Presidios de expresión

[Ricardo López Castro]

Si las estrechas golondrinas viajan sin mochila,
qué te hace pensar que el océano burbujea,
o que el horizonte es como una llave sin muescas ni mayordomos,
o que el cielo es el resultado de un círculo sin geometría,
o que la gloria se fragua, no es para quien la merece.

Hay una tarde ciega que palpa con destellos,
con destinos, con destierros,
el porvenir.
Pero la noche deshace el desorden.
No pregunten cómo.
Quizá su silencio rompa los ojos como una brecha para las ilusiones,
grietas que, como gritos, nunca caen al vacío.

Las estaciones se agolpan, con la carga de un universo.
Mis sentidos no ven lo que quieren ver.
Entre los pasajeros de mis pasillos soy único y solo, con una ventana al ruido.
Y en cualquier otro sitio, solo busco un clima mejor, que no me abra en canal.

Sin duda, una utopía.
Ardo por dentro,
válvulas,
paladar,
ropa tendida,
y la humedad,
estirada,
de la luna,
cayendo en picado,
cada marea,
cada lugar de paso,
se lo lleva el cielo,
ya sea con ráfagas de viento o con su luz,
esa luz que se cuela en el aire,
me va a hacer sangre el milagro,
en mi boca guardo toda la cetrería
para que se lleve de mi mente
todas sus abstracciones, migraciones.

[Ramón Castro Méndez]

Un placer, si no se me adelanta nadie antes, llevarme el cero de este magnífico poema. Hay muchos versos a destacar, pero, al final, me quedo con todo el poema, que, lo dicho, me parece magnífico.
Mi felicitación y aplauso.

Un fuerte abrazo, amigo Ricardo.

[Hallie Hernández Alfaro]

Me he quedado suspendida en el aire hermoso e inteligente de los presidios...
Cordura de alta estirpe, poesía de la muy buena.

Aplausos a rabiar, amigo; gracias por estar.

[E. R. Aristy]

Si las estrechas golondrinas viajan sin mochila,
qué te hace pensar que el océano burbujea,
o que el horizonte es como una llave sin muescas ni mayordomos,
o que el cielo es el resultado de un círculo sin geometría,
o que la gloria se fragua, no es para quien la merece.

Hay una tarde ciega que palpa con destellos,
con destinos, con destierros,
el porvenir.
Pero la noche deshace el desorden.
No pregunten cómo.
Quizá su silencio rompa los ojos como una brecha para las ilusiones,
grietas que, como gritos, nunca caen al vacío.

Las estaciones se agolpan, con la carga de un universo.
Mis sentidos no ven lo que quieren ver.
Entre los pasajeros de mis pasillos soy único y solo, con una ventana al ruido.
Y en cualquier otro sitio, solo busco un clima mejor, que no me abra en canal.

Sin duda, una utopía.
Ardo por dentro,
válvulas,
paladar,
ropa tendida,
y la humedad,
estirada,
de la luna,
cayendo en picado,
cada marea,
cada lugar de paso,
se lo lleva el cielo,
ya sea con ráfagas de viento o con su luz,
esa luz que se cuela en el aire,
me va a hacer sangre el milagro,
en mi boca guardo toda la cetrería
para que se lleve de mi mente
todas sus abstracciones, migraciones.

"La cetrería es el arte de adiestrar aves rapaces para cazar animales libres en su medio natural."


Te felicito, Ricardo López Castro, una vez más nos compartes un poema de auténtica disertación poética. No hay respuestas dadas, más bien, la devoción del crecimiento sin límite ante los grandes fauces de la existencia. ERA

[Rafel Calle]

Tan bello como interesante trabajo, amigo Ricardo, que, a mi juicio, cuenta con todos los pronunciamientos de tu mejor poesía. Bien urdido y mejor desarrollado este Presidios de expresión, compañero.
Felicidades.
Abrazos.

[Ricardo López Castro]

Pido disculpas por no poder contestar uno por uno.
Estoy pasando unos días bastante difíciles.
Pero os agradezco de todo corazón que os detengais a ser partícipes de estos y otros versos.
Gracias.

[Pilar Morte]

Buen poema en el que veo una tristeza profunda y melancólica. Me gustaron mucho las imágenes y el desarrollo del poema. Felicidades.
Abrazos

[Ricardo López Castro]

Gracias Pilar, amiga de versos.
Me alegra mucho que así lo vieras.
Abrazos y felicidad.