro:

El cierre es espectacular.

Felicitaciones
Un beso
Ana
Pues me alegra mucho que te guste y que se pudiera rescatar.

Mil gracias.

Un beso.

Re: Inferno

Publicado: Vie, 27 May 2022 11:08
por Alejandro Costa
Mirta Elena Tessio escribió: Mar, 24 May 2022 12:49
Alejandro Costa escribió: Sab, 05 Feb 2022 0:47 Es de noche,
o tal vez la oscuridad así lo aparenta.

Se escucha el silencio
entre soles con ojos llorosos,
que, con fuego inusitado,
atosigan el paisaje,
convierten en ceniza los senderos
y arrebatan el color de una primavera acongojada.

Se difuminan los pasos
entre madejas de sinsentidos
y un huracán despavorido que amenaza vidas,
arrasa desiertos y enmudece multitudes.

Ya no queda savia con la que luchar,
el enemigo se encuentra entre nosotros,
las iglesias se quedan sin ídolos
y en el confín de la esperanza
arden los ruegos, que, como único recurso,
vomitan aquellos fieles que aún creen en los milagros.

Más el cielo se ilumina
con llamaradas de rojo fuego,
mientras llueven cenizas de destrucción,
lloran los ángeles custodios
y despliega sus alas el dios del horror,
Lucifer...

El ser humano, en su estado más puro.

El mayor depredador del universo.
Nunca dudé de tu buena obra.
Estos versos tuyos demuestran que el hombre genéricamente hablando, es el único ser vivo que destruye a su propia especie, eso es lo que pienso yo. Me ha encantado leerte. Abrazos y besos Alejandro, no dejes de escribir.

Lo peor es que no destruye tan solo a su propia especie, es capaz de destruir cualquier vestigio de vida, de naturaleza.

Somos destructores desde cuando nacemos.

Y así nos va.

Gracias por estar aquí.

Besos.

Re: Inferno

Publicado: Vie, 27 May 2022 11:12
por Alejandro Costa
José Manuel F. Febles escribió: Mar, 24 May 2022 13:04
Alejandro Costa escribió: Sab, 05 Feb 2022 0:47 Es de noche,
o tal vez la oscuridad así lo aparenta.

Se escucha el silencio
entre soles con ojos llorosos,
que, con fuego inusitado,
atosigan el paisaje,
convierten en ceniza los senderos
y arrebatan el color de una primavera acongojada.

Se difuminan los pasos
entre madejas de sinsentidos
y un huracán despavorido que amenaza vidas,
arrasa desiertos y enmudece multitudes.

Ya no queda savia con la que luchar,
el enemigo se encuentra entre nosotros,
las iglesias se quedan sin ídolos
y en el confín de la esperanza
arden los ruegos, que, como único recurso,
vomitan aquellos fieles que aún creen en los milagros.

Más el cielo se ilumina
con llamaradas de rojo fuego,
mientras llueven cenizas de destrucción,
lloran los ángeles custodios
y despliega sus alas el dios del horror,
Lucifer...

El ser humano, en su estado más puro.

El mayor depredador del universo.

Rotundo y hermoso poema, un grito que se escucha en el corazón del ser humano. Mis más cordiales felicitaciones, amigo mío.

Desde la soledad de mi isla, un fuerte abrazo.

José Manuel F. Febles
Gracias, compañero.

Me alegra que te gustase.

Un fuerte abrazo.