- Carta a los Reyes Magos -
Publicado: Mar, 04 Ene 2022 19:02
Mi querido Baltasar:
Este año, lo confieso, he sido mala remala,
por costumbre,
las lentejas se me pegan como lapas
en el fondo del puchero
y la plancha está de huelga
disfrazada de cortina.
Y es a ti a quien lo cuento,
pues me hablo de torcido con tu compadre Melchor,
que el muy tuno,
me regaló unos tirantes,
tan tirantes
que mis ojos, andan en perpetuo asombro
¿y si los quiero cerrar cuando crecen cucarachas?
De Gaspar ya ni te cuento
hemos roto relaciones dado que me otorgó
un cerezo sin raíces,
una yedra que no trepa
y una Bruja sin escoba.
¿con qué forraré mi alcoba cuando aniden golondrinas?
Por tanto ,
terminando la misiva
ya sabes todas mis cuitas y que anhelo
sombreando mis zapatos
un taladro, treinta brocas,
un martillo, clavos de punta fina
y algunas brochas.
Del color me encargo yo.
Cuando vuelvas, sólo verás piruletas en las bocas de los niños.

(Ya, ya sé que me repito, que todos los años escribo la carta, la misma, pero sus majestades son reincidentes y no cumplen, pero yo, erre que erre, la fe mueve montañas. Además, es un guiño que os hago, amigos. Desde mi mediterráneo, portaros como queráis, siempre que hagáis el bien)
Este año, lo confieso, he sido mala remala,
por costumbre,
las lentejas se me pegan como lapas
en el fondo del puchero
y la plancha está de huelga
disfrazada de cortina.
Y es a ti a quien lo cuento,
pues me hablo de torcido con tu compadre Melchor,
que el muy tuno,
me regaló unos tirantes,
tan tirantes
que mis ojos, andan en perpetuo asombro
¿y si los quiero cerrar cuando crecen cucarachas?
De Gaspar ya ni te cuento
hemos roto relaciones dado que me otorgó
un cerezo sin raíces,
una yedra que no trepa
y una Bruja sin escoba.
¿con qué forraré mi alcoba cuando aniden golondrinas?
Por tanto ,
terminando la misiva
ya sabes todas mis cuitas y que anhelo
sombreando mis zapatos
un taladro, treinta brocas,
un martillo, clavos de punta fina
y algunas brochas.
Del color me encargo yo.
Cuando vuelvas, sólo verás piruletas en las bocas de los niños.

(Ya, ya sé que me repito, que todos los años escribo la carta, la misma, pero sus majestades son reincidentes y no cumplen, pero yo, erre que erre, la fe mueve montañas. Además, es un guiño que os hago, amigos. Desde mi mediterráneo, portaros como queráis, siempre que hagáis el bien)