Editorial Alaire

Calco la orografía de mi vida en cada poema,
cada lugar que frecuenté,
dentro de mí… Ciudad.

Personas que numeraron los archivos de mi expediente emocional.

Gente que chilla a los espejos,
El mundo es un pañuelo.

Ningún suceso en ti es un recuerdo, ah ciudad, desde donde se alcanza a ver el sonido,
desde donde se rompe la memoria,
ah, estatua de las estrellas,
desde que el hombre comenzó a curiosear.

Y en tus sílabas cantan, tararean las voces del litoral, ah, ciudad sobre el mar,
ah, donde el oleaje circunda tus dominios.

El cemento construye los sueños,
derramándose sobre la injuria.

Días de luz y noches de calor,
maitines, rutas, bares, madrugadas sangrantes, que dejan entrever en los charcos y en los vasos, tu carácter.

Despertares profundos, vehementes,
con frenesí,
la ciudad trabaja para sacudirse el estrés,
para definirse sin tapujos.

Quiero pensar que mi ciudad es especial, como un museo, en el que nada toco o manoseo.

Mi ciudad natal es como un espasmo, alto voltaje, cortocircuitos de esperanza.

Ah, ciudad sin orígenes, tu belleza reside en la magia, en las sirenas de tus costas, en el tranvía caído en desuso, en la pesca en días tormentosos.

Ah, corazón ácido, corroes las entrañas sin pasar antes por la piel.
Ah, monumento al encanto, libro de conjuros, rosa de los vientos, ah, tus ojos húmedos, llorosos, floridos, ¡ah, como semillas de polvo! ¡Ah, mi ciudad, monte de la astronomía!

Ah, nostalgia, para imprimir tu huella, ah, debes saberlo, levantaré tu imperio en cada lluvia.

Desde ahí veré tus órganos gemir y brillar, agonizar y resarcirse, te veré escuchando tu propio fantasma, ¡ah, ciudad recubierta de
latidos!

Me llevo con placer el cero. Me ha gustado mucho esta ciudad que has edificado sobre lúcidas y potentes imágenes, amigo Ricardo.
Mi enhorabuena.

Un fuerte abrazo.

Gracias miles amigo Ramón.
Nos vemos en otro poema.
Abrazos y felicidad.

¿Qué tendrán las ciudades que nos atraen y en ocasiones nos repelen al mismo tiempo?. Yo estoy enamorado de la mía, con todos sus defectos, con todas sus cicatrices, es un compendio de historias, de personajes enigmáticos, de rincones mágicos, de situaciones absurdas....y si,lo sé, no tiene playa, pero hasta eso se le puede perdonar si es otoño y paseas por Madrid Río.

Te estoy soltando la chapa cuando lo que quería era decirte que me ha gustado el poema.

Un abrazo, compañero.

buena entrega con la temática la ciudad y sus realidades.

Ricardo López Castro escribió: ↑Jue, 20 Ene 2022 8:58 Calco la orografía de mi vida en cada poema,
cada lugar que frecuenté,
dentro de mí… Ciudad.

Personas que numeraron los archivos de mi expediente emocional.

Gente que chilla a los espejos,
El mundo es un pañuelo.

Ningún suceso en ti es un recuerdo, ah ciudad, desde donde se alcanza a ver el sonido,
desde donde se rompe la memoria,
ah, estatua de las estrellas,
desde que el hombre comenzó a curiosear.

Y en tus sílabas cantan, tararean las voces del litoral, ah, ciudad sobre el mar,
ah, donde el oleaje circunda tus dominios.

El cemento construye los sueños,
derramándose sobre la injuria.

Días de luz y noches de calor,
maitines, rutas, bares, madrugadas sangrantes, que dejan entrever en los charcos y en los vasos, tu carácter.

Despertares profundos, vehementes,
con frenesí,
la ciudad trabaja para sacudirse el estrés,
para definirse sin tapujos.

Quiero pensar que mi ciudad es especial, como un museo, en el que nada toco o manoseo.

Mi ciudad natal es como un espasmo, alto voltaje, cortocircuitos de esperanza.

Ah, ciudad sin orígenes, tu belleza reside en la magia, en las sirenas de tus costas, en el tranvía caído en desuso, en la pesca en días tormentosos.

Ah, corazón ácido, corroes las entrañas sin pasar antes por la piel.
Ah, monumento al encanto, libro de conjuros, rosa de los vientos, ah, tus ojos húmedos, llorosos, floridos, ¡ah, como semillas de polvo! ¡Ah, mi ciudad, monte de la astronomía!

Ah, nostalgia, para imprimir tu huella, ah, debes saberlo, levantaré tu imperio en cada lluvia.

Desde ahí veré tus órganos gemir y brillar, agonizar y resarcirse, te veré escuchando tu propio fantasma, ¡ah, ciudad recubierta de
latidos!

Hermosa tu ciudad, yo voy a la mía cada siete días durante hace tres años, como en un ensalmo, y espero el día para embriagarme con el olor intenso a salitre.

Un abrazo.

Nos has brindado un hermoso poema, Ricardo. La contradicción, la atracción y el eterno encanto se hallan muy bien impresos en esta obra. Nos siembra el deseo de conocer ese paisaje tan bellamente descripto. Me ha gustado leerte.
Un abrazo.

Israel, Javier, xaime, Juan, gracias miles, amigos, por pasar por este poema y compartir vuestros pareceres.
Abrazos y felicidad.

Ricardo López Castro escribió: ↑Jue, 20 Ene 2022 8:58 Calco la orografía de mi vida en cada poema,
cada lugar que frecuenté,
dentro de mí… Ciudad.

Personas que numeraron los archivos de mi expediente emocional.

Gente que chilla a los espejos,
El mundo es un pañuelo.

Ningún suceso en ti es un recuerdo, ah ciudad, desde donde se alcanza a ver el sonido,
desde donde se rompe la memoria,
ah, estatua de las estrellas,
desde que el hombre comenzó a curiosear.

Y en tus sílabas cantan, tararean las voces del litoral, ah, ciudad sobre el mar,
ah, donde el oleaje circunda tus dominios.

El cemento construye los sueños,
derramándose sobre la injuria.

Días de luz y noches de calor,
maitines, rutas, bares, madrugadas sangrantes, que dejan entrever en los charcos y en los vasos, tu carácter.

Despertares profundos, vehementes,
con frenesí,
la ciudad trabaja para sacudirse el estrés,
para definirse sin tapujos.

Quiero pensar que mi ciudad es especial, como un museo, en el que nada toco o manoseo.

Mi ciudad natal es como un espasmo, alto voltaje, cortocircuitos de esperanza.

Ah, ciudad sin orígenes, tu belleza reside en la magia, en las sirenas de tus costas, en el tranvía caído en desuso, en la pesca en días tormentosos.

Ah, corazón ácido, corroes las entrañas sin pasar antes por la piel.
Ah, monumento al encanto, libro de conjuros, rosa de los vientos, ah, tus ojos húmedos, llorosos, floridos, ¡ah, como semillas de polvo! ¡Ah, mi ciudad, monte de la astronomía!

Ah, nostalgia, para imprimir tu huella, ah, debes saberlo, levantaré tu imperio en cada lluvia.

Desde ahí veré tus órganos gemir y brillar, agonizar y resarcirse, te veré escuchando tu propio fantasma, ¡ah, ciudad recubierta de
latidos!

Hermoso poema,vehemente, poblado de esplendorosos portentos, Ricardo.

"Ah, ciudad sin orígenes, tu belleza reside en la magia, en las sirenas de tus costas, en el tranvía caído en desuso, en la pesca en días tormentosos.

Ah, corazón ácido, corroes las entrañas sin pasar antes por la piel.
Ah, monumento al encanto, libro de conjuros, rosa de los vientos, ah, tus ojos húmedos, llorosos, floridos, ¡ah, como semillas de polvo! ¡Ah, mi ciudad, monte de la astronomía!

Ah, nostalgia, para imprimir tu huella, ah, debes saberlo, levantaré tu imperio en cada lluvia.

Desde ahí veré tus órganos gemir y brillar, agonizar y resarcirse, te veré escuchando tu propio fantasma, ¡ah, ciudad recubierta de
latidos!"

E. R. Aristy escribió: ↑Mar, 25 Ene 2022 15:11
Ricardo López Castro escribió: ↑Jue, 20 Ene 2022 8:58 Calco la orografía de mi vida en cada poema,
cada lugar que frecuenté,
dentro de mí… Ciudad.

Personas que numeraron los archivos de mi expediente emocional.

Gente que chilla a los espejos,
El mundo es un pañuelo.

Ningún suceso en ti es un recuerdo, ah ciudad, desde donde se alcanza a ver el sonido,
desde donde se rompe la memoria,
ah, estatua de las estrellas,
desde que el hombre comenzó a curiosear.

Y en tus sílabas cantan, tararean las voces del litoral, ah, ciudad sobre el mar,
ah, donde el oleaje circunda tus dominios.

El cemento construye los sueños,
derramándose sobre la injuria.

Días de luz y noches de calor,
maitines, rutas, bares, madrugadas sangrantes, que dejan entrever en los charcos y en los vasos, tu carácter.

Despertares profundos, vehementes,
con frenesí,
la ciudad trabaja para sacudirse el estrés,
para definirse sin tapujos.

Quiero pensar que mi ciudad es especial, como un museo, en el que nada toco o manoseo.

Mi ciudad natal es como un espasmo, alto voltaje, cortocircuitos de esperanza.

Ah, ciudad sin orígenes, tu belleza reside en la magia, en las sirenas de tus costas, en el tranvía caído en desuso, en la pesca en días tormentosos.

Ah, corazón ácido, corroes las entrañas sin pasar antes por la piel.
Ah, monumento al encanto, libro de conjuros, rosa de los vientos, ah, tus ojos húmedos, llorosos, floridos, ¡ah, como semillas de polvo! ¡Ah, mi ciudad, monte de la astronomía!

Ah, nostalgia, para imprimir tu huella, ah, debes saberlo, levantaré tu imperio en cada lluvia.

Desde ahí veré tus órganos gemir y brillar, agonizar y resarcirse, te veré escuchando tu propio fantasma, ¡ah, ciudad recubierta de
latidos!

Hermoso poema,vehemente, poblado de esplendorosos portentos, Ricardo.

"Ah, ciudad sin orígenes, tu belleza reside en la magia, en las sirenas de tus costas, en el tranvía caído en desuso, en la pesca en días tormentosos.

Ah, corazón ácido, corroes las entrañas sin pasar antes por la piel.
Ah, monumento al encanto, libro de conjuros, rosa de los vientos, ah, tus ojos húmedos, llorosos, floridos, ¡ah, como semillas de polvo! ¡Ah, mi ciudad, monte de la astronomía!

Ah, nostalgia, para imprimir tu huella, ah, debes saberlo, levantaré tu imperio en cada lluvia.

Desde ahí veré tus órganos gemir y brillar, agonizar y resarcirse, te veré escuchando tu propio fantasma, ¡ah, ciudad recubierta de
latidos!"

Muchas gracias por tu visita y comentario, amiga ERA.
No sé si leíste la prosa poética que os dediqué a ti y a Hallie, las dos, como espejos, me ayudais también a conocerme.
Abrazos y felicidad, amiga ERA!

Muy bonito el poema Ricardo.
Alguien me dijo que había lugares que eran personas por todas las veces que estuviste allí con ellas.
Tu sientes así tu ciudad y es un sentimiento hermoso. Y hermoso lo muestras.
Abrazos.

Hermoso este recorrido por la ciudad, por las venas de la memoria. Ciudades que nos nombran, que son parte de la piel, de las que somos parte en el devenir de nuestros pasos. Cambiantes, eternas...
Un placer leerte querido amigo
Abrazo grande

Un bello y apasionado trabajo, amigo Ricardo.
Felicidades.
Abrazos.

Ricardo López Castro escribió: ↑Jue, 20 Ene 2022 8:58 Ningún suceso en ti es un recuerdo, ah ciudad, desde donde se alcanza a ver el sonido,
desde donde se rompe la memoria,
ah, estatua de las estrellas,
desde que el hombre comenzó a curiosear.

Y en tus sílabas cantan, tararean las voces del litoral, ah, ciudad sobre el mar,
ah, donde el oleaje circunda tus dominios.

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Días de luz y noches de calor,
maitines, rutas, bares, madrugadas sangrantes, que dejan entrever en los charcos y en los vasos, tu carácter.

Despertares profundos, vehementes,
con frenesí,
la ciudad trabaja para sacudirse el estrés,
para definirse sin tapujos.
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Ah, monumento al encanto, libro de conjuros, rosa de los vientos, ah, tus ojos húmedos, llorosos, floridos, ¡ah, como semillas de polvo! ¡Ah, mi ciudad, monte de la astronomía!

Ah, nostalgia, para imprimir tu huella, ah, debes saberlo, levantaré tu imperio en cada lluvia.

Desde ahí veré tus órganos gemir y brillar, agonizar y resarcirse, te veré escuchando tu propio fantasma, ¡ah, ciudad recubierta de
latidos!

Entregado homenaje poético a esa ciudad de tu vida. Es muy bello y potente. Destaco más arriba las partes que más gustaron.

Abrazos y salud, amigo Ricardo.

Ricardo, extraordinaria Ciudad nos dibujas y aprovecho la respuesta de Israel porque siento exactamente lo mismo por nuestro
Madrid inhóspito y maravilloso.

Felicidades y un abrazo

Israel Liñán escribió: ↑Vie, 21 Ene 2022 18:08 ¿Qué tendrán las ciudades que nos atraen y en ocasiones nos repelen al mismo tiempo?. Yo estoy enamorado de la mía, con todos sus defectos, con todas sus cicatrices, es un compendio de historias, de personajes enigmáticos, de rincones mágicos, de situaciones absurdas....y si,lo sé, no tiene playa, pero hasta eso se le puede perdonar si es otoño y paseas por Madrid Río.

Te estoy soltando la chapa cuando lo que quería era decirte que me ha gustado el poema.

Un abrazo, compañero.

Editorial Alaire

Ciudad

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