Editorial Alaire

Ramón Castro Méndez escribió: ↑Lun, 17 Ene 2022 18:56 Crecías desde tus pies descalzos,
desde la orfandad del hueso,
desde el frío álgebra y el batintín de gloria,
ajena a la hostilidad de los astros
e inmune a todos los venenos.

Eras noche dentro de la noche
y lluvia vestida de todos los colores.

Venías de desandar caminos
que en ti han de perderse para siempre,
y que ascendían sin fin
como tajamar de antiguos vientos.

Venías con la fe intacta,
fingiendo que la soledad no es más
que una paloma atravesada en pleno vuelo
para alumbrar los indecisos cielos.

Inclinada sobre el reloj pausado
de mi pecho, nada te era urgente.
Solo despierta en ti el tumulto
de dos cuerpos que arden en pavesas azules.
Apenas palpaste la antigua cicatriz,
pusiste la sal sobre mi lengua.

Solo el azar dirá
si quieres, o no quieres,
poner punto final al mundo.

Ramón Castro Méndez escribió: ↑Lun, 17 Ene 2022 18:56
Me ha pasado como a los demás compañeros y cualquier comentario que pueda hacer será pequeño para decirte lo que me ha hecho sentir tu poema.
Belleza y sensibilidad para transmitir tanto, amigo Ramón, mil gracias.

Abrazos enormes.

P.D. Esto lo debe dar la tierra, el mar y las montañas de esa tierra de Xanas.

Lunamar Solano escribió: ↑Lun, 17 Ene 2022 22:32 Qué bello y vbrante querido amigo...
Un gusto volver a leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Hallie Hernández Alfaro escribió: ↑Lun, 17 Ene 2022 22:40

Ramón Castro Méndez escribió: ↑Lun, 17 Ene 2022 18:56 Crecías desde tus pies descalzos,
desde la orfandad del hueso,
desde el frío álgebra y el batintín de gloria,
ajena a la hostilidad de los astros
e inmune a todos los venenos.

Eras noche dentro de la noche
y lluvia vestida de todos los colores.

Venías de desandar caminos
que en ti han de perderse para siempre,
y que ascendían sin fin
como tajamar de antiguos vientos.

Venías con la fe intacta,
fingiendo que la soledad no es más
que una paloma atravesada en pleno vuelo
para alumbrar los indecisos cielos.

Inclinada sobre el reloj pausado
de mi pecho, nada te era urgente.
Solo despierta en ti el tumulto
de dos cuerpos que arden en pavesas azules.
Apenas palpaste la antigua cicatriz,
pusiste la sal sobre mi lengua.

Solo el azar dirá
si quieres, o no quieres,
poner punto final al mundo.

Uff, hay tanto aquí que tengo los ojos llenos.
Mundos palpitándose, decidiéndose.
Huellas en la mirada infrarroja,
Huellas en conexión perfecta.

Felicitaciones sinceras, amigo; qué bien me ha hecho llegar a este poema.

Abrazo enorme.

Ana García escribió: ↑Lun, 17 Ene 2022 22:54 Salgo y entro en tu poema, entro y salgo, porque no puedo con tanta belleza. Se acumulan las emociones a flor de piel y haces que la palabra enamore.
Son versos-seda.
Muy bueno, gracias por estas sensaciones.
Un fuerte abrazo.

Ramón Castro Méndez escribió: ↑Lun, 17 Ene 2022 18:56 Crecías desde tus pies descalzos,
desde la orfandad del hueso,
desde el frío álgebra y el batintín de gloria,
ajena a la hostilidad de los astros
e inmune a todos los venenos.

Eras noche dentro de la noche
y lluvia vestida de todos los colores.

Venías de desandar caminos
que en ti han de perderse para siempre,
y que ascendían sin fin
como tajamar de antiguos vientos.

Venías con la fe intacta,
fingiendo que la soledad no es más
que una paloma atravesada en pleno vuelo
para alumbrar los indecisos cielos.

Inclinada sobre el reloj pausado
de mi pecho, nada te era urgente.
Solo despierta en ti el tumulto
de dos cuerpos que arden en pavesas azules.
Apenas palpaste la antigua cicatriz,
pusiste la sal sobre mi lengua.

Solo el azar dirá
si quieres, o no quieres,
poner punto final al mundo.

Pilar Morte escribió: ↑Mar, 18 Ene 2022 8:52 Qué bien leerte, con el primer café, este estupendo poema, dulce, hermosísimo. Un poema para recrearse en el sentimiento y la buena poesía. Me encantó. Felicidades con aplausos.
Abrazos